martes, 23 de abril de 2024

Juan Carlos Cremata: Hacer realidad los sueños (+Fotos)

Cineasta y teatrista, Juan Carlos Cremata Malberti imprime a sus creaciones una estética que fusiona ambos medios, rompe límites y muestra posibilidades infinitas...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 27/09/2012
4 comentarios
Juan Carlos Cremata
Cremata, quien no cesa de soñar nuevos empeños, de cine y teatro al mismo tiempo, (Buby Bode / Cubahora)

Si intentara definir la personalidad de Juan Carlos Cremata Malberti diría que posee la cualidad de sobrepasar la capacidad de asombro de espectadores y críticos, tanto por la selección de obras y autores como por descubrir en sus versiones lo que subyace en textos y adquiere un nuevo significado al ser liberado en escena o en pantalla, sin que incurra en reiteraciones, propias de quienes no disponen de esa fuente renovadora que le inspira.

Graduado en 1997, en la primera generación de dirección de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños, ha estrenado cuatro largometrajes: Nada, Viva Cuba, El premio flaco y Chamaco.

Su labor escénica dio inicio con espectáculos y conciertos y su primer montaje fue Las viejas putas, en 2006, continuó en El frigidaire, El mal entendido, Sleep, Nuestro pueblito y La hijastra, de reciente estreno en la sala Tito Junco del centro cultural Bertolt Brecht. El ingenio, colectivo teatral que dirige, fue fundado en 2005, y labora junto e él en cine y teatro. Debutó en Viva Cuba, la película más premiada del cine cubano, con 45 premios nacionales e internacionales.

SOY UN GRAN DEFENSOR DE LAS DIFERENCIAS

—¿Cómo valoras el reconocimiento nacional e internacional conferido a Viva Cuba?

—El premio para mí es poder crear, hacer realidad los sueños y que, por otra parte, reciba reconocimientos, es una redundancia. No es despecho, realmente no busco premios, ni reconocimientos de cualquier índole. Desde que estoy haciendo teatro, premian a mis actores. Pienso que hay problemas personales. Es una pena, porque más allá de problemas personales, es una limitante en el teatro nacional.

—¿Cómo logras la interacción que se advierte en tus creaciones de cine y teatro, en singular simbiosis?

—Es algo natural, porque los dos medios forman parte de mi universo. Estudié teatro antes de hacer, pero hice cine antes de hacer teatro y siempre he vivido entre el cine y el teatro. Es parte de mi educación familiar. Tanto que no sé qué hiciera, cuando no estoy inmerso en la escena, el set y la locación. Porque en cada segundo estoy haciendo cine y teatro. Hay un concepto muy importante para mí: La imagen, tanto en el cine como en el teatro. Aunque alguna vez olvidé el uso de la palabra en el cine, me di cuenta que si una imagen vale cien palabras, ¿por qué no llenar de palabras también el cine? Ese fue el origen del rescate de textos imprescindibles de los dramaturgos nacionales en el cine y por lo que me interesé en la difusión de textos desconocidos poco frecuentados en el teatro.

—En la escena, has elegido títulos bien disímiles…

—No me gusta repetirme. Y aunque la repetición es algo típico del teatro y del ensayo, la elimino, la subvierto, trato de hacer versiones diferentes. Soy un gran defensor de las diferencias y trato de buscarlas en todo lo que emprendo y realizo. Intento no repetirme ni en cine ni en teatro.

“He aplicado en la escena la tónica de representar obras que el pueblo no conoce. Por eso traje a Cuba autores como Copi, Raúl Ramonte, dimos a conocer a Fosse, el noruego que vino por vez primera a Latinoamérica, uno de los clásicos del teatro contemporáneo, de quien estrenamos Sleep.

“Trajimos una obra apenas conocida de Albert Camus, con el título de El mal entendido; y remontamos otro clásico, Nuestro pueblito, de Thornton Wilder”.

—¿Tu tributo a Virgilio Piñera, en su centenario?

—A diferencia de lo que han hecho otros por el centenario de Piñera, se me ocurrió buscar a quien podría ser el Virgilio de estos tiempos. Y me refiero a ese descenso a los infiernos que es la obra de Rogelio Orizondo, pues pienso que es sumamente importante que los nuevos autores suban a escena, porque ese momento es la consumación de un dramaturgo.

“Es donde sus palabras cobran vida en el cuerpo de los actores, donde se moldean los textos y las intenciones, donde se descubren cosas que ni el autor soñaba y donde, además, se desata todo su mundo de interpretaciones propias del arte, más allá de las intenciones del director, del autor y de los actores.

“Esto es teatro en vivo, en carne y hueso. Lo sabíamos desde que asumimos La hijastra. Coincidiendo con Sleep y Nuestro pueblito, pero tuvimos que abandonarla porque habían aparecido los financiamientos para las otras dos obras y no para La hijastra, lo cual nunca apareció, pero decidimos montarla, con nuestro esfuerzo y posibilidades.

