jueves, 18 de abril de 2024

Prado y Neptuno, La Engañadora y El Cha Cha Chá (+Video)

El chachachá cumple 60 años y de una manera u otra sigue en las células de muchos nuevos ritmos, conforma el arsenal gigantesco de la música cubana...

Rafael Lam Marimón en Exclusivo 15/07/2013
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Enrique Jorrín, el Rey del Cha Cha Chá
Enrique Jorrín, el Rey del Chachachá.

Las calles Prado y Neptuno, La Engañadora y el chachachá, hace 60 años fueron un suceso musical que se convirtió en una fiebre, una moda, un fenómeno universal.

Enrique Jorrín escribió una canción que tituló La Engañadora, se había inspirado en una muchacha que, en la calle Prado y Neptuno, llevaba unos postizos en los senos y en las nalgas, una práctica muy usada en aquellos días, como sucede en la actualidad con la silicona, para favorecer el aspecto físico.

En marzo de 1953, Jorrín con la orquesta América grabó La Engañadora en los estudios de la Panart. Rápidamente, como la pólvora, la canción se convirtió en un hit espectacular, se había creado un ritmo nuevo con un baile sin igual: el chachachá de la orquesta América, conducida por Ninón Mondéjar y la dirección musical de Enrique Jorrín.

La modelo que sirvió para ilustrar La Engañadora todavía vive en La Habana, se llama Águeda Álvarez, y su nombre artístico era Lalín Lafayette, también tuvo el sobrenombre de La Sandunguera de Cuba. “Yo tuve la suerte de llevar el chachachá por toda Cuba y más allá, a otros países. El baile lo habían puesto de moda los propios bailadores: Un, dos, tres; chachachá, al ritmo del güiro de Gustavo Tamayo, instrumentista de la América. Yo asistía con la orquesta a las presentaciones en sociedades como el Club Julio Antonio Mella, en las emisoras: Mil Diez (del Partido Socialista), en Radio Salas, CMX, La Voz de los Ómnibus, La Cadena Roja (patrocinada por la galleta El Gozo). También en las sociedades: Los Jóvenes del Silencio, Silver Stars, Inter Social, La Federación de Sociedades Juveniles y, por supuesto, en los salones Amores de Verano de Prado y Neptuno”.

El chachachá marca su inicio en el verano de 1953, y llegó tan lejos que en China es el ritmo más conocido, tuvo un alcance mundial y se convirtió en plantilla básica para el rock and roll de los 50 y 60 del siglo XX.

“Amarren al loco”, un tumbao de 1960, con arreglo de René Touzet sobre el chachachá de Rosendo Ruiz Quevedo, fue la plantilla básica, según me explica el musicólogo estadounidense Ned Sublette. La obra “Louie Louie” de Richard Berry, es la más fehaciente muestra, así como la versión de “La bamba” de Ritchie Valens, “Satisfaccion” de Duke of Earl y muchas más.

La famosa actriz francesa Brigiette Bardot bailó un chachachá en su atrevida película Y Dios creó a la mujer. En el musical West side story, la pieza principal, “María”, es un chachachá. El rey del mambo, Pérez Prado, grabó chachachá, Machito y sus Afrocubanos (reyes del latin jazz), Fajardo y sus Estrellas llevó el chachachá a los grandes cabarets como el Montmartre de La Habana y el Waldorf Astoria, de Nueva York y hasta Japón llegó con su canción Sayonara. Nat King Cole grabó “El bodeguero” de Richard Egües. En esos tiempos, decían los músicos estadounidenses, todo sonaba en chachachá.

“El chachachá es el rey —proclamaba el crítico musical John Wilson—, ha inundado casi todos las fiestas y salones de baile del mundo y en especial de este país. Una cadena nacional de estudios de danza informa que es ahora el baile más popular entre sus estudiantes. Sam Cooke grabó Every body loves to chachachá (Todo el mundo baila el chachachá). El ritmo se ha colado hasta en el Greenwich Village de Nueva York. Para ganar popularidad, muchas orquestas adaptaron nombres relacionados con la música cubana, el chachachá y La Habana”.

LA SAGA DEL CHACHACHÁ

La creación del chachachá fue un largo proceso que se extendió por unos quince años en el que intervinieron ritmos cubanos: el danzón fundido con el son.

Uno de los puntos de giro fue la creación por Orestes López de la composición “Mambo” (danzón con el son) de 1938. A partir de entonces comenzó una saga del “nuevo ritmo”, que llamaron mambo.

