sábado, 27 de abril de 2024

EmPODERemos a nuestras niñas

Esta premisa debe continuar siendo el motor impulsor de la lucha al celebrar el Día Internacional de la Niña...

Aymara Massiel Matos Gil en Exclusivo 12/10/2017
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Inicio del curso escolar 2016-2017
El 11 de octubre se celebra el Día Internacional de la Niña. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Yusra Mardini es conocida por su participación en el primer equipo conformado por personas refugiadas que compitió en los Juegos Olímpicos de verano de 2016, en Río de Janeiro, Brasil; pero la historia detrás de esta joven siria conmueve: con apenas 17 años nadó durante tres horas desde Turquía hasta la isla griega de Lesbos, mientras empujaba un bote con 20 personas más, huyendo del conflicto armado en su país.

Afortunadamente, Mardini logró alejarse de la guerra y, junto a sus padres y hermana, se asentó en Alemania, donde recomenzaron su vida. Pero, ¿qué pasa con las personas que quedan atrapadas en estas zonas de conflicto? ¿Y aquellas que perecen intentando huir?

“A lo largo de 2017 hemos visto cómo ha aumentado el conflicto, la inestabilidad y la desigualdad, y se espera que este año 128,6 millones de personas necesiten asistencia humanitaria como consecuencia de amenazas a la seguridad, el cambio climático y la pobreza. Más de tres cuartas partes de las personas que se han convertido en refugiadas o que se han tenido que desplazar de sus hogares son mujeres, niñas y niños. Entre estas personas, las mujeres y las niñas son las más vulnerables en tiempos de crisis”, afirma la Declaración de la ONU Mujeres a propósito del Día Internacional de la Niña.

Precisamente por lo alarmante de las cifras y con el objetivo de resarcir esta situación, este año la celebración se propone “EmPODERar a las niñas: antes, durante y después de las crisis”. Señala el citado mensaje que las mujeres y las niñas desplazadas y vulnerables hacen frente a mayores riesgos de sufrir violencia sexual y de género, y de ver sus medios de vida perjudicados. “Las niñas tienen 2,5 más probabilidades de no acudir a la escuela durante los desastres en comparación con los niños; y las desplazadas a menudo se ven forzadas a casarse en un esfuerzo por garantizarse la seguridad”.

En la actualidad, 750 millones de mujeres y niñas vivas hoy en día se casaron con menos de 18 años. Un informe de UNFPA, Fondo de Población de Naciones Unidas, plantea que en algunas partes del mundo, cuando una niña cumple diez años, se considera que está preparada para el matrimonio: “Cuando una niña se casa, es probable que se la obligue a abandonar la escuela. Y, tan pronto como alcanza la pubertad, se puede esperar de ella que empiece a tener hijos. Además, es posible que sea víctima de la mutilación genital como rito iniciático. Sin educación o autonomía podría pasar el resto de su vida sumida en la pobreza”.

Cuando analizamos la situación de desigualdad en la que actualmente viven tantas mujeres en el mundo es imprescindible remitirse a su infancia, a las condiciones y el entorno en que se criaron, a las limitaciones o abusos a los que tuvo que enfrentar… solo así podremos entender cuán importante es garantizar la equidad y los derechos fundamentales para ellas desde los primeros años de vida. A veces son privadas de un derecho humano tan fundamental como es la educación.

Existe en el mundo alrededor de mil cien millones de niñas, las que merecen tener un futuro con oportunidades de desarrollo y superación; sin embargo, 32 millones de ellas, en edad de asistir a la escuela primaria, no están escolarizadas, y cerca de 62 millones de niñas adolescentes en todo el mundo no van a la escuela.

“A pesar de ser un derecho de todos, las tasas mundiales de escolarización de las niñas distan de las de los niños, y la probabilidad de que estas no lleguen a matricularse nunca en la escuela es mayor”, señala un artículo de UNFPA; y añade que “las niñas que no asisten a la escuela tienen menor probabilidad de acceder a una educación sexual integral y a cursos de preparación para la vida, donde podrían aprender acerca de su cuerpo y de las relaciones de poder y de género, además de adquirir competencias en materia de comunicación y negociación (…). Cuando una niña no se escolariza, o se ve obligada a abandonar la escuela, se violan sus derechos y se limitan sus opciones futuras”.

