viernes, 26 de abril de 2024

Diseño Made in Cuba (+Video)

El país debe aspirar a que una buena parte de su mundo material sea diseñado y producido desde dentro, con la calidad y los valores que defiende su modelo social…

Giselle Vichot Castillo en Exclusivo 03/05/2016
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Diariamente nos relacionamos con objetos, espacios y modos comunicativos que previamente han sido diseñados. “El diseño es sociedad y la sociedad es diseño”, rezan algunos estudiosos. Gui Bonsiepe, teórico y docente del campo, cuyas ideas han tenido un impacto significativo sobre el diseño latinoamericano, sostenía que esta profesión debe ser una interfaz entre el hombre y el mundo. Una vía que permita comunicarnos con nuestro entorno y establecer los puentes con nuestras necesidades diarias.

Cuba no está aislada de esta situación, y en medio de los intentos por procurar el cambio económico, el diseño como profesión deviene un elemento fundamental para trazar rutas hacia el progreso. Así, bajo la máxima “diseño y prosperidad”, se presenta la primera edición de la Bienal de Diseño de La Habana, un espacio múltiple que servirá para el intercambio y la promoción sobre la importancia del diseño para el crecimiento personal y social.

La bienal estará encargada, además, de sensibilizar sobre los aportes del diseño y su implicación estratégica en el desarrollo industrial, económico, social y cultural, entre otras esferas afines con el día a día de los individuos.

Sin embargo, la idea de la bienal no es un hecho fortuito, surge de la conjunción de varios factores. Por un lado, el país se encuentra en un proceso de implementación de políticas económicas que implican la posibilidad de inversión foránea, y por otro, destaca el potencial profesional que se ha consolidado por más de cincuenta años de revolución.

Ante tales supuestos Pedro García Espinosa, diseñador de profesión y exdirector de la Oficina Nacional de Diseño (ONDI), accedió a conversar con Cubahora con el propósito de dilucidar el papel del diseño en la defensa de los ideales de una sociedad como la nuestra.

“El diseño por esencia es una profesión humanista. En el caso del modelo social cubano, la visión humana del asunto debe prevalecer. Ello significa poner a disposición de la gente, a través de los productos, de los mensajes y de las ideas, lo mejor del conocimiento profesional, y de esta forma llevar el bienestar a una mayoría.

”El diseño, sin dejar de ser una actividad comercial, debe traducirse en el confort de muchos y de esta forma garantizar calidad de vida. Una función que ha defendido desde que se comenzó a gestar y a desarrollar en el país, alrededor de 1959, y con una mayor determinación después de los años 70.

”No obstante, en el caso particular cubano, todavía no se ha logrado que nuestra naturaleza material tenga la calidad homologable al resto del mundo. Estamos conscientes de que esa es una deuda que tenemos que saldar. En primer lugar, porque de esta forma le estaría adjudicando credibilidad al modelo social. Si tú tienes un modelo social humanista, el mundo material que lo circunda debe ser ejemplo y eso no lo hemos logrado. Si ese mundo material proviene del trabajo de las empresas cubanas, será una manera de decirle al mundo lo que Cuba como país es capaz de hacer, y eso es directamente proporcional a la confianza y la credibilidad del modelo económico del país.

—A la luz de las nuevas transformaciones económicas vigentes en el país, ¿cuál es la importancia de integrar el diseño a las estrategias de desarrollo?

—Las estrategias de desarrollo de un país, entre otras cosas, pasan por el impulso de sus fuerzas productivas, y la manera en que estas pueden hacer realidad sus potenciales en las relaciones de producción. De esta forma, entre las cuestiones más significativas que le aporta el diseño a las estrategias de desarrollo destaca la implicación de profesionales cada vez más calificados para el cumplimiento de las líneas de desarrollo del país.

“Estas líneas, a su vez, deben versar sobre la filosofía de desarrollador. Una cosa es la mentalidad de desarrollador, en la que el diseño es clave, y otra, muy diferente, es la mentalidad de reproductor. A nivel macroeconómico eso puede significar un impulso, porque penetra nueva tecnología, proporciona empleo, se suple el déficit y da cabida a la exportación; pero eso no significa que el país sea desarrollador de productos; y si no persiste esta mentalidad, pues no habrá diseño y si no hay diseño estaremos alejándonos del desarrollo.

”Siempre en los comienzos habrá que reproducir algo, pero sobre esa misma tecnología empezar a modificar y entonces hacerlo desde una perspectiva creadora. Este es un punto sobre el cual debe estar el mayor énfasis en los temas relacionados con las políticas de inversiones que se vienen gestando en el país.

”Por otra parte, el diseño es innovador por naturaleza y cuestionador del presente. De esta forma, representa una inversión porque puede prever un mejor producto y pulir a través del proyecto cuál es el mejor concepto o la mejor idea para satisfacer las necesidades de un público determinado.

”Ese es un problema que nosotros tenemos en Cuba. El diseño es interpretado como una cosmética. El éxito no consiste en hacerlo bonito, sino definir antes la calidad y el confort con que lo hacemos. El mayor gasto al que estaremos apelando sería a la inteligencia y no a los recursos materiales. Por tanto, el diseño es una inversión dentro de las estrategias de desarrollo, no es un costo.

