viernes, 26 de abril de 2024

Lucha contracorriente por la No violencia de género

La cantante Rochy Ameneiro se vale de la música como herramienta para llevar mensajes de paz y equidad a todos...

Aymara Massiel Matos Gil en Exclusivo 09/10/2016
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La violencia de género es una preocupación a nivel internacional. Para dar fe de ello, en septiembre de 2015, cuando fueron aprobados en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU) los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), el tema de género, si bien es transversal a cada uno de ellos, constituye uno de los 17 puntos en los que se enfatizará con el fin de transformar la realidad mundial en los próximos quince años.

Con el propósito de lograr la igualdad entre ambos sexos y el empoderamiento femenino, el ODS número cinco tiene entre sus principales metas “…eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación”, una intención refrendada por el voto unánime de las países que integran la ONU.

A menudo las personas asocian la violencia de género con un hecho meramente físico, sin embargo, su radio de acción es mucho más amplio. Según el Glosario de Género y Desarrollo, esta puede entenderse como “…todo acto que resulta o puede resultar en daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico o económico a una persona por razón de su género. Generalmente se refiere a violencia contra mujeres y niñas, y en estos casos también puede denominarse violencia sexista o machista”.

Agrega el documento que esta acepción también incluye violencia contra lesbianas, hombres homosexuales, transgéneros y transexuales. “Estos actos comprenden amenazas, coerción, privación de libertad, privación del derecho a trabajar y a ganar un ingreso, violación sexual o psicológica, acoso y otras formas de hostigamiento, cometidos en la esfera ya sea pública o privada”.

Podríamos preguntarnos entonces cuán alto es el nivel de exposición que tenemos ante actos como estos y si realmente somos capaces de reconocerlos y combatirlos porque, de otra manera, seríamos cómplices, conscientes o no, y contribuiríamos a su reafirmación en una sociedad que de por sí ya está lo suficientemente “corrompida” y cuyos preceptos machistas dominantes ya están fuertemente arraigados en el pensar y accionar, tanto de hombres como de mujeres.

La Dra. Mayda Álvarez Suárez plantea en su libro Género: ¿Qué? ¿Dónde? y ¿Para qué? que la violencia de género como ejercicio de poder forma parte de las relaciones de dominación típicas del orden patriarcal y excede a la llamada violencia doméstica (porque se ejerce dentro y fuera del hogar) y a la violencia intrafamiliar, ya que se practica entre personas relacionadas o no por lazos de parentesco.

“A pesar de tratarse de prácticas discriminatorias que atentan contra la dignidad del ser humano, hay personas que las justifican o minimizan, incluso víctimas y victimarios en muchas ocasiones no las reconocen como tales, porque llevan incorporados los estereotipos sexistas al punto de considerarlas naturales”, refiere la investigadora del Centro de Estudios de la Mujer.

Estudios realizados por especialistas de diversas disciplinas y regiones del país, citados en el libro de Álvarez Suárez, muestran como resultado que “…una parte de la población femenina estudiada ha recibido una educación rígida e inflexible en cuanto a estereotipos diferenciados de roles de género”. La mayoría de las personas solo identifican como maltrato a la violencia física y, sin embargo, el que aparece con mayor frecuencia es el psicológico, “…que por su sutileza no se reconoce como tal, aunque produce efectos desestabilizantes y destructivos que de manera paulatina deterioran la personalidad de la víctima”.

Otra conclusión a la que se arribó mediante estas investigaciones es que “…las denuncias realizadas por las mujeres, como mecanismo de autodefensa ante la conducta agresiva de los hombres, constituye para estos un comportamiento inesperado que atenta contra sus patrones masculinos; resulta como una insubordinación ante el poder androcéntrico, situación que es vista por los hombres como una agresión, aspecto que, a veces, ha provocado el aumento de los malos tratos contra la mujer, lo que provoca un aislamiento social por parte de ella y el miedo al maltratador”. Por esta razón muchas prefieren guardar silencio para evitar nuevos conflictos.

 Ante situaciones de este tipo, urge una mayor concientización y un oportuno cambio de actitudes, de manera que mujeres y hombres reconozcan y rechacen manifestaciones que provoquen daños, en muchos casos irreparables, y que contribuyan a solidificar relaciones de dominación y subordinación que denigren tanto a unos como a otros.

A nivel mundial se desarrollan iniciativas que promueven esta lucha, y Cuba no está exenta de ellas. Existen cuantiosos ejemplos de todo cuanto se hace en la isla, que no por numerosos son suficientes, para promover la lucha por la No Violencia de Género. Uno de esos proyectos se distingue por emplear la canción como puente comunicativo.

CULTURA DE PAZ EN NUESTRAS AULAS

“La música es una herramienta muy útil para llevar mensajes de paz y equidad a todos los oídos que la reciban, para transmitir valores y esperanza y criticar lo mal hecho también”. Bajo este precepto, la cantante Rochy Ameneiro recorrió una parte del país durante el mes de septiembre, llevando a jóvenes artistas no solo música, sino también reflexión.

La artista cubana lidera un proyecto creado hace algunos años con el objetivo de trabajar por la No Violencia hacia las mujeres y las niñas y por la consolidación de una cultura de paz desde las artes. Todas contracorriente se propone sensibilizar fundamentalmente a personas vinculadas directamente con la cultura, los medios de comunicación…, con capacidad de tomar decisiones y de influir en el resto de la población.

“Somos una sociedad donde el machismo aún nos golpea de muchas maneras y aunque tenemos muchas cosas logradas necesitamos seguir trabajando”, reconoce la artista, quien por su labor recibió en 2015 el premio Únete al compromiso con la igualdad y la No Violencia de Género, otorgado por el Sistema de Naciones Unidas en Cuba.

Es intención de Rochy atraer la atención de las nuevas generaciones, y ello se ha hecho evidente en su trabajo. Esta vez, en su recorrido por diversos centros escolares del país, se hizo acompañar por jóvenes talentos como Alejandro Calzadilla, clarinetista ya graduado, y Tania Haase, estudiante de nivel medio del Conservatorio Amadeo Roldán. La artista también contó con la colaboración de su hijo Rodrigo García, pianista y embajador cultural de la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades. “En la juventud están los artistas del futuro inmediato, los que marcarán tendencias y modas para su generación y las venideras. Tienen el futuro en sus manos”, manifestó.

Al referirse a Todas contracorriente y los planes futuros, Rochy aseveró: “Es un proyecto que llegó a mi vida para quedarse, me siento mejor persona si a través de mi trabajo puedo contribuir a una cultura de paz. Espero seguir adelante con el proyecto y ceder mis espacios a todas las personas que quieran unirse a nuestra red”.


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Aymara Massiel Matos Gil

Optimista, comprometida con mi profesión y, sobre todo, orgullosa de ser cubana.


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