viernes, 26 de abril de 2024

Teñirse con la trama de todos

Pintar un país sin que pululen por capricho las distinciones de género o color de la piel...

Yoelvis Lázaro Moreno Fernández en Exclusivo 25/07/2014
4 comentarios

No. Me niego a creer que puede ser este un tema cerrado, un asunto del que no hace falta una y otra vez volver. Me niego a la responsa achacosa y descreída del maestro de Primaria que insiste, desde su magisterio a veces ortodoxo, en no ver las diferencias, en que “todos somos iguales” incluso más allá de la ley, a ciegas; en que socialmente no hay nada que establezca disparidad entre un hombre y una mujer, a no ser ciertos rasgos físico anatómicos. 

Rehúyo a los profes que llevan al aula semejante criterio y lo depositan como si fuera verdad de Perogrullo para alimentar la incertidumbre, para conferir el beneficio completo de la duda, aunque se logre un mediano alcance. Diría que hasta erróneo y estéril.

No. No creo tampoco, ni puedo creer, en esos “cientistas sociales” de colleras rígidas, algo extremistas que, desde cualquier esquina, en las tribunas de los debates públicos y las interacciones populares, se limpian las manos con Darwin, la selección natural, el origen del mundo, las consideraciones de Gregorio Mendel y las leyes de la dialéctica,  y tratan de convencer diciendo que ya no existen tantos prejuicios como ayer, que nuestra sociedad está libre de discriminaciones, por sexo o por color de la piel, como si bastase el decirlo y ya, especie de cierto tiro de gracia con la lengua para borrar de golpe y porrazo cientos y cientos de años de extorsión, marginalidad, ignorancia.

 Pero no. No todo radica ahí. Sobretodo me niego a pensar que los caminos son cortos y trillados, que el reclamo de un discurso contrahegemónico que visibilice a la mujer rompe la balanza, desorganiza el peso de las consideraciones sociales y acaba siendo más de lo mismo, aunque sí sería, sin lugar a dudas, un absurdo mayor si no se hace acompañar el referido cambio expresivo de políticas que concedan fuerza real a la necesidad de replantear equidades y aspiraciones compartidas. Y es, precisamente, de lo que se trata.

 Me niego a creer mucho al respecto. Me niego a sumarme a la retórica consignista y ya, en jornadas como la de hoy, en que se celebra el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente desde 1992, fecha en que se reunieron en República Dominicana afrolatinoamericanas y caribeñas para debatir, compartir y trazar estrategias asociadas a sus propias realidades e inquietudes, a sus intereses, posibilidades y alcances concretos en los escenarios y contextos en los que se desenvuelven.

  ¿Cuánto se habla de África en los grandes medios, cuánto se conoce del derecho ciudadano de sus habitantes? ¿Qué mundos se abren para quienes vencen las fronteras de un Atlántico comprometido con la historia y llegan a América? O más claro todavía: ¿qué débitos portan consigo mismo y con la sociedad los que nacieron en estas tierras “nuevas”, con la herencia de la sangre traída de allá? Sigamos preguntándonos: ¿ha de verse como simple capricho de mujeres el principio emancipatorio del equilibrio, la justicia social y la radicalización del pensamiento hacia prácticas sociales cada vez menos desprejuiciadas?

Lo que pasa no es descubrimiento ni agua tibia que emana del manantial como novedad: todo lo que huele al continente negro, todo lo que guarda el tufillo oscuro de esa cuna de la cultura de la humanidad, así como todo lo que expresa discernimiento claro de muchas féminas sobre su realidad, aparecen en mayor o menor medida silenciados, subestimados, obstruidos en parte, gravitando en una sociedad contemporánea que se abre a  nuevos cánones de vida, pero marcada por un machismo ancestral, por segregaciones que se mueven en un espectro amplio. Esto no es mera cuestión de accesos y descensos, patriarcado de calle y pantalones en la casa.   

  Asistimos a dos variables que han sido motivo de discriminación a lo largo de la historia, razón para distinguir más que fuente de sumatoria: mujer y color de la piel. Y de eso, aunque a veces se departe algo, se justiprecia poco el porqué de ciertos reclamos, la razón misma de lo que se expresa y se intenta movilizar y defender a través de encuentros, foros, concertaciones políticas y diálogos gubernamentales.

 Por ello, posee un sentido crecido que las mujeres en varias partes del planeta demuestren su voluntad de trabajar para producir cambios que propicien la incidencia política de ellas mismas en los espacios de decisión.

Diputadas, gobernadoras, viceministras, alcaldesas, concejalas, directoras de institutos de diferentes esferas, así como dirigentes de organizaciones de la sociedad civil con diálogo con los gobiernos, todas vinculadas al mundo afro y provenientes de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, se reunieron el pasado año casi por esta fecha en Panamá, para deliberar estrategias de trabajo y acciones conjuntas.

Y las razones del foro son presumibles:las mujeres afrodescendientes no han accedido a los espacios de poder político y de toma de decisiones en igual medida que el resto de la población. Lo han hecho menos que los hombres afrodescendientes, incluso menos que las mujeres en general; por lo que se intenta quebrar la rigidez y la falta de equidad de género y étnica de los partidos políticos, y de promulgar leyes que hagan realidad políticas afirmativas que compensen las desigualdades.

¿Qué pasa en Cuba?

 Ahora bien, toquemos tierra nuestra, anclemos la mirada hacia lo interno. ¿Qué pasa en Cuba? ¿Cómo se ha visualizado este tema en los últimos años? ¿Cómo se han intencionado las políticas al respecto?