”En tales estrategias de desarrollo no solo hay que concebir la visión económica, sino invocar a la visión ideológica, ética y moral que la acompaña. Esta visión no se puede eludir frente a las características de nuestra sociedad. La esencia ideológica del desarrollo y del diseño en el capitalismo es vender, es la que marca la pauta. Nosotros pretendemos mucho más. En una sociedad como la nuestra hay que producir el mejor producto, de lo contrario no podremos defender la credibilidad de nuestro sistema.

”Hoy se vive una paradoja. En Cuba existe un alto índice de formación profesional; sin embargo, ello no se corresponde con los logros alcanzados en términos de diseño. Ese eslabón intermedio es el que nosotros como país demos acabar de resolver.

”Finalmente, es importante integrar el diseño a las estrategias de desarrollo, como movilizador de otras áreas de conocimiento. Su capacidad de aunar y articular los conocimientos científicos para poder diseñar elementos que satisfagan los intereses de un público determinado”.

—¿Cree usted que esta primera bienal orientada a sensibilizar sobre los aportes del diseño y su implicación estratégica en el desarrollo industrial, económico, social y cultural llega en un momento especial para el país?

—La idea de la bienal surge de la conjunción de varios factores. En un contexto de actualización de nuestro modelo económico se impone la necesidad como país de poder mostrar ese potencial de diseño que existe y las posibilidades que puede encontrar la inversión extranjera dentro de las condiciones industriales y productivas.

“En otra línea, la bienal pretende mostrar también lo que somos capaces de hacer en términos de diseño. De igual forma, responde a las intenciones que tiene la ONDI y otras instituciones en el país. Es un momento importante, no solo porque nos permite revelar lo que somos capaces de hacer, sino que deviene un espacio para adquirir nuevos conocimientos. Si bien existe en el país un alto nivel de instrucción y de conocimiento, tenemos que aprender a no sobrevalorarnos y perseguir todo lo que en el mundo acontece en términos de tecnología y sabiduría para volcarlo sobre nuestra producción.

”Las articulaciones y los diálogos que se establezcan a partir de la experiencia foránea deben implicar no solo la aprehensión de un conocimiento o una tecnología, sino, desde ello, llegar a nuevos conocimientos. Uno de mis sueños es que un día cuando despierte el mundo material que me rodea diga: hecho en Cuba.

 ”Debemos aspirar a que una buena parte del mundo material que nos circunda sea diseñado y producido desde dentro, con la calidad y los valores defendidos desde nuestro modelo social. Para muchos lo anterior puede constituir una quimera, sin embargo, es posible y depende de nosotros”.


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Giselle Vichot Castillo

La mamá de Amelia y editora de la Revista Cubahora

Se han publicado 1 comentarios


Henry Benavides Puerto
 5/5/16 14:59

He leido con bastante atencion la entrevista y he escuchado la version de video con Pedro exponiendo su punto de vista.

Escribo desde Brasil, desde un pais de capitalismo dependiente, con industria y diseño industrial en cierta forma dependientes de tecnologias del centro - de los paises productores-desarrolladores de altas tecnologias-. Asi como Cuba, Brasil hasta hoy no ha logrado presentar al mundo una modalidad de diseño brasileño... hablo del concepto del diseño dominante, aquel que vende... no importa mucho si funciona. 

Me pregunto si vale la pena intentar seguir ese modelo FORMAL y DOMINANTE... o continuar a: 

1. Valorizar los razgos sociologicos y culturales de nuestros pueblos;

2. Valorizar los incontables saberes populares latinoamericanos que perpasan los siglos y que de alguna forma estan presentes en inventos, improvizaciones y innovaciones que hasta hoy utilizamos;

3. Construir e consolidar puentes de conocimiento con el rol de especialidades tecnologicas y de las ciencias humanas; todas dedicadas al desarrollo de productos desde el pais y para el mismo;

4. Usar y perfeccionar la infinidad de materias primas presentes en el suelo de nuestros paises;

5. Rescatar los inumeros pequeños talleres de produccion semi-artesana que trabajan con maderas, metales, electronica, plasticos y otros y que son depositários de incontables conocimientos tecnicos;

6. Horizontalizar geograficamente produciones en baja y media escala de produtos;

7. Pensar en la definicion de sectores productivos intensivos en diseño y con expresiva apelacion para las exportaciones: Confecciones, tabaco, equipos medicos, maquinas agricolas para produccion de caña de azucar y sus beneficiamientos     

En 2000, tuve la feliz oportunidad de estar en La Habana, participando de un Encuentro de Diseñadores, donde tambien conoci la ONDI, conoci el ISDI, reencontre con Pedro, recorri las afueras de La Habana, visite casas de excombatientes del ejercito revolucionario y conoci el espiritu del pueblo y por esto apuesto que en Cuba todo es posible.      

 

Deseo larga vida a CUBAHORA! 

       

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