¡Llegó la Failde!: tiempo de danzón con aires renovadores

Cuando se habla del danzón, ese género musical suave y cadencioso devenido ritmo nacional, de inmediato viene a la mente la ciudad de Matanzas, con sus puentes que interconectan un lugar con otro para transitar seguros sobre los ríos cercanos a la bahía.

Fue en esa hermosa urbe donde el músico matancero Miguel Faílde estrenó el emblemático danzón Las Alturas de Simpson el 1.^o de enero de 1879 en el Liceo de la provincia. Dos siglos después, el joven flautista Ethiel Faílde, tataranieto de Miguel, creó una orquesta danzonera y multifacética que lleva con orgullo el apellido familiar.

En el cuarto año de su nacimiento, la orquesta que lidera Ethiel compite en Cubadisco en las categorías de Ópera Prima y Música Tradicional Cubana, con su primer fonograma titulado ¡Llegó la Faílde!, producido musicalmente por el maestro Joaquín Betancourt Jackman, bajo el sello EGREM, como resultado de un nuevo sistema de trabajo con la Asociación Hermanos Saíz.

El diseñador Jalerum procuró que desde la portada este disco evocara a la Atenas de Cuba, cuna de un grupo de familias danzoneras. En esta labor discográfica, humana e imperfecta, como la calificó el productor musical, está presente la impronta de los grandes maestros Miguel Faílde, José Urfé y Antonio María Romeu.

Ethiel está consciente de la responsabilidad que asumió cuando apostó por la renovación de varios géneros de la música tradicional cubana. Así lo confesó en exclusiva para Cubahora.

“Para mí el danzón es tan importante como la timba, el reggaetón, o la música house para muchos jóvenes de hoy. A los seis años lo bailaba en los Festivales Cuba Danzón, en Matanzas. Por ahí es que viene ese cariño y ese amor tan grande que le tengo al danzón. Por eso lo defiendo tanto, porque es el género con el que me siento identificado”.

—¿Cuál fue la motivación que tuviste para celebrar en Matanzas hace pocos meses el Primer Encuentro Internacional Danzonero?

—Eso mismo: la pasión que tengo por el danzón. Además, uno más que decir tiene que hacer. Digo que debemos recontextualizar el género a partir de los arreglos musicales, del vestuario y del baile. Debe haber una nueva imagen del danzón para que los jóvenes lo puedan asumir como suyo.

“Tenemos que buscar los mecanismos para tratar de ejecutar esas visiones que la orquesta Faílde se traza. Nuestra consigna es: nuevos conceptos, sonoridades contemporáneas, revolución del género sin perder su esencia. Eso es lo que estamos tratando de hacer”.

—¿Han tenido la posibilidad de constatar que la juventud baila con la Faílde cuando se han presentado en un escenario?

—Desde que nos presentamos en 2013, en el Pabellón Cuba —que es como nuestra casa— vimos a los jóvenes bailando danzón con nuestra orquesta. Realizamos una gira nacional por todas las escuelas de arte del país y a los estudiantes les interesó nuestra propuesta.

“Estuvimos en Remedios, en las Romerías de Mayo, en Holguín, y los jóvenes bailaron danzón. Cuando ofrecimos el concierto en la esquina de Prado y Neptuno —transmitido en vivo por la televisión en el mes de diciembre de 2015— más de 9 000 personas de todas la edades se movieron con la Faílde”.

—¿Qué significa para ti que tu primer fonograma esté nominado en dos categorías dentro de Cubadisco?

—Para mí es un gran reconocimiento por parte de los musicólogos y los académicos. Ellos son los autorizados para decir que tu trabajo tiene valor para la cultura cubana. Somos un grupo de jovencitos entre 16 y 21 años, graduados de la enseñanza artística.

“Este es nuestro primer disco. Es un disco hecho por los amigos. Realmente no hubo ningún otro interés que no fuera favorecer la música cubana y respaldar el proyecto de la Faílde. Me ha traído muchas alegrías. Siempre soñamos con nuestra primera grabación. Es casi un milagro que a los cuatro años de creada, una joven agrupación matancera que defiende el danzón —un género musical tan olvidado— tenga su primer CD.

”En la primera presentación que hicimos en Matanzas durante el Encuentro Internacional Danzonero se agotaron todos los discos en apenas dos días. Ese es el mayor reconocimiento para nosotros. No tenemos nadie que nos guíe, solo yo con mis estudios y mis investigaciones. Así vamos adquiriendo experiencia con los golpes que nos da la vida”, concluye Ethiel.