martes, 23 de abril de 2024

Graduando el futuro

Como cada mes de julio, las universidades cubanas entregan a la sociedad una nueva hornada de graduados, que salen de las aulas con ganas de transformar su realidad inmediata y la capacidad de soñar intacta aún...

Julio Batista Rodríguez en Exclusivo 15/07/2014
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Por estos días el Aula Magna de la Universidad de La Habana ha sido testigo de numerosas graduaciones del centro de altos estudios. En el emblemático sitio, miles de jóvenes de diversas especialidades han recibido su diploma y comenzado así una nueva etapa de sus vidas, ahora como profesionales.

Como cada mes de julio, las universidades cubanas entregan a la sociedad una nueva hornada de graduados, que salen de las aulas con ganas de transformar su realidad inmediata y la capacidad de soñar intacta aún.

Son ellos quienes, cargados con todas esas expectativas y deseos de hacer constante, pletóricos de entusiasmo y creatividad, insuflan frescura a sus respectivas profesiones; una frescura que deberá ser canalizada por la experiencia de sus futuros tutores con el fin de sacar los mejores dividendos a esta unión imprescindible.

Atrás quedaron años de estudio, interminables jornadas de investigación y lectura; todo el proceso de las tesis; los recorridos en busca de la camisa o el vestido perfecto para la graduación; los nervios; las felicitaciones…

Luego de los diplomas llegan las felicitaciones, los abrazos, los hermanos ganados en los últimos años, las nostalgias compartidas, los recuerdos colectivos y las expectativas a flor de piel. Después de la graduación muchos de ellos tendrán que esperar para volver a verse, tendrán —incluso— que organizar fiestas colectivas e inventarán cualquier excusa para reunirse como lo hacían en la universidad.

Sin embargo, lo más importante es comprender que con la graduación comienza el reto para el cual se han preparado durante cinco o más años; comprender que la graduación no es el fin, sino apenas el inicio de una carrera mucho más larga y que tomará toda la vida: la de ser profesionales competentes.

Soñar nuestro futuro

Laura Prada es una de los 209 graduados de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana en este 2014. Su especialidad: periodismo. Su expectativa: hacer una prensa de calidad.

“No se trata solo de una frase común. Ese es realmente el deseo de quienes nos graduamos hoy. Muchas veces escuchamos que la prensa cubana se está quedando por detrás de las necesidades del país, que la prensa necesita parecerse más a la sociedad que describe. ¿Seremos nosotros los agentes de ese cambio? Ojalá así sea, pero si no lo promovemos, al menos espero aportar algo para que eso suceda”.

Por su parte, Anabel Gómez, también periodista recién graduada, asegura como Laura tener deseos de hacer una prensa más parecida a su generación. “La Facultad ha graduado hoy a más de 200 profesionales, no solo periodistas, sino también cientistas de la información y comunicadores. Es una cifra importante que se une a anteriores graduaciones que ya están en el ejercicio activo de la profesión. Contamos con el capital humano calificado necesario, y vivimos en una época en la que transformaciones en el tema comunicativo en Cuba son imprescindibles, ahora solo falta ponerse a trabajar”.

Pero no solo en la capital cubana se vive este espíritu, los jóvenes de todo el país asumen su nueva posición como profesionales, con el objetivo claro de mejorar cuanto sea necesario su país y su sociedad.

En la Universidad Agraria de La Habana, Raylyn Arado completó sus estudios de Derecho. Aún no ha recibido el título, pero ya él y sus compañeros de aula se sienten Licenciados. “Fueron años de mucho estudio, pero han rendido frutos. Cada noche estudiando, cada seminario o prueba valieron la pena para llegar hasta aquí. Hora solo quiero trabajar, demostrar lo que he podido aprender en estos cinco años y que soy un profesional capacitado. Ya eso es suficiente reto”.

A la pregunta de cómo sueña Cuba dentro de 20 años, sonríe y asegura: “Cubana, moldeada por las nuevas generaciones y con la memoria intacta para no repetir errores y sostener todo lo positivo que poseemos”.

Por su parte, Maydel Escobar, es ya Licenciada en Lengua Inglesa. Este julio recibió el título que la acredita como egresada de la Universidad Pedagógica Rubén Martínez Villena, pero hace mucho tiempo sus estudiantes le dicen profe.

“Completar la licenciatura es subir un poco más el listón como profesional. No se trata solo de un título, es mucho más y lo importante es que te obliga a ser mejor profesional cada día pues toso esperan mucho de ti”, asegura entre sonrisas.

Más allá de ser recién graduados, a todos los une un escenario común: apenas han dado unos pocos pasos en esta nueva etapa de sus vidas, llegan a ser profesiones para impulsar un país que precisa fortalecer su economía y reorganizar su vida interna, saltan a una sociedad que precisa de profesionales capaces de enfrentar los retos que impondrán los nuevos tiempos.

Mas, eso parece no preocuparles demasiado. Acaban de graduarse, casi todos rondan los 25 años, tienen ganas de tragarse el mundo y la capacidad de soñar aún intacta; todo el arsenal que precisan para comenzar a construir su futuro, a la medida de sus sueños.


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Julio Batista Rodríguez


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