viernes, 26 de abril de 2024

En busca de los por qué, los cómo, los cuándo y los dónde

Constante estudio, paciencia, sensibilidad y tenacidad se dan en la mano en quienes trabajan en el Laboratorio Central de Criminalística, institución que arriba a sus 50 años de creada.

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 10/09/2013
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Estudiar Criminalística es una manera de servir al país.

Un niño fue arrollado y el chofer del auto se dio a la fuga. 

Una adolescente muestra síntomas confusos de una enfermedad para lo que no se ha definido aún el tratamiento. 

Un joven murió a causa de un disparo de alguien que no se conoce. 

¿Cómo saber las respuestas? Estos enigmas y otros más pueden responderse, aunque parezca imposible. ¿Es cosa de CSI o de nuestro Tras la huella? Claro que no.

Más allá de la ficción que nos proponen seriales televisivos del patio y foráneos, sí existen personas capaces de encontrar los por qué, los cómo, los cuándo y los dónde. Les basta con tener conocimientos, pensamiento lógico, tenacidad, paciencia y sobre todo sensibilidad.

Así comenta a Cubahora Brenda Castillo, quien trabaja en el Laboratorio Central de Criminalística (LCC) del Ministerio del Interior como perito en el Departamento de Análisis de Materiales y dedica los minutos de estos días que corren a desentrañar el misterio de un accidente de tránsito. 

“Realizamos distintos peritajes para identificar compuestos de vidrio y de pinturas, abrasivos, suelos, lámparas incandescentes, entre otros y con ellos podemos analizar, sacar conclusiones y llegar a un resultado definitorio, del que dependerá una decisión posterior como el encarcelamiento de un culpable o el tratamiento específico para un enfermo. 

“Es un trabajo muy bonito, se mezclan conocimientos de diferentes materias y sobre todo, desarrollamos habilidades insospechadas de las que luego no podemos desprendernos. Caminas por la calle y te sorprendes con tu lógica de pensamiento en acción para saber las posibles costumbres de alguien o sus gustos a partir de la manera en la que usa la ropa o se conduce en la calle”. 

Se trabaja con tecnología, como vemos en la televisión, advierte Brenda, pero esa no es la clave. “El microscopio electrónico de barrido y otros equipos nos facilitan muchísimo el trabajo pero nuestro olfato y pericia son los que realmente nos llevarán al éxito”.

Brenda es una joven de carne y hueso que no tiene nada que ver con Katherine o Sara, las famosas muchachas de CSI, y tiene muchas vivencias que contar. “Duermo poco porque en la casa no dejo de pensar, a veces, en los cabos sueltos que dejé en el trabajo, pero sé que lo que hago es útil, es importante y que es necesario que lo haga bien”.

DESCIFRANDO PISTAS DE LA HISTORIA 

Trabaja Brenda, junto a otros, en el LCC y celebra hoy medio siglo de existencia de la ciencia de la Criminalística en Cuba, después del triunfo de la Revolución. Sin embargo, se tiene constancia de que en el siglo XIX existía un auxiliar técnico judicial que fungía como asesor de los jueces en el esclarecimiento de un delito. Se vislumbran aquí los antecedentes de esta disciplina en el país. 

Más tarde, durante el período de la ocupación norteamericana, se funda el Laboratorio de la Isla de Cuba y la Sección de Química Legal. Allí se desarrollaban peritajes toxicológicos, manchas de sangre, semen, documentos falsificados y disparos de armas de fuego, entre otros, para esclarecer investigaciones relativas a la salud humana y animal. 

El Gabinete Nacional de Identificación (GNI), creado en 1904,  pasó a ser un cuerpo de Técnica Policial en 1927 y en esa época se fue conformando un híbrido de procedimientos y herramientas periciales con una marcada influencia anglosajona.

En las décadas de 1940 y 1950, el Departamento Técnico del Servicio de Inteligencia Militar de Cuba contaba con uno de los mejores laboratorios de Criminalística de Latinoamérica al servicio de Estados Unidos y tenía entre sus objetivos la misión de combatir el proceso de las luchas revolucionarias a favor de la independencia. 

Después de 1959, muchos de los especialistas y peritos del GNI abandonaron el país y en 1960 pasó al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias bajo la denominación de Departamento Nacional de Identificación. 

El 10 de septiembre de 1963 se funda el LCC, con marcada influencia soviética y desde entonces alberga en él diversas  especialidades como la Informática y la Química Criminalística; la Balística, la Trazología, la Biología, la Toxicología y Análisis de Materiales, la Dermatoscopía (relativo a las huellas dactilares), la Documentología y la Fonoscopía (identificación de las personas por la voz). 

La constante preparación del personal que labora en estas disciplinas y los retos que a diario se les presentan son la garantía de los éxitos alcanzados en los resultados de sus investigaciones, a partir de las cuales la justicia toma partido. 

“Estudiar Criminalística es una manera de servir al país y también a la gente porque sabes que desde tu pedacito estás contribuyendo a que el mal se castigue y el desconocimiento halle cabida. Es una opción de estudio, no solo para los cadetes insertados del Ministerio del Interior o los que provienen de centros propios, sino también para cualquier egresado de la Universidad que desee, luego del postgrado, prestar sus servicios.

“Descubriendo quién usó un arma o falsificó un billete; sacando cuentas para saber si la luz de un carro estaban encendida o apagada cuando sucedió el accidente, entre otras cuestiones, sientes un poco que tu trabajo es de película, pero que al mismo tiempo es real y necesita de tu seriedad para que no se te escape ni el más mínimo detalle”, asegura Brenda, a quien dejamos muy ocupada con su nuevo caso.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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