viernes, 19 de abril de 2024

Revolución Bolivariana entra en nueva fase de consolidación

Juramentación del presidente Maduro derrota planes injerencistas Lídice Valenzuela...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 12/01/2019
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Juramentación de Maduro 2019
Este 10 de enero de 2019 será recordado como el día del fortalecimiento de la Revolución Bolivariana

Quizás es la primera vez que un presidente de América Latina, como lo hizo el venezolano Nicolás Maduro, haya sido juramentado en el cargo acompañado por la resistencia de su pueblo, acosado por una estrategia económica imperialista dura y dolorosa para destruir a una de las naciones más ricas de la región.

El 10 de enero de 2019 será recordado como el día del fortalecimiento de la Revolución Bolivariana ante más de 95 delegaciones internacionales asistentes a la asunción de un segundo mandato de Maduro, miles de ciudadanos reunidos en distintas plazas de Venezuela y del mundo, como reconocieron, ante lo obvio, medios de comunicación internacionales.

Dos veces juró lealtad a sus ideales el reelecto mandatario, un exconductor de ómnibus de Caracas, la capital, sindicalista, excanciller y exvicepresidente del gobierno del finado mandatario Hugo Chávez, a quien sustituyó en el cargo mediante voto popular, y reelecto en mayo del pasado año con el 67,4 % de las boletas positivas y la ausencia de los grandes partidos opositores, ya que en la liza se enfrentaron más de cinco candidatos.

Luego de ser juramentado por el Tribunal Supremo de Justicia —ante la invalidez de una Asamblea Nacional (AN) en desacato— el presidente fue también ratificado por las Fuerza Armada Nacional Bolivariana, que en una ceremonia militar con participación de más de 4000 uniformados, reconoció a su Comandante en Jefe y juró lealtad a las ideas políticas en que se fundamenta la Revolución surgida en 1998.

Varias son las lecturas que deja el discurso del mandatario. Venezuela, en estos momentos, atraviesa una de las crisis económicas y políticas más agudas desde el triunfo de Chávez en 1998, pues las grandes fuerzas de poder imperialista están unidas en estrategia única de odio para derrocar a este político, que ha sido continuador de las ideas más preclaras de su antecesor.

Después de años de una lucha constante contra los poderes hegemónicos, agudizados bajo la presidencia del estadounidense Donald Trump, quien pretende recuperar el terreno perdido por su país en América Latina, los venezolanos conocieron ayer el anuncio de una nueva estrategia de la Revolución Bolivariana, que se desarrollará en una democracia sólida y popular y tendrá incidencia en el subcontinente azotado por el conservadurismo.

En su mensaje de ratificación revolucionaria y de profundización de los principios políticos que animan el proceso que dirige, el presidente habló duramente a lo interno sobre los males que aquejan a la Venezuela actual, que molestan al pueblo y minan la moral y la ética de la Revolución.

Mientras miles de personas se agolpaban en las afueras del Tribunal, y en los barrios se festejaba la asunción, Maduro habló claro sobre la necesidad de cambiar todo lo que debiera serlo, y dijo sentirse obstinado con el tema de la corrupción, de la cual Venezuela, como la gran mayoría de las naciones de la región, tampoco ha podido salvarse.

Dos pilares, por tanto, se anunciaron por el jefe del gobierno electo en democracia: la recuperación de la economía nacional (y los hechos demuestran que puede hacerlo) y la lucha contra la corrupción, un terreno minado en el que, sin embargo, pretende caminar, advirtiendo que lo hará “caiga quien caiga”.

Venezuela posee una reserva petrolera para los próximos 300 años, y, si se comprueban nuevos hallazgos, para 500, lo cual la hace una presa codiciada por Estados Unidos, que se basa en su cantaleta anticuada de “falsa democracia”, “dictadura” y sus habituales sanciones económicas y diplomáticas y amenazas de intervención armada.

Trump es el responsable de los graves inconvenientes económicos venezolanos y de la maldad esparcida por el mundo contra esa pacífica nación por los más importantes medios de comunicación mundial, que con mentiras e inventos a veces increíbles buscan una salida forzada del mandatario bajo el pretexto de crisis humanitaria, seguida de intervención militar.

