viernes, 26 de abril de 2024

El dolor de cabeza londinense

Una jornada de suspenso para todo el Reino Unido...

Marta María González Sojo en Exclusivo 20/09/2014
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En ascuas estuvieron durante tiempo, los políticos del Reino Unido e incluso los del resto de Europa, por el referéndum que se acaba de celebrar en Escocia para determinar su independencia o la continuidad de una unión de 307 años. Finalmente se evitó la partición por un margen del 10 por ciento, es decir 55,3% a 44,7. Los escoceses decidieron permanecer junto con los otros tres países que componen el Reino: Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.

Varias razones aluden al nerviosismo de los europeos, entre ellas que estas ansias no son exclusivas de ese territorio. Catalanes, vascos, tiroleses meridionales, por mentar a los más renombrados, desean también realizar referendos independentistas. Algo que merecerá la pena comentar en una ocasión venidera.

La tendencia emancipadora en Escocia tiene su punto de partida –apuntan seguidores del tema- en el gobierno de Margaret Thatcher, aunque el nacionalismo político escocés (SNP) data de 1934. La enorme austeridad impuesta por el thatcherismo –continúan con su descripción - cobró caracteres nacionalistas, en la misma medida en que era derrotada la resistencia social de los sindicatos y el partido Laborista de Gran Bretaña pasaba a colaborar con el ajuste. “El descubrimiento del petróleo agravó la situación, porque promovió la desindustrialización del conjunto del Reino, mientras enriquecía a la elite financiera. Esta oligarquía procuró contener el movimiento nacionalista con concesiones autonomistas sucesivas.” Aportaba un artículo de Jorge Altamira publicado en ARGENPRESS.

Los movimientos independentistas europeos tienen muchos ojos puestos sobre ellos. Abundantes razones existen. Si lanzamos un paneo por el pensar dentro de la  Comisión Europea, tenemos que su presidente saliente, José Manuel Durao Barroso, dijo con claridad que una Escocia independiente que quisiera ser miembro de la UE tendría que someterse a todo el proceso de adhesión y requeriría la aprobación de todos los integrantes del bloque europeo, léase esto como algo aplicable a cualquier otro interesado en cambiar de estatus. De igual manera se expresó el secretario general de la OTAN en cuanto a su incorporación a dicha alianza. Por eso, Durao Barroso, al conocer el resultado lo calificó de “positivo para una Europa unida, abierta y más fuerte”. Mientras que en Washington también había alarma. "Estamos interesados en ver a un Reino Unido que permanezca fuerte, sólido y unido", declaró Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca. Votar un 'sí' en el referendo de independencia sería un error económico para Escocia y un desastre geopolítico para Occidente. Al menos, en esto coinciden expertos estadounidenses de élite entrevistados por el diario 'The Financial Times', reportaba el sitio web Rusia Today. Y Bruce Zoellick,exvicesecretario de Estado de Estados Unidos y expresidente del Banco Mundial juzgaba que"La desintegración del Reino Unido sería la disminución de Gran Bretaña y una tragedia para Occidente, precisamente en el momento que Estados Unidos necesita a aliados fuertes".

Evidentemente el temor que los síes desbordaran las urnas era potente. La alerta más fuerte fue cuando hace tres semanas una encuesta en el periódico “Sunday Times” pronosticó por primera vez la victoria para los independentistas. El impacto sonó alto pues de inmediato los líderes de los tres principales partidos de Reino Unido firmaron un documento en el que acordaban que darían más poderes a Escocia si ganaba el no. Pasado el susto, y apenas una hora después de que se oficializara el resultado del referendo, el Primer Ministro inglés David Cameron en un discurso desde Downing Street nombró al encargado de supervisar el traspaso de las nuevas competencias. Escocia tiene un fuerte gobierno regional y un parlamento propio. Y obtendrá más derechos según lo prometido.

Quizás el que más hondo suspiró ante el resultado fue Cameron, porque no pasará a la historia como el primer ministro que perdió Escocia, pero sí como dicen algunos analistas, será el dirigente que, involuntariamente, alteró el mapa político y la estructura del Reino Unido. Según estos observadores el premier inglés deberá pagar la factura de mayores competencias y luego responder a las reclamaciones autonomistas de varias regiones que se sienten agraviadas. Al final, puede resultar que el Reino Unido acabe convertido en un Estado federal. Tal vez sean algo turbadores estos pareceres, en definitiva, habrá que ver a que los llevará el pasar del tiempo.

La resaca del referéndum

El ministro principal de Escocia y líder independentista, Alex Salmond, anunció su dimisión a su cargo como líder del Partido Nacional Escocés y más adelante como ministro principal. El anuncio se produjo un día después del voto a favor del "No" a la soberanía. Salmond dijo en rueda de prensa: “Mi tiempo como líder casi se ha terminado pero para Escocia la campaña continúa y el sueño nunca morirá”.

Por lo pronto, estas ilusiones han quedado en coma profundo.


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Marta María González Sojo


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