viernes, 26 de abril de 2024

Fidel, otra vez en la dermis del arte y la intelectualidad cubana

En las memorables Palabras a los Intelectuales, el líder histórico de la Revolución Cubana hizo una desconstrucción del panorama político y social que acontecía a la vanguardia artística de entonces...

Dorisbel Guillén Cruz en Exclusivo 30/06/2016
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Abordar un tema desde su esencia, con argumentos básicos y audaces, es el estilo que ovacionaron intelectuales de la isla hace unos cincuenta años y más en la Biblioteca Nacional del país después del intercambio sucedido en aquellos días 16, 23 y 30 de junio de 1961. Con la elocuencia de costumbre, el líder histórico de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz hizo una desconstrucción del panorama político y social que acontecía a la vanguardia artística de entonces.

A la sazón, el fantasma del realismo socialista creaba dudas entre los gestores del pensamiento, al fin y al cabo, líderes de opinión en un proceso que mantiene las ideologías como fuerza motriz. La dirección de la Revolución buscaba la unidad entre el Movimiento 26 de julio, el Partido Socialista Popular (PSP) y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y, según confirman algunos protagonistas y la prensa nacional, imperaba la necesidad de socavar conflictos entre escritores y artistas, o más bien, hacia escritores y artistas, a quienes en un fallado intento de aglutinar hasta ese momento se les había tratado indiferentemente a su esencia distinguida e irreverente y a la sublime condición del echo creativo.

Primeros pasos fueron dados con la creación de la UNEAC en agosto del propio año, al celebrarse el Primer Congreso Nacional de Escritores y Artistas, pero quedaba camino por recorrer y, sobre todo, distancias que salvar. En medio de esto, o en suma y pro a la intelectualidad nacional, apareció entre los pensadores un Comandante que tocaba con la mano la obra cultural e intentaba volcarla hacia los causes sociales desde su propio crecimiento. Se acuñaron citas como: “Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada”, es la frase a la que se recurre en muchos casos como único referente de las memorables Palabras a los Intelectuales, como se conoció, y quizás sea ese uno de los frutos menos logrados de aquel encuentro en el que sucedió y fue dicho mucho más.

Incluso, la frase realmente es recogida por los documentos oficiales en esta forma: “Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho”. Así el presidente cubano encaraba, en diálogo ameno, una paradoja del camino socialista transitado en Cuba: la defensa de las libertades creativas versus proyecto revolucionario década de los 60. Seguidamente, esto quedaría dilucidado en su alocución al esclarecer: “…la Revolución no puede ser por esencia enemiga de las libertades; que si la preocupación de alguno es que la Revolución vaya a asfixiar su espíritu creador, que esa preocupación es innecesaria, que esa preocupación no tiene razón de ser”.

Entonces el compromiso de lucha por un proyecto social se articuló en términos de libertad creativa. En sus Palabras… Fidel también dijo:

 “La gran preocupación que todos nosotros debemos tener es la Revolución en sí misma. ¿O es que nosotros creemos que hemos ganado ya todas las batallas revolucionarias? ¿Es que nosotros creemos que la Revolución no tiene peligros? ¿Cuál debe ser hoy la primera preocupación de todo ciudadano? ¿La preocupación de que la Revolución vaya a desbordar sus medidas, de que la Revolución vaya a asfixiar el arte, de que la Revolución vaya a asfixiar el genio creador de nuestros ciudadanos, o la preocupación de todos no ha de ser la Revolución misma? ¿Los peligros reales o imaginarios que puedan amenazar el espíritu creador o los peligros que puedan amenazar a la Revolución misma?...”.

“No fue que se prohibiese la exhibición de un filme documental de un realizador cubano, sino la urgencia de saber si la política cultural de la Revolución naciente iba a estar regida por la censura; de saber si serían impuestos patrones ideológicamente rígidos al arte y a la literatura, y con ellos, de manera más general, si el camino sería el de embridar y poner orejeras al pensamiento y a la creación”, comenta el periodista del sitio Cubadebate Aurelio Alonso, según él, uno de los “Aprendices de brujo” para quien ese debate significaría un paso trascendente en la historia cultural cubana.