Ante esta situación, no es casual que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible incluya entre sus objetivos: “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas”.

Aprobado en el año 2015 en la Asamblea General de Naciones Unidas, el documento reconoce que, si bien se han producido avances a nivel mundial con relación a la igualdad entre los géneros a través de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (incluida la igualdad de acceso entre niñas y niños a la enseñanza primaria), las mujeres y las niñas siguen sufriendo discriminación y violencia en todos los lugares del mundo.

“Si se facilita a las mujeres y niñas igualdad en el acceso a la educación, atención médica, un trabajo decente y representación en los procesos de adopción de decisiones políticas y económicas, se impulsarán las economías sostenibles y se beneficiará a las sociedades y a la humanidad en su conjunto”, refiere la Agenda 2030 que, a decir de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), establece una visión transformadora hacia la sostenibilidad económica, social y ambiental de los 193 Estados miembros que la suscribieron, y será la guía de referencia para el trabajo de la institución en pos de esta visión durante los próximos 15 años.

Cuba participa en este proceso con una situación diferente. Si bien queda aún mucho por hacer en cuanto a la equidad de género, en comparación con otras realidades, puede decirse que los resultados en esta materia son admirables, incluso, más cuando se trata de un país subdesarrollado. El gobierno de La Mayor de las Antillas, uno de los primeros en ratificar la Convención sobre los Derechos del Niño en 1991, garantiza los derechos fundamentales de niños, niñas y jóvenes al asegurarles la posibilidad de desarrollar libremente su personalidad, sus aptitudes y capacidades; y el disfrute de una vida plena y feliz.

También es asegurado el acceso libre y gratuito a la educación, cuyo impacto se evidencia en el papel decisivo que hoy desempeñan las mujeres cubanas en todas las esferas de nuestra sociedad.

Las cifras así lo evidencian: según datos del Anuario Estadístico del año 2016 , la tasa neta de matrícula de niñas en la enseñanza primaria en el año 2015 fue de 99,6 %, mientras que en la enseñanza media fue de 85,6 %, una realidad muy diferente al de otras niñas que, aún en edad escolar, no pueden asistir a las escuelas, e incluso, aquellas que viven en zonas de conflicto tienen un 90 % más de posibilidades de no ir a la secundaria en comparación con sus pares en países de paz.

Durante su intervención ante la Tercera Comisión, en el tema “Adelanto de la Mujer”, celebrada en Nueva York el 10 de octubre de 2016, la embajadora Ana Silvia Rodríguez Abascal, representante Permanente Alterna de Cuba ante las Naciones Unidas, reafirmó que “Cuba es firme en su convicción de que la consecución de un nuevo orden internacional justo y equitativo, que erradique la pobreza y el hambre, ponga fin a los conflictos bélicos, privilegie al ser humano por encima del capital y preserve el medio ambiente, es requisito indispensable para avanzar hacia la plena realización de la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas”.

Es por ello que el 11 de octubre, fecha en que se celebra el Día Internacional de la Niña, esta premisa debe continuar siendo el motor impulsor de la lucha. Es necesario poner fin a todas las formas de discriminación contra todas las mujeres y niñas en todo el mundo. El tema de este año en particular se ha propuesto resaltar que las niñas en las situaciones de crisis siguen siendo una fuente de poder, energía y creatividad, pero, al mismo tiempo, se encuentran entre los grupos de población más vulnerables y frágiles.

Mucha razón tuvo Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz y activista paquistaní por la educación, cuando expresó: “Existen pocas armas tan poderosas como una niña con un libro en la mano”.


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Aymara Massiel Matos Gil

Optimista, comprometida con mi profesión y, sobre todo, orgullosa de ser cubana.


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