En el centro de Cuba, plaza fuerte para la trova, vuelven a reunirse cantautores y cantautoras. Los convoca el Festival Longina, quizás el más importante de la canción cubana actual.
Cada año los juglares villaclareños, encabezados por La Trovuntivitis, reciben a sus colegas del país y algunos invitados extranjeros. Quien pretenda dedicarse a trovar, ha de probar su calibre durante estos días de enero, jornadas que se extenderán hasta el 14.
En esta ocasión se dedica a Teresita Fernández y a la habanera, género musical originado en Cuba en la primera mitad del siglo XIX.
Tradicionalmente, el evento comienza con una peregrinación al cementerio de Caibarién, donde reposan los restos del bardo Manuel Corona y Longina O’Farril, musa de la emblemática canción de la trova tradicional que inspiró el nombre de la cita. Hasta el camposanto llegan los pobladores y los integrantes de La Trovuntivitis, como símbolo de la continuidad entre los creadores de antaño y la trova reciente.
Además de en la capital provincial, las actividades se desarrollarán en Caibarién, Quemado de Güines, Remedios y otros municipios. Las jornadas del evento incluyen espacios dedicados a los niños —con la presencia de los cantautores Yaily Orozco, la Tía Rosa y Oscar Sánchez—, encuentros teóricos y conciertos de Polito Ibáñez y Tony Ávila en el Teatro La Caridad.
También se anuncia la presencia de Alberto Tosca, Gerardo Alfonso, Heidi Igualada, Marta Campos, Samuel Águila, Ariel Díaz, Freddy Laffitta, Ariel Barreiro y Fernando Cabreja.
Espacios habituales de la ciudad se incluyeron en el programa del Longina, entre ellos la peña de La Trovuntivitis, los jueves en el patio de El Mejunje; Trovando Mal, conducido por Raúl Marchena en la Casa de la Ciudad; y las peñas de Alain Garrido y Roly Berrío, ambas en el en el Museo de Artes Decorativas. Además, habrá presentaciones al aire libre en el Parque Vidal y los barrios Abel Santamaría y Condado Norte.
En la sede provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba habrá conferencias sobre la vida y obra de Teresita Fernández, y se analizará el singular caso del consumo cultural, los públicos y la canción de autor en Santa Clara, una ciudad donde se mantienen viva la noble tradición de la trova cubana.
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