viernes, 26 de abril de 2024

Cuba y Rusia: lo que no se puede borrar (+Video) (+Fotos)

Varias generaciones de cubanos conservan hoy un sentimiento de gratitud, solidaridad y añoranza hacia la tierra del Kremlin...

Laura Barrera Jerez en Exclusivo 10/06/2018
5 comentarios
Rusia y Cuba
Sin dudas, el entorno espiritual y material de los cubanos está marcado por el legado soviético y los lazos que actualmente se mantienen con Rusia. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

Ventiladores Órbita, camiones KP3, lavadoras Aurika y automóviles Lada, Moskvich o Volga aún funcionan en la Mayor de las Antillas… Muchos cubanos crecieron con los animados de Soyuzmultfilm, incluso, los que aún no llegamos a los treinta años, asumimos esas nostalgias de nuestros padres. ¿Quién no recuerda aquello de que “Fantitova a regar la espina” o “Deja que te coja”?... La huella de la cultura rusa en Cuba ha superado todos los tiempos y contratiempos.

Varias generaciones de cubanos conservan hoy un sentimiento de gratitud, solidaridad y añoranza hacia la tierra del Kremlin. Incluso, algunos autores hablan de “la comunidad sentimental soviético-cubana”. Realmente este fenómeno se potenció a partir del triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959 y la consolidación de las relaciones bilaterales. A partir de entonces, hombres y mujeres de ambos países estarían en constante vínculo y ello conllevó a la asunción de costumbres y tradiciones recíprocamente, la vinculación de ambos países en esferas como la educación, la economía y la ciencia y, por supuesto, se potenció la influencia de aquella cultura en el desarrollo y desempeño de las manifestaciones artísticas en Cuba.

En este sentido, uno de los mejores ejemplos fueron los conocidos “muñequitos rusos”, saga de dibujos animados que calaron hondo en el imaginario infantil cubano durante más de treinta años. Entre ellos estaban “El antílope dorado” (ЗолотаяАнтилопа, Lev Atamanov, Soyuzmultfilm, 1954), “Plumita de oro” (ЗолотоеПерышко, Renata Mirenkova, Soyuzmultfilm, 1960) o “Rikki-Tikki-Tavi” (Рикки-Тикки-Тави, Alexandra Snezhko-Blotskaya, Soyuzmultfilm, 1965).

Para 1960, La Habana tenía más de 500 espacios de exhibición cinematográfica: era la ciudad con más salas de cine a nivel mundial. En aquel contexto, el cine ruso de ciencia ficción tuvo gran presencia en las carteleras de la Isla y, sobre todo, marcó pautas importantes en nuestros escritores. Entre los filmes exhibidos en la Isla se recuerdan: El hombre anfibio, (Человек-Амфибия, 1961), de V. Tchabotaev y G. Kazanski; El planeta de las tormentas (Планета бурь,1962), de Pavel Klushantsev; y La nebulosa de Andrómeda (Туманность Андромеды, 1967) de Yevgeni Sherstobitov.

Largometrajes como El hombre anfibio han quedado en la memoria cinematográfica cubana (Fotos: Cortesía de la autora).

Según Raúl Aguiar, autor del artículo ¡El futuro pertenece por entero al Comunismo! Influencias del cine de ciencia ficción de la URSS y de otros países del Este en el imaginario literario cubano, publicado en 2015 por la revista Kamchatka, “tal vez las influencias más explícitas de estos filmes sean, por una parte, la entrada de la ciencia ficción dura y el viaje espacial en las narraciones de algunos autores cubanos y, por otra, el optimismo a ultranza al concebir al ser humano en las sociedades futuras”.

Por su parte Carlos Muguiro Altuna, en su artículo Kinofikatsia cubana y sus fantasmas. Inventario de la presencia (y de la ausencia) del cine soviético en las pantallas de Cuba (1961-1991), publicado en ese mismo volumen, asegura que “entre 1961 y 1991, aproximadamente 800 largometrajes soviéticos fueron estrenados en los cines comerciales de Cuba, lo que significa que en la isla se distribuyó buena parte de la producción cinematográfica de la URSS de ese periodo. A su vez, la Cinemateca de Cuba organizó en ese tiempo más de 2 000 sesiones diferentes dedicadas al cine soviético, lo que le permitió reunir en sus fondos, poco a poco, la mayor colección de cine soviético del hemisferio occidental”.