Sin poder resolver los graves problemas internos de su gobierno —en cierre parcial—, el controvertido jefe de la Casa Blanca dirige una estructura regional en la que se une el mal llamado Grupo de Lima, sin jurisdicción legal, integrado por 13 naciones, y la Organización de Estados Americanos (OEA), bajo la presidencia del traidor Luis Almagro, expulsado del oficialista y revolucionario Frente Amplio de Uruguay, su país de origen. Almagro fue canciller del gobierno de José “Pepe” Mujica desde donde defendió los procesos revolucionarios y la integración regional y luego cambió su rumbo político por dinero.

El también conocido como Cártel de Lima, en alusión a la mafia que prima en la región y a la cual no son ajenos varios de sus miembros, junto a la OEA difundieron sendos comunicados en el que dicen desconocer el mandato de Maduro, mientras apoyan a los opositores aglutinados en la AN golpista, sin reconocimiento oficial y en desobediencia a la Constitución Nacional.

El grupo surgió tras la declaración de Lima del 8 de agosto de 2017, luego del fracaso sufrido en la OEA, cuando no pudieron activar contra Venezuela la llamada Carta Democrática que abriría las puertas a una intervención internacional en ese país, debido a la firme posición de varias naciones, además del voto contrario compacto de las naciones caribeñas.

Maduro, quien posee un sentido de la ética y de la paz entre los pueblos, ayer también se consolidó como estadista al tender una rama de olivo, tanto al grupo limeño como a los partidos opositores, entre los cuales —afirmó— había personas nacionalistas que tratan también de proteger el territorio venezolano.

Aunque dispuesto a defender el país con los medios militares disponibles, el líder venezolano mostró una vez más su disposición al diálogo con sus enemigos de dentro y de fuera, aun cuando es sabido que durante la semana anterior la prensa capitalista creó una matriz de opinión dirigida al fomento de un golpe de Estado mediático seguido de una intervención multilateral.

México, de la mano revolucionaria de su presidente Andrés Manuel López Obrador, planteó su posición de respeto a Venezuela y su apoyo a la asunción presidencial de Maduro, mientras el ilegal grupo limeño emitió una declaración el pasado día 4, en cuyo punto 9 desconoce la territorialidad de la nación suramericana a favor de Guyana, con quien se mantiene el diferendo por el territorio Esequibo, además de desconocer el sentimiento del pueblo bolivariano.

Poco después del discurso de Maduro, quien dio 48 horas a los países del Grupo de Lima para que rectificaran sus posiciones frente al caso o tomaría medidas diplomáticas, la Cancillería venezolana informó el cambio de postura de Guatemala, Panamá y Costa Rica, hasta el cierre de esta nota, desligándose de ese punto del comunicado contrarrevolucionario.

Solo un político de la estatura moral del venezolano puede hablar con absoluta franqueza a sus homólogos latinoamericanos involucrados en la cruzada contrarrevolucionaria de la Casa Blanca, a los que llamó a un diálogo sincero, sin provocaciones ni amenazas militares o económicas.

En su discurso, el presidente convocó a una cumbre presidencial de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), a la que pertenecen los 33 países de la región, para sostener una conversación entre iguales y alcanzar un consenso que aleje las llamas de la guerra de la que en 2014 fuera declarada Zona de Paz.

Aun cuando Paraguay rompió este miércoles relaciones diplomáticas con Caracas, y otros Estados puedan hacerlo siguiendo las órdenes de Washington, aunque la Unión Europea —con tan graves problemas en algunos de sus miembros, como Francia y el Reino Unido— no retiren sus sanciones, la Revolución Bolivariana sigue su curso apoyada por su pueblo y por los Comités de Solidaridad que funcionan en numerosas partes del planeta.

Organizaciones tan importantes como Naciones Unidas, la OPEP, el Movimiento de Países No Alineados, la Alianza para los Pueblos de Nuestra América, entre otras, estuvieron presentes en Caracas junto a Maduro y se han unido en una cruzada de defensa de la Revolución y el pueblo venezolanos.

Maduro y sus ideas revolucionarias siguen adelante. El próximo lunes presentará un nuevo plan económico a la Asamblea Nacional Constituyente como punto de despegue en esta nueva etapa en que será difícil, pero no imposible, eliminar las extremas situaciones internas debido a las sanciones imperiales, mientras, la diplomacia revolucionaria continúa anotándose nuevos puntos a su favor.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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