Los que vivieron ¡aquel momento! se consideran a la vuelta de medio siglo portadores de un mensaje que desde ese día y para toda la Revolución debía perdurar, como esencia de esencias en la piel de la ardiente y joven literatura cubana —inclúyase aquí toda producción letrada.

Ahora bien, ¿al cabo de unas cuantas décadas de Revolución en el poder es lícito mantener fresco este discurso, después de tanto y tantos? Echemos un vistazo.

Cuba transita senderos de renovación en diversas vertientes, que por supuesto incluyen las artes. Cada vez más talento joven llega a las librerías para publicar su obra o se alistan en concursos y becas nacionales de creación que les permitan publicitar sus investigaciones acerca de temas medulares del acervo político-ideológico o de producción cultural. Los sellos editoriales recepcionan y se hacen eco cada año de un mayor número de estas propuestas, corrobora por ejemplo, Jorge Luis Rodríguez, a cargo de la editorial Sed de Belleza en Santa Clara.

Un estudio emprendido en la Universidad Central “Martha Abreu” de las Villas, arroja resultados interesantes entre los jóvenes artistas. Según nos confirma el profesor de Psicología Danny Echery, las pesquisas apuntan propuestas de la comunidad joven donde predomina esa mirada de quien a través del arte ausculta la realidad.

Por otro lado, quedan, es cierto, inmensos trillos por escarbar. El también egresado del Centro Onelio Jorge Cardoso de Técnicas Narrativas, dijo a Cubahora que el proyecto de vida de este grupo etáreo contempla a los escritores como una población diferente respecto a los de otras manifestaciones artísticas, y es que ellos generalmente se dedican a otras profesiones u oficios además de la literatura. Esto sustenta la inquietud acerca de un mercado atractivo que les permita posicionar y vender su literatura sin necesidad de asumir como hobby lo que es su pasión. En concordancia también puede valorarse el discurso del Comandante, quien desde aquel inicio revolucionario esbozó estrategias y conductos para facilitar la producción artística.

De esta forma queda claro que la intervención de Fidel marcó principios fundamentales de la política cultural cubana. Aun así, a la vuelta de medio siglo y más, y cuando el terreno ha sido labrado, continúa en ejercicio la implementación de lo expuesto, claro y enérgicamente, por el intelectual de intelectuales, como la propia inspiración humana que genera la vocación hacia o hasta lo dérmico del arte.


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Dorisbel Guillén Cruz

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


carlosvaradero
 1/7/16 11:09

Yo no pensaba ni nacer cuando Palabras a los Intelectuales, pero le leido sobre el tema y siempre he sentido curiosidad por saber realmente què motivò a Fidel a "Palabras a los Intelectuales"...cual era el fin de reunirse con los Intelectuales cubanos de la època.

Teniendo en cuenta el contexto en que se realiza, año 1961, campaña de alfabetizaciòn, agresiòn de playa giròn, declaraciòn del caracter socialista de la revoluciòn....nunca de se habla por ejemplo de esa època del Quinquenio Gris, como tampoco se habla de la UMAP.....que tambien habria que unicarlo en ese contexto....pero de lo cual no se habla..

"Dentro de la Revoluciòn todo, contra de la revoluciòn nada"...pero què podia quedar fuera de la revoluciòn..??.

Nunca se explica claramente porquè fueron silenciados muchos escritores y artistas...practicamente omitidos, como si nunca hubieran existido, porquè no se habla de esa epoca y escritores como Lezama Lima , Virgilio Piñera y otros...censurados, sus obras no salian a la luz pùblica...en fin...palabra a los intelectuales lleva mucha màs interrogantes y mucho analisis, al menos màs profundo..creo yo.

Gracias!!

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