Esos lazos de afecto han tenido sus fluctuaciones a lo largo de los años, porque ambos países han sido escenario de fenómenos socioculturales y políticos complejos. No cabe duda que con la caída del Campo Socialista, el escenario cubano se tornó complejo por los profundos vínculos económicos y comerciales que nos unían a la URSS. A partir de entonces Cuba viviría el tristemente célebre Período Especial y los nacidos en la década del ´90 no conoceríamos los tiempos de bonanza anteriores.

Sin embargo, una fuerte conexión cultural mantuvo unidos a ambos pueblos. Muchos cubanos habían estudiado en Europa del Este, muchos artefactos electrodomésticos provenían de allá, muchos rusos habían decidido vivir en Cuba, muchas familias tenían sangre de ambos lados del Atlántico… Cuba se reinventaba para sobrevivir a finales del siglo XX y la huella de la URSS se mantuvo en nosotros, en automóviles, en batidoras, en relojes, en estilos literarios, en maneras de actuar, en errores, en certezas…

Hoy, sin dudas, el imaginario popular cubano conserva elementos propios de la cultura rusa, como bien se demuestra en el cortometraje documental Todo tiempo pasado fue mejor (2008), dirigido por Zoe García Miranda, licenciada en Medios de Comunicación Audiovisual en la especialidad de Fotografía en la Universidad de las Artes de Cuba.

Según publicó en la Gaceta de Cuba en 2010 el crítico Dean Luis Reyes, “su larga lista de entrevistados abordan desde múltiples experiencias de vida, saberes científicos o artísticos y estimaciones del valor probable de la experiencia histórica, el período. Todo ello, ahuecando las declaraciones de autoridad con breves intervenciones de gente anónima. (…). Incluye el acto del recordar como experiencia de la memoria de delicadas resonancias para una sociedad como la cubana, cuyas generaciones mayores de veinte años suelen referir los tiempos anteriores a la desaparición del socialismo europeo y la URSS como tiempo dichoso. La evocación suele transformarse entonces en un acto performativo díscolo, sinestésico, que irremediablemente acaba haciendo presentes eventos y circunstancias del pasado. El acto de recordar rebasa los marcos testimoniales y adquiere el significado de un lamento generalizable al entorno social de una época y sociedad”.

La presencia en nuestro país de una Catedral Ortdoxa Rusa es muestra de los lazos culturales que unen a ambas naciones (Foto: Cubahora)

Sin dudas, el entorno espiritual y material de los cubanos está marcado por el legado soviético y los lazos que actualmente se mantienen con Rusia. Generaciones anteriores, presentes y futuras asumimos una producción simbólica que se insertó, de una vez y para siempre, en nuestra idiosincrasia.

Como dijera a la prensa el Historiador de La Habana, Eusebio Leal Spengler, al recibir la Orden de la Amistad que confiere el presidente de la Federación de Rusia, “hay una historia cultural que une a ambos pueblos. Tampoco se puede borrar la historia de la revolución social y del período soviético con sus luces y sus sombras (…). Esa amistad ha vivido distintos momentos a lo largo del tiempo, y deja una huella en la historia del arte, del pensamiento, del quehacer revolucionario, en las luchas de los trabajadores y de los campesinos, en la historia de la revolución misma, una huella que nada ni nadie podrá borrar”.


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Laura Barrera Jerez

Graduada en 2015 en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana. Periodista por elección, por diversión y por convicción.

Se han publicado 5 comentarios


Silvia María jerez
 13/6/18 14:12

Me gusta el artículo, creo que revivimos momentos trascendentales de nuestra historia que permiten mantener viva la solidaridad entre ambos pueblos. A ese heróico pueblo le estaremos eternamente agradecidos.

guadarramas
 11/6/18 11:41

Fue la URSS la que nos tendió la mano solidaria en los momentos más difíciles de la Revolución, nos financió el armamento para desarrollarnos, alimentos de todo tipo, la famosa carne rusa enlatada que muchos la extrañamos ahora, la