jueves, 18 de abril de 2024

¿Un organista en La Habana?

El rescate de la tradición organística en Cuba es la principal misión del joven Moisés Santiesteban Pupo, quien supera sus roles de intérprete y maestro del órgano, para soñar con una mayor presencia del instrumento en el país

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 24/04/2014
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organista
Moisés, uno de los pocos organistas del país. (Ana María Domínguez Cruz / Cubahora)

¿Cuántas veces ha disfrutado usted de la sonoridad de un órgano? ¿Lo ha visto tocar en alguna ocasión? El deleite es incomparable, aunque se trate de uno electrónico, como el que reina en La Catedral de La Habana y al que le da vida Moisés Santiesteban Pupo, organista titular de esta iglesia y maestro de este instrumento en la Escuela Nacional de Arte.

Regálame una pieza, le pedí después de escucharlo hablar con tanta pasión sobre el que se considera el único instrumento capaz de elevar el alma humana.

“Lo primero es cambiarse los zapatos por unos que sean de cuero- incluyendo la suela-, y bien ajustados”, me dice y mientras procede, no puedo ocultar mi asombro. Son carísimos, me explica, pero es el calzado ideal para “sentir” los pedales.

Coloca la partitura con tres pentagramas -dos para el teclado y uno para los pedales- y la Sonata III, segundo Movimiento, Andante Tranquillo, de Félix Mendelssohn comenzó a escucharse en La Catedral del Centro Histórico de La Habana Vieja aquella mañana en la que yo me dispuse a conocer al rey de los instrumentos.

 “La majestuosidad del órgano me atrapó cuando era estudiante de segundo año de piano en el Instituto Superior de Arte y fuimos convocados a la clase magistral que ofreciera el francés Francis Vidil para la inauguración del instrumento que se encuentra hoy en la Basilíca Menor del Convento de San Francisco de Asís.

“Fuimos escogidos dos estudiantes para tocarlo con regularidad, y contribuir a su mantenimiento y solo quedé yo con esa responsabilidad, que cada tarde de domingo se fue convirtiendo en una pasión”.

No se estudia este instrumento en Cuba y solo aquellos que cursan estudios de piano pudieran “entenderse” con su especificidad, aunque no solo se trata de aprender a correr los pies por los pedales y de leer el pentagrama. “Imagínate que ni siquiera sabía que este instrumento se afinara”.

Rememora este joven las clases que recibiera de Vidil, del español Juan Manuel Pedrero y del alemán Stefan Baier, con los que tuvo ante sí tres visiones diferentes que lo “armaron” lo suficiente como para arriesgarse y ofrecer conciertos regulares durante un año en la Iglesia de Paula.

En el 2009 Moisés se suma al Conjunto de Música Antigua Ars Longa que, dirigido por Teresa Paz, había recibido la donación de la Universidad de Valladolid de un órgano positivo, como se le conoce a aquel que por sus dimensiones puede ser transportado con facilidad.

Luego de recibir clases magistrales y un curso de organería en España, el también organista del Centro Nacional de Música de Concierto comienza a estudiar –aún en curso- su Licenciatura y Máster en Interpretación al Órgano en la Universidad Católica de Música Sacra y de Pedagogía Musical de Ratisbona, en Alemania y es precisamente Baier, rector de la institución, quien se desempeña como su profesor principal.

“He seguido un sueño pero no quiero ser el único. En la cultura cubana muchos sueños se han desarrollado a plenitud y un ejemplo es el piano, así que quiero que en lo que concierne al órgano la experiencia sea similar porque considero que Cuba puede ser mucho más que un estereotipo y que este instrumento puede ofrecer una vía para destruirlo”.

-¿Cómo piensa contribuir Moisés Santiesteban a “romper” ese estereotipo?

-Mi principal objetivo es rescatar el patrimonio organístico del país desde el punto de vista cultural, como instrumento esencial para conciertos y también en sus funciones litúrgicas.

“Ofrecer conciertos regulares permite interesar cada vez al público cubano en este repertorio, como el que ofreceré el próximo 25 de abril a las 7 de la noche en la Iglesia de Paula. La posibilidad de que se retomen las Rutas y Andares que ilustraban el funcionamiento del instrumento a los visitantes es también una alternativa.

“Desde la metodología y la pedagogía persigo vincular más a los estudiantes de piano, por ejemplo. Mantenemos un programa académico entre Ars Longa y el maestro Roberto Chorens, defensor del instrumento, en el Amadeo Roldán. Se mantiene además un taller en la Escuela Nacional de Arte con estudiantes de primer y segundo año, en los que espero encontrar “discípulos” que amen el instrumento y asuman con fervor la tarea de hacerlo crecer en el país.

“Es necesario además que los estudios históricos se amplíen y que no solo los realice la musicóloga Miriam Escudero, directora del Gabinete del Patrimonio Musical Hispano de la Oficina del Historiador de la Ciudad, quien tocó el instrumento en el conjunto Ars Longa durante años.

Que los haya con sistema mecánico o electroneumático, electrónico, positivos o portativos, “que son los más pequeños, como un acordeón, más manuables”. Son costosos pero que pueda seguir creciendo la presencia del instrumento en los diferentes espacios del país es vital, porque a este discípulo de Bach le interesa sobre todo motivar a la familia cubana. “A los conciertos acuden generalmente las mismas personas y muchas de ellas son de la tercera edad que vienen acompañadas de niños. En ellos puede cultivarse el interés por este instrumento que en un principio puede resultarles curioso, llamativo, raro y luego, ¿quién sabe? Puedo tener más personas que se unan a mí en el empeño. ”

Aspiro a que existan órganos y organistas en todas las iglesias, me dice. Imagino que la gente acude a los conciertos, creo posible que  crezca la tradición de los organeros y sean más los que puedan restaurar o construir estos instrumentos. Estudio en Alemania pero estoy muy preocupado con lo que pueda hacer aquí porque soy de los locos soñadores que sin ver, ya dan por hecho lo que han soñado”.


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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