“No ha sido la única tónica que queremos llevar en el grupo, como tampoco es la única revisitar textos de los dramaturgos que quiero llevar en mi cine. En teatro, me gustaría revisitar los clásicos. Dice Carlos Díaz que quien no lleva Shakespeare a la escena, no hace teatro, y yo no sé si podré, pero me muero por escenificar a Lorca”.

—¿Algún título en especial?

Doña Rosita la soltera y todo lo que aparezca. Estoy haciendo títulos del teatro contemporáneo y ya hay una larga lista de autores esperándonos. De hecho, podría citar toda la obra de Copi. Pero también me vienen a la mente Jean Cocteau, Samuel Becket y Eugene Ionesco. Y es posible que el año próximo programe en escena un texto de Maurice Maeterlinck, titulado Los ciegos. El pájaro azul, de este autor, es un libro delicioso, pero es muy difícil. Los ciegos es una obra en un acto, de mucha vigencia, pues los actores me dicen que parece escrita en la actualidad.

—¿Tus próximos estrenos?

—Tuvimos que retirar el montaje que esta listo para estrenarse, por problemas de estrategia y porque el trabajo de los actores es demasiado estresante. Se trata de la obra Loretta Strong o Loretta la fuertecita. Es nuestro regreso con ella y Copi a la Llauradó. Y el año que viene también presentaremos Los ciegos en la propia sala. Allí nos solicitaron la reposición de Las viejas putas, que en realidad será un nuevo montaje, titulado: Las viejas putas contra el hombre lobo, interpretada por algunos de los intérpretes que la estrenaron cinco años atrás, como Edith Mazola, y también formará parte del elenco Carmita Ruiz y actoresde mi compañía”.

—¿Y en cuanto al cine?

—Tengo dos películas filmadas, pero no estrenadas. Una de ellas es Mar (l) de muchos. Son tres cuentos escritos en colaboración con jóvenes autores (Carlos Lechuga, Eduardo Eimil y Carlos Ramos), los cuales se titulan: En fin, el mal, Más allá del bien y del… mar y En el mal la vida es más sabrosa. El otro largometraje, ya concluido es Contigo, pan y cebolla, basada en la obra teatral homónima de Héctor Quintero.

“Ya tengo aprobado el próximo largometraje Fe de ratas, inspirado en la obra de Elio Fidel Ponce e interpretado por un elenco de jóvenes actores, cuya acción se desarrolla en un centro de reeducación. Es una historia muy linda que podría darme paso a la celebración de los 51 años de la liberación de derechos de autor de la novela Hombres sin mujer, de Carlos Montenegro, una de las grandes novelas de la literatura cubana. Es mi gran esperanza y apenas puedo esperar para entrar en la historia de esta película. Ya tengo dibujados los planos que vamos a utilizar en la filmación”.

—¿Y tu gran anhelo?

—En cine, Hombres sin mujer y, en teatro, todo lo que aparezca y esté disponible. Mi gran sueño en la escena es Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, que yo llamaré El lenguaje de las flores y Doña Rosita. Respeto el texto de Lorca, pero es mi Rosita.

“Me remonto a mis años de estudiante del ISA y de la Escuela de Cine, donde tuve que leer mucho teatro y ver mucho cine y me gustaría filmar una serie sobre El pájaro azul, de Maeterlinck. Me considero un eterno estudiante, porque trato de aprender en todo lo que trato de hacer y mantener despierta la capacidad de imaginación, lo cual intento hacer con el público: sorprenderlo, removerle el piso, subvertirle el orden establecido y eso es algo eminentemente cinematográfico e históricamente teatral”.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC

Se han publicado 4 comentarios


Natalia
 22/11/12 17:19

Todo lo que haces es fantástico, te admiro y respeto mucho, escoges muy bien los actores y tu calidad es Suprema. Mil bendiciones

Pedro
 25/10/12 16:10

No creo que usted que escribe este articulo, muy bien elaborado, haya visto semejante obra de teatro. Una cosa es homosexualidad y otra es llevar a escena toda la intimidad que pueda existir entre parejas homo, si quiere presentar eso mejor que se dedique hacer porno y no teatro. No obstante mis felictiaciones a los actores...excelentes.

jesús Monzón
 27/9/12 17:33

Hacen falta muchos Cremata en la cultura y en la dirección del país. Gracias

Margara
 27/9/12 11:24

Me fascina el cine cubano y con el su obra,constantemente renovadora y elogio grandemente su trabajo, sin verlo quedé atrapada con el tema de Fe de Ratas con éxito garantizado.Trabajar con personas como usted es un privilegio siempre.

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