jueves, 28 de marzo de 2024

Un dulce amor por los abanicos

La escritora cubana Dulce María Loynaz (1902-1997) fue una de las más reconocidas coleccionistas de abanicos a nivel mundial...

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 27/04/2017
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Abanicos
En el Museo Nacional de Artes Decorativas se exhiben, hasta mediados del mes de junio, 94 abanicos que pertenecieron a la Loynaz.

Para la escritora cubana Dulce María Loynaz (1902-1997) los abanicos no eran un mero accesorio sino un todo perfecto, una obra de arte en miniatura, digna de respeto y admiración. Aunque llegó a coleccionar unos 300 abanicos solo se le vio abanicarse en muy esporádicas ocasiones.

En el Museo Nacional de Artes Decorativas se exhiben, hasta mediados del mes de junio,  94 abanicos que pertenecieron a la Loynaz. La muestra se titula Una vida de amor. Con curaduría de María Rosa Oyarzábal y Lidis Nuvia Rodríguez, la selección obedece al número de años que vivió la autora de Poemas sin nombre.

“Además, quisimos rendirle homenaje en este 2017 cuando se cumple el aniversario 30 de su Premio Nacional de Literatura, el 25 de su Premio Cervantes y  los 20 años de su fallecimiento”, declaró la licenciada María Rosa Oyarzábal.

Cuenta María Rosa que Dulce comenzó a fomentar su colección desde la niñez y que, incluso, guardó con mucho esmero los abanicos de su abuela y de su hermana Flor.

“Consideramos que ella en sus viajes adquirió piezas de gran valor y de muy buena calidad. Otras, se las regalaron sus amigos quienes conocían de su afición. Coleccionó abanicos de todos tipos, de épocas y países variados, con diferentes técnicas: piezas de marfil, talladas en nácar, con incrustaciones en oro y piedras preciosas, de encajes, con obras de arte”.

La ilustre habanera atesoró abanicos asiáticos, europeos, de los siglos XVIII y XIX. En la colección sobresale una pieza firmada por la afamada pintora francesa del siglo XIX, Madelaine Lemaire, quien inspiró parte de la obra del escritor Marcel Proust, estuvo vinculada con la política de su tiempo y fue amiga de los pintores impresionistas y del cineasta Charles Chaplin.

Al recorrer las vitrinas de la exposición se puede encontrar un abanico con el emblema del Rey Sol, del siglo XVIII, que posee un varillaje muy atípico y diferente del resto de la colección. Igualmente  apreciamos los famosos Vernis Martin, creados en el siglo XVIII y otros que presentan, en el padrón, las iniciales de  importantes familias cubanas del siglo XIX, como fueron la de la Marquesa de Zuazo Rendón y la de Marquesa de Pinar del Río.

Un accesorio muy relevante en esta colección fue el que recibió la autora de Jardín cuando le entregaron el Premio Cervantes de Literatura (1992). Para ella también eran muy importantes el abanico personalizado con su nombre y otro decorado con la bandera cubana, como muestra de su gran cubanía y pasión por sus raíces.

Al respecto explica Rosa María que el catálogo de la exposición responde a un diseño muy típico de finales del siglo XIX y los primeros años del siglo XX. “Es el prototipo de abanico comercial que se entregaba de obsequio a los clientes en alguna tienda o farmacia. Retomamos esa idea y a partir del abanico con la bandera cubana –que es uno de los más lindos de la colección–, hicimos el catálogo que contiene una breve información y los créditos de la muestra”.

El Museo de Artes Decorativas de La Habana posee en su tesauro unos 247 abanicos que pertenecieron a la autora de Últimos días de una casa y para la ocasión han sido restaurados en aras de que el público los pueda apreciar.

Como advirtió la licenciada Lidis Nuvia Rodríguez toda la colección de abanicos de Dulce está inventariada: “En esta muestra estamos exhibiendo el inventario original de su puño y letra. Ese inventario resultó muy útil para realizar la curaduría por la información que contiene sobre las piezas. La primera vitrina se cambia cada 15 días para que el público tenga la oportunidad de ver abanicos diferentes que conforman la colección”. 

La poetisa tuvo la suerte de ver exhibida su colección de abanicos, en 1958, en el Museo Nacional de Bellas Artes. Desde entonces, no se había vuelto a mostrar en público. Ahora, gracias a una iniciativa del Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y del Museo Nacional de Artes Decorativas se presentan, por segunda vez en Cuba, esos útiles accesorios que Dulce coleccionó toda su vida como uno de sus tesoros más entrañables. 


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Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión

Se han publicado 1 comentarios


César
 25/8/17 16:07

Una belleza...define el buen gusto de la gran Dulce María Loynaz. 

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