Aproximándonos someramente, si echamos un vistazo al actual Parlamento nacional, es fácil darse cuenta de que la representatividad de la mujer negra o mestiza en escenarios de empoderamiento ciudadano ha alcanzado una expresión mucho  más visible en los últimos años, no porque antes no existiera la posibilidad. Y así se da también en las responsabilidades directivas a nivel político y de gobierno. Se trata de una realidad completamente diferente a otras partes del mundo. De ello no cabe objetar.

Pero lo llamativo del asunto en esta particularísima arista, y a la vez lo más peligroso, supera la intención social de equiparar. Está en la manera de ponderar, en el resquicio que queda abierto cuando la condición natural trasciende el verdadero mérito, el motivo por el que se dignifica, y es eso lo que determina.

Para los cubanos las cuestiones alusivas al color de la piel, más allá de todo lo que ha de entenderse y explicarse para que el maestro de Primaria no repita desbocadamente y nos secunde con el sentido contraproducente de que “todos somos iguales”, o de que “somos una sociedad libre de prejuicios raciales”, como me lo explicaron a mí, tienen que ver también con nuestra identidad, con nuestra cultura, con la manera de construir un país con vocaciones, texturas y sabores bien diversos.

De ahí la pertinencia de sazonar el archiconocido ajiaco con el que nos definió Don Fernando Ortiz, considerado nuestro tercer colonizador, con prácticas inclusivas, debates serios y respetuosos que encaren y tributen a una toma de conciencia mayor, y ayuden a un proyecto de país que no se pinta de colores claros o grises solamente. Se tiñe con la trama de todos. 


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Yoelvis Lázaro Moreno Fernández

Joven periodista que disfruta el estudio del español como su lengua materna y se interesa por el mundo del periodismo digital y las nuevas tecnologías...

Se han publicado 4 comentarios


pedro
 26/7/14 17:20

Por lo que veo es usted racista, o tiene complejo de inferioridad; en Rusia asi empezaron con los judios en la epoca sovietica poniendo cuotas para los cargos y para todo y ha traido consecuencias contrarias, en estos momentos todos odian a los judios. PS - si nos guiamos por el blog que usted edita ES SUPERRACISTASI, SI Y SI a la inversa. TODOS SOMOS IGUALES y en la superficie del planeta Tierra no hay lugar con menos racismo que Cuba o acaso usted no siente el racismo sobre su persona en Europa, yo lo veo a diario EN TODA EUROPA sin excepcion.

Yoelvis Lázaro
 26/7/14 13:48

Obviamente, la sociedad cubana no está libre de prejuicios raciales, es un criterio que se sostiene durante todo el texto, que es lo que compete a la opinión de quien ahora escribe, y no así el pie de foto. El ánimo del material descansa sobre la necesidad de entender lo inacabado de un tema que no resulta cosa de "coser y cantar", como algunos profes que así lo enseñan y figuras públicas que así lo reiteran.Justamente, la intención del trabajo se sustenta sobre un llamado a la cordura y un entendimiento más racional del tema, sin que tengamos para eso que ser especialistas, desde un país  que apuesta cada días más por prácticas y políticas más inclusivas. Es un error afirmar categóricamente. No es lícito precisar con absolutos cuando existen puntos de vista bien diversos, investigaciones que, si bien no se hace alusión a ellas, no quedan demeritadas; y hay razones todas entendibles por las que las mujeres de origen afro se afilian para expresarse y tomar posturas al respecto, como lo expone el texto. En el caso cubano se reconoce la intención de encontrar representatividad, lo que no significa que ponderando o distinguiendo se resuelve el problema de la discriminación o la existencia de prejuicios, por lo que es algo que pone en riesgo la buena intención. Ah, estoy de acuerdo con lo de disparidad y desigualdad. Gracias por comentar!!!

Yoelvis Lázaro
 26/7/14 12:12

 Obviamente, la sociedad cubana no está libre de prejuicios sociales, es un criterio que se sostiene durante todo el texto, que es lo que compete a la opinión de quien ahora escribe, y no así el pie de foto. El ánimo del material descansa sobre la necsidad de entender lo inacabado de un tema que no resulta cosa de "coser y cantar", como algunos profe s que así lo enseñan y figuras públicas que así lo reiteran.Justamente, la intención del trabajo se sustenta sobre un llamado a la cordura y un entendimiento más racional del tema, sin que tengamos para eso que ser especialistas, desde un país  que apuesta cada días más por prácticas y políticas más inclusivas. Es un error afirmar categóricamente. No es lícito precisar con absolutos cuando existen puntos de vista bien diversos, investigaciones que, si bien no se hace alusión a ellas, no quedan demeritadas; y hay razones todas entendibles por las que las mujeres de origen afro se afilian para expresarse y tomar posturas al respecto, como lo expone el texto. En el caso cubano se reconoce la intención de encontrar representatividad, lo que no significa que ponderando o distinguiendo se resuelve el problema de la discriminación o la existencia de prejuicios, por lo que es algo que pone en riesgo la buena intención. Ah, estoy de acuerdo con lo de disparidad y desigualdad. Gracias por comentar!!!

 

Negracubana
 26/7/14 1:55

No logre entender el animo del articulo. Me pregunto, cual es la sociedad que esta libre de prejuicio raciales? La cubana? Si fuera asi sugiero leer los mas de 20 libros y revistas que se han publicado en los ultimos 8 anyos sonbre asunto. Abrazos Ah! Eso no es disparidad, es desigualdad, eso de los rasgos anatomicos...

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