viernes, 29 de marzo de 2024

Caía la tarde en Yaguajay…

Y con la tarde caía el cuartel de la tiranía en esa ciudad del centro de Cuba, y terminaban las operaciones en el Frente Norte de Las Villas. Era el último día del año 1958...

Ada Ivette Villaescusa Padrón en Exclusivo 31/12/2014
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Casi al anochecer, el 31 de diciembre de 1958, el cuartel ubicado en las afueras de Yaguajay, en la antigua provincia de Las Villas, se rinde a los rebeldes dirigidos por un barbudo comandante de solo 26 años: Camilo Cienfuegos.

La Columna No. 2 Antonio Maceo, que el joven intrépido y simpático  encabezaba, ya tenía recorrido largo trecho y realizadas unas cien acciones desde que saliera el anterior 21 de agosto de El Salto, en lo recóndito de la Sierra Maestra. Había hecho emboscadas, asaltado cuarteles, quitado armas al enemigo, buscado unión con los campesinos.

Diez días más tarde lo siguió la Columna No. 8 Ciro Redondo, con el comandante Ernesto Guevara al frente, quienen cooperación con fuerzas del Directorio Revolucionario liberaba poblaciones en el centro y el sur de Las Villas.  Para mediados de octubre ya ambos estaban en ese territorio.

El cerco de Yaguajay comenzó el 21 de diciembre y el combate el 22, con el ataque a diferentes puntos custodiados por soldados del ejército batistiano, que el 24 se repliegan hasta llegar al cuartel,cardinal posición estratégica militar de la tiranía en la zona. Con el propósito de incendiarlo, los rebeldes construyen y emplean un carro blindado, al que le adaptaron un lanzallamas y bautizaron como Dragón I.

Los historiadores coinciden en que el enemigo contaba con alrededor de 350 hombres bien armados, cifra muy superior a la de los combatientes liderados por Camilo.

Durante las nueve jornadas de asedio a Yaguajay, el Che lo visitó en tres ocasiones y Camilo estuvo en Santa Clara una vez, buscando reforzar el armamento. El comandante Ernesto Guevara le envió el 31 un mortero 81 mm y una bazuca.

En su obra Camilo, Señor de la Vanguardia, William Gálvez cuenta que en la segunda ocasión en que, aprovechando una tregua, Camilo fue al cuartel a persuadir a sus adversarios para que aceptaran la rendición y evitar más sangre, llevó mazos de tabacos y ruedas de cigarros y los repartió personalmente a los soldados que empezaron a pedirle objetos personales; Camilo les regaló una cadenita, un pañuelo, un bolígrafo y la bufanda atada a su cuello.

“El carismático Jefe del Frente Norte lo obsequió todo despidiéndose, como siempre, con una franca sonrisa para reiniciar en breve las hostilidades”, anota Gálvez. Hostilidades que poco después concluirían con la rendición de los efectivos del ejército.

Finalizaban así, victoriosamente, el plan de operaciones al norte de Las Villas, el combate más largo de ese territorio y uno de los más importantes de la ofensiva final del Ejército Rebelde, junto a otros como el de Guisa, la toma de Maffo, dirigidos por el propio Fidel, y la ocupaciónde Santa Clara por el Che.

Luego Camilo, que quedaría para la historia como el Héroe de Yaguajay, epíteto bravíamente ganado, recibió la orden de Fidel de marchar hacia La Habana y asumir el mando militar del campamento de Columbia, actual Ciudad Libertad. Allí arribó el 2 de enero tras una lenta marcha a través de la Carretera Central, tomando cuarteles y puestos militares de la recién fenecida dictadura y recibiendo la devoción del pueblo en cada sitio por el que pasaba.


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Ada Ivette Villaescusa Padrón

Se han publicado 1 comentarios


Angel
 31/12/14 15:09

Hermosos cuadros de una revolucion, que mas que cubana fue humana, muchos años atras  no lo hubiera aceptado por estar imbecilizado por la maldita propaganda del imperio y sus seguidores nacionales, hoy no solo valoro esa gesta, la aplaudo. Saludo al valiente pueblo cubano, un abrazo desde Argentina.

 

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