jueves, 18 de abril de 2024

Más allá del tiempo (+Infografía)

Cuando toda Cuba vive momentos intensos, profundamente emotivos y épicos, el reto continúa siendo defender con uñas y dientes la felicidad conquistada para cada uno de nuestros infantes...

Yaima Puig Meneses en Exclusivo 19/04/2018
0 comentarios
Niños Felices
Cuba apuesta por defender la felicidad conquistada para cada uno de nuestros niños. (Foto: Tomada de ACN).

Por un colega conocí sobre la existencia de Alejandro, un niño latinoamericano de apenas siete años de edad que tiene nombre de emperador, pero que no vive entre capas ni oropeles: pasa sus días en las calles, vendiendo galletas y caramelos para ayudar a su familia.

Como él, cientos de niños en el mundo podrían llamarse María Victoria, Felipe, Sofía, Adriano o Cleopatra y a pesar del desarrollo tecnológico y económico que los rodea, tal vez ni siquiera puedan disfrutar el privilegio de aprender a escribir palabras como “esperanza”, “te quiero”, “sueños”, “futuro” o “historia”.

Y es que, incluso cuando en diversos escenarios prefieran tenerse en cuenta solo indicadores o términos financieros para dar idea sobre el progreso de una nación, no siempre las riquezas económicas son sinónimo de prosperidad, desarrollo o beneficios sociales compartidos por igual entre los ciudadanos.

Es cierto, nuestra Cuba no es un paraíso, tampoco un país perfecto, pero ¿habrá alguno que lo sea?

Para conocer a nuestra Isla-hacedora-de-imposibles hay que vivirla y sufrirla a diario, hay que caminar sus calles y estar entre su gente, retozar en sus parques, usar su transporte urbano… Mucho nos falta aún por hacer, perfeccionar, construir… lo sabemos, lo hemos sabido desde siempre, ningún extraño necesita venir a recordarlo.

Tétanos, difteria, tuberculosis, rubeola, hepatitis B, sarampión, poliomielitis… vacunas contra todas esas enfermedades inmunizan a nuestros niños mucho antes de cumplir sus escasos dos años. A salvo están de ellas los pequeños de casa y la tranquilidad inunda la familia. Y así nos han crecido médicos, enfermeras, programas de salud priorizados…

Fácilmente un joven nacido en la Revolución ha pasado unos 20 años de su vida entre el Círculo Infantil o las vías no formales, las enseñanzas primaria y secundaria, el preuniversitario o el tecnológico, y así hasta concluir en la Universidad, si su inteligencia y disposición se lo permiten… todo ello sin distinción de color, condición social, creencias religiosas y mucho menos de su sexo.

Sostenibilidad, equidad, protección del medio ambiente, respeto a la diversidad, derecho a la práctica deportiva… se erigen también como bases fundamentales para potenciar el desarrollo de las condiciones de vida de nuestra población.

Y constituyen todos —unos más que otros tal vez—, logros para un país subdesarrollado como Cuba, con resultados que nos sitúan a la par de las llamadas naciones del Primer Mundo. Justo es reconocer entonces que no basta con diseñar un sistema social bien estructurado si a él no tienen acceso todos los ciudadanos por igual, en cada rincón de nuestro archipiélago... Nosotros podemos sentirnos útiles, dignos… lo hemos conseguido con creces.

Que todavía podemos preparar mejor nuestros maestros, humanizar más a nuestros galenos y personal de salud, aprovechar nuestros recursos, promover mayores espacios para la recreación sana… y mucho más… es cierto, todo eso es cierto. Mas, la tranquilidad con que día a día despiertan nuestros niños nos convida a pensar que ha valido la pena todo cuanto hemos cimentado en estos casi 60 años.

Por estos días, cuando todo este archipiélago cubano vive momentos intensos, profundamente emotivos y épicos, de responsabilidad ante las nuevas tareas, de compromiso con nuestra generación histórica, el reto continúa siendo defender con uñas y dientes la felicidad conquistada para cada uno de nuestros infantes, para que su futuro mañana supere con creces las bondades del presente. 

Cuba apuesta —y lo continuará haciendo— por un desarrollo humano en el que no solo se tengan en cuenta las estadísticas o valoraciones cuantitativas. Aun cuando algunos malintencionados prefieran detenerse en el hecho de que los valores del Ingreso Nacional Bruto cubano no son altos, ni tenemos fastuosas autopistas, inmensos centros comerciales o edificios de cristal empinados hasta las nubes… nuestros pequeños no duermen en los parques, pueden soñar con ser médicos, ingenieros o escritores y deciden los caminos de su propia historia… detalles que también demuestran la singularidad de nuestras conquistas.


Compartir

Yaima Puig Meneses

Cubana. Periodista. Amante de escribir, porque las letras se me han convertido en una suerte de amuleto para el alma...


Deja tu comentario

Condición de protección de datos