En ese rico proyecto cubano intervinieron los hermanos Israel (Cachao) y Orestes López en la orquesta Arcaño y sus Maravillas; las orquestas Melodías del 40, Ideal, Fajardo y sus Estrellas, Neno González y la América de Ninón Mondéjar, donde era el director musical Enrique Jorrín, un verdadero genio de la música, según declaraciones del propio Rafael Lay, director de la Orquesta Aragón.

Jorrín va experimentando con la manera de tocar de la orquesta América, con el sonido protagónico del ritmo del güiro de Gustavo Tamayo, creador del rayado en el chachachá.

El director de la América, Ninón Mondéjar iba ideando un danzón para cada uno de los clubes donde se presentaban, así fueron ganándose el nombre de “la creadora del danzón cantado”. Desde luego, detrás de ese proyecto estaba Jorrín, apoyado por músicos de la talla de Félix Reina (violín), Gustavo Tamayo (güiro) y Antonio Sánchez Reyes, Musiquita en el piano. Una verdadera constelación de estrellas, muchas de ellas procedían de la gran Orquesta de Arcaño y sus Maravillas; pero querían hacer algo más juvenil y novedoso. En toda La Habana la gente se movía al compás del chachachá.

Estos músicos con mucho oficio e ingenio efectuaron una verdadera revolución musical, las grandes innovaciones en la música a veces son movimientos casi imperceptibles.

El chachachá que fue conformando Jorrín, junto a las estrellas de la América, consistía realmente en hacer un danzón cantado por los integrantes de la orquesta. Se cantaba lo que estaba de moda, desde el chotis y los cuplés españoles hasta la sabrosura de los estribillos callejeros.

Las melodías eran construidas con pequeños motivos, por lo general con dos compases y pocos acordes sencillos, fácilmente bailables. Las improvisaciones acontecían al final, con el papel hegemónico de la flauta sustituyendo a los solos de piano. Aquí está el secreto del chachachá.

Después de la América entraron en la escena la Orquesta Sensación y la Aragón que llevaron a la cúspide el chachachá, mezclando el nuevo ritmo con sabrosas células del son y el mambo moderno. Un chachachá magnificado.

LOS TRIUNFOS DEL CHACHACHÁ

El chachachá fue la eclosión de la música cubana a partir de 1953, y llenó los bolsillos de los empresarios. Enrique Jorrín contaba que, “cuando surgió el número de ‘La Engañadora’, la disquera Panart sufría una bancarrota y se hizo millonaria a costa de ‘La engañadora’ y del chachachá. Con mis aportes ellos se compraron una fábrica de discos, mis grabaciones se agotaban en las victrolas”.

Rolando Valdés, Rafael Lay, Richard Egües y casi todos los músicos de la década de los 50 reconocen que el chachachá, impulsado por Jorrín con la América, los puso a comer caliente. “Desalojamos las grandes bandas de jazz band de los salones aristocráticos”, asegura Rolando Valdés. “El chachachá varió el instrumental de las jazz band, adiciona Jorrín . Las charangas para ese tiempo solo tocaban en lugares de tercera, en la Playa de Marianao, o en fiestas de negros, de la noche a la mañana, con el auge de ‘La engañadora’, se convirtieron en las preferidas”.

Las jazz band, tocaban bongoes y maracas y, al verse desplazados, cambiaron estas por timbales y güiros; incorporaron flautas, timbalitos, güiros y otros elementos, buscando la sonoridad de las charangas.

Jorrín con el chachachá inspiró a otros compositores: Richard Egües (“El bodeguero”, “La muela”, “Sabrosona”), Rosendo Rosell “Calculadora”), Miguel Jorrín (“Espíritu burlón”, “No te bañes en el malecón”), Ramón Cabrera (“Esperanza”), María Aurora Gómez (“El baile del suavito”), Jorge Zamora (“No me molesto”, “La basura”), Antonio Sánchez, Musiquita (“Poco pelo”, “Yo sabía que un día”) Enrique Jorrín (“La engañadora”, “El túnel”, “Nada para ti”, “El alardoso”).

El chachachá, de una manera u otra, sigue en las células de muchos nuevos ritmos y músicas cubanas, desde la salsa, la timba y el rock and roll;, es una de las músicas que conforma el arsenal gigantesco de la música cubana.


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Rafael Lam Marimón

Se han publicado 1 comentarios


Arístides Lima Castillo
 15/7/13 8:48

Muy instructiva su reseña histórica del chachachá. Le felicito, Lam, y espero siga con estos interesantes trabajos porque de la música cubana hay mucho que hablar. Un saludo.

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