sábado, 4 de mayo de 2024

Alimentos diversos, frescos y sanos

El movimiento de la agricultura urbana, suburbana y familiar se ha consolidado en pos de garantizar una alimentación local…

Yuniel Labacena Romero en Exclusivo 10/10/2014
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Cuando los primeros rayos del sol entran a raudales por la ventana, muchos son los hombres y mujeres que ya han dejado atrás la comodidad de sus camas, y con la primera toma de café emprenden sus pasos seguros al surco. Abren así un inmenso portón donde los canteros de col, habichuela, espinaca, ajo porro, cebollino, pepino y otros vegetales y hortalizas son el sentido de la vida.

Muchos sin pensarlo se han convertido en pequeños agricultores de su propio patio, ese que han transformado en excelentes parcelas y huertos intensivos, que funden con un nuevo toque y del que recogen el más inesperado fruto. Y es que el movimiento de la agricultura urbana, suburbana y familiar se ha consolidado en las ciudades y asentamientos poblacionales en pos de garantizar una alimentación local y sana.

Surgido hace más de un cuarto de siglo en Cuba para potenciar fundamentalmente la producción y el consumo de vegetales, hortalizas y condimentos frescos, este programa gana cada vez más adeptos entre los cultivadores, por el resultado económico para la economía familiar y entre los compradores, por las demostradas bondades de estos cultivos para la alimentación y la salud humanas en general.

Organopónicos, huertos intensivos, organopónicos semiprotegidos, patios y parcelas familiares y fincas suburbanas han integrado hasta la fecha el Programa, según refirió Nelson Campanioni, su secretario ejecutivo, quien señaló que el mismo se ha realizado utilizando tecnologías agroecológicas y sobre la base de un alto grado de sustentabilidad territorial de los insumos productivos, los recursos naturales y la capacitación de los productores.

En la Mesa Redonda sobre el tema, se conoció que esta actividad actualmente constituye uno de los siete programas más importantes del Ministerio de la Agricultura. Fue desde el 2009 cuando se decidió que la misma abarcara la producción de alimentos, plantas medicinales, ornamentales y flores, la forestación y otras actividades agrícolas dentro del área de las ciudades y poblados y su periferia inmediata.

Campanioni destacó que la extensión de este sistema ha permitido que hoy cuenten con 29 actividades productivas, que incluyen frutales, forestales, café y cacao, flores, plantas medicinales, apicultura, semillas, capacitación avícola y acuicultura. “La presencia de estos subprogramas se hace imprescindible para darle la necesaria integralidad y alcanzar la mayor producción posible de cada metro cuadrado de tierra con el intercalamiento y la combinación de distintas producciones en una misma área, permitiendo utilizar los beneficios de unos respecto a otros”, dijo.

Vale destacar que este año la Organización de Naciones Unidas lo declaró como el Año de la Agricultura Familiar y, en ese sentido, destacó el secretario ejecutivo que el país está enfrascado en un amplio programa de actividades dedicadas a ello, que concluirá en 2015 con un importante evento.

Dijo que hoy el 50 por ciento de las hortalizas que se consumen en el país proceden de este programa, así como que “dentro de los cuatro objetivos principales que tenemos está la tarea de tener 10 mil hectáreas de cultivos semiprotegidos y un cultivo promedio de no menos de un millón de vegetales, hortalizas y condimentos frescos".

“También contamos con 96 mil fincas, de las cuales 55 mil tienen los requisitos, pero se prevé que aumentemos a 144 mil fincas. Igualmente la producción asciende a 50 mil toneladas de carne y 146 mil toneladas de frutas, entre otros resultados”, manifestó.

Una Habana agricultora

Algunos pensarán que a la capital de la nación la agricultura le es ajena. Sin embargo, esta, que es la región más poblada y urbanizada de Cuba, tiene una destacada labor en este proceso con seis de los 19 organopónicos del país conocidos como gigantes, que son los que superan las cuatro hectáreas.

Julio Martínez Roque, delegado de la Agricultura en La Habana, explicó que esta labor se emprendió cuando se aprobó en 1967 el desarrollo del Cordón de La Habana, para producir en las áreas agrícolas alrededor de la capital por el estado de abandono en que estaban las fincas de propietarios, a quienes la Ley de Reforma Agraria había beneficiado.

Expresó que en los inicios de los años 90, con el Período Especial, se comenzó un proceso de cambio, y se convirtió de una ciudad consumidora en productora de una parte de los alimentos que necesitaba, y así desarrolló un fuerte movimiento popular, conceptualmente definido desde su origen como Agricultura Urbana, que se ha desarrollado a través de los años.

Datos brindados por Martínez Roque evidencian que actualmente este programa se desarrolla en los 15 municipios y la producción se sustenta en más de 700 fincas Estatales, 27 U.B.P.C., 88 C.C.S., 97 organopónicos (13 semiprotegidos), 318 huertos Intensivos, 24 casas de producción de posturas, 88 919 patios con tierras y 5113 parcelas. Igualmente, destaca la transformación de los cinco hidropónicos gigantes que existen en la periferia, reconvertidos en organopónicos y semiprotegidos, con un mejor aprovechamiento del área, logrando más rendimientos y volúmenes de producción.

“La Habana ha logrado articular todos los esfuerzos en la producción de alimentos con un programa dirigido al incremento de hortalizas principalmente, facilitando su comercialización en el barrio. Su desarrollo es una muestra de la capacidad de miles de hombres y mujeres decididos a transformar más de 35 000 hectáreas de tierra, muchas de ellas constituían verdaderos reservorios de vectores, escombros y basuras, que fueron convertidos en jardines productores de hortalizas y condimentos”, dijo Martínez Roque.

 ¿Y los precios por qué no bajan?

Los altos precios de los alimentos en el mercado, los procesos de contratación y la comercialización siguen siendo temas vitales entre los ciudadanos. La agricultura urbana y suburbana parece avanzar,  son múltiples los subprogramas que agrupa y sus aciertos en la mayoría de ellos, pero los elevados precios y la deficitaria oferta en las placitas, organopónicos y mercados estatales, no constituyen reflejo de ello.

El delegado de la Agricultura en La Habana dijo que el problema de los precios va más allá de lo que se produce o puede producirse en los organopónicos, estos se dedican en lo fundamental a las hortalizas de hojas.

“Son cuestiones que tienen que ver desde el productor, hasta con la forma en que se produce, cómo se hace, los precios a que se compra y hasta el lugar donde se comercializa, no en todos las provincias los productos tienen el mismo precio y la mejor oferta a la población, sin embargo, es el mismo”.

Declaró que ello también esta relacionado con la disponibilidad de productos, porque aunque se aumenta la producción tienen diferentes destinos con el tema de las importaciones. Añadió que influye también que no tenemos una cultura de lo que es establecer un margen comercial a los productos, y estos están muy excesivos. “Los que están detrás de las tarima, que es la cara de la agricultura, tienen que buscar ganancias pero no puede ser subiendo precios sino teniendo mayores volúmenes de ventas”.

El directivo aludió al papel del Estado y las cooperativas para dinamizar este tema sobre todo en el lugar donde se produce, lograr mejor proceso de contratación y comercialización no solo para los precios sino también para adquirir todo aquello que el campesino produce y así influir en los resultados.

Lázaro Hernández, presidente de la cooperativa Antonio Maceo, de Bejucal, agregó que fundamental también es topar precios de los principales productos para que el pueblo pueda llegarle y llevar los alimentos de forma directa a las unidades, porque realmente no es el productor quien sube los precios sino quien los vende, buscando un gran margen de ganancias.

La política de la Agricultura Urbana y Suburbana es venta directa evitando los intermediarios. En tal cuestión, Hernández ilustró que la libra de frutabomba se vende a 1.50 pesos en moneda nacional, que puede salir en 12 pesos con el margen comercial, pero después el productor es quien eleva precios y por eso muchas veces cuesta 30.

Insistió que el papel del Estado debe estar en hacer una más y mejor contratación, pues las formas productivas no lo están haciendo como antes, y dijo que a su cooperativa, por ejemplo, este año solo las empresas contrataron un 3.7 por ciento de la producción.

“La agricultura urbana y suburbana es un movimiento que contribuye significativamente a la producción y comercialización de alimentos a la escala local, al tiempo que constituye una alternativa para la promoción de la seguridad alimentaría y en eso debe trabajar el país”, manifestó.

Vale mencionar que actualmente, de manera experimental, en el país se realizan ajustes funcionales y estructurales al sistema de comercialización de productos agropecuarios en La Habana, Artemisa y Mayabeque. En ese sentido, se autorizó la comercialización de forma liberada de productos agropecuarios después de cumplido los compromisos de entrega con el Estado de acuerdo con lo previsto en los contratos suscritos.

Por ello, las formas productivas de las tres provincias cuentan con 570 mercados arrendados a la Empresa de Mercados y 310 corresponden a la agricultura de la capital, a ello se suman 224 puntos de ventas que son administrados por las propias formas de producción, principalmente cooperativas.

En ese sentido, el delegado de la agricultura en La Habana subrayó que se ha autorizado la venta en el lugar de producción, en función de eliminar intermediarios y por consiguiente bajar precios. “Se han liberado los precios de los productos para estimular la producción y lograr el principio de oferta y demanda, cuestión en la que tenemos que continuar insistiendo y estimulando”.

Avanzar de manera sostenida

La agricultura urbana y familiar enfoca también su trabajo hacia diversificar la mesa familiar con procedimientos de preparación de alimentos que tengan en cuenta los principios de una alimentación saludable y diversa, eliminando la monotonía en la elaboración y consumo diario de las comidas, lo que contribuye no solo a aumentar el gusto de nuestra nutrición diaria, sino también la preservación de nuestra salud.

Vilda Rita Figueroa, quien desarrolla un proyecto comunitario sobre este tema en el capitalino municipio de Mariano, mencionó que hay que buscar procedimientos que rompan la monotonía en la producción de alimentos. “Debemos buscar tecnologías autóctonas para que se produzca todo el año.

Es necesario, por tanto, realizar esfuerzos para introducir tecnologías sostenibles, divulgar y capacitar a las familias, productores y comunidades sobre los conocimientos básicos para la producción de alimentos y plantas útiles en huertos con la utilización de los espacios disponibles, producidos por las propias familias o adquiridos a bajos precios en las estaciones del año donde se producen los picos de las cosechas, aplicando métodos domésticos y naturales, sin riesgos sanitarios”, dijo.

Adolfo Rodríguez Nodals, Jefe del Grupo Nacional de la Agricultura Urbana, aseveró que hoy tenemos unos 14 mil kilómetros cuadrados de área nacional en estos dos tipos de agriculturas y que cada ciudad y poblado tiene bien definido el alcance de los proyectos. Al referirse al tema del marabú en las ciudades, dijo que aunque se ha avanzado no es suficiente, pero actualmente existen municipios que tienen toda su área cultivable cubierta.

“Se han recuperado centenares de hectáreas que estaban ocupadas de marabú y hoy son áreas integrales. Además, poseemos 56 municipios abocados a esta misión de la agricultura urbana y suburbana, con 158 proyectos del Ministerio de la Agricultura y destaca que la Isla de la Juventud cuenta con tres”, dijo y resaltó que nadie está autorizado en Cuba para eliminar un organopónico.

Rodríguez Nodals refirió que el movimiento de agricultura urbana ha sentado las bases para demostrar las posibilidades que existen de producir alimentos en las ciudades. Este sector se ha desarrollado en los últimos años de manera sostenida, siendo hoy un importante abastecedor de alimentos a la población de las ciudades.


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Yuniel Labacena Romero

Se han publicado 1 comentarios


qbano
 10/10/14 10:37

 

 

Este no es un proceso que inicio ayer,  (diciembre de 1987) por tanto quizás podría tener mejores indicadores, mejor orden,  mejores resultados etc!

Cuantas toneladas o Kg. y variedad de alimentos se producen en esas 14 mil kilómetros cuadros de área nacional?

Cuantas personas tienen o están empleadas  en todo el sistema de agricultura urbana?

Cuanto y como han influido en los precios de los productos?

Cuales son los planes metas para corto mediano y largo plazo? que podemos esperar...?

Coincido en que debemos regular los márgenes de ganancias eso es vital para toda economía! ya que ello propiciaria el crecimiento de niveles de producción y equilibrio en el precios final...! no creo que topar los precios sea solución... ya que ello, -como así lo ha demostrado- solo consigue disminuir los niveles de producción y propiciar la venta ilegal etc.! o sea el estado debe garantizar la disminución de los costos de producción mediante subsidios a insumos herramientas etc. regular las utilidades...

Para conseguir la diversidad de los productos así como su equilibrada repartición etc. los sectores, agro los comerciantes etc. deben tener mayor capacidad, autogestión para que ellos sean los que compren lo que ellos desean y según su demanda necesitan! ello traerá que cuando X no tenga plátano salga a buscarlo BUSCARLO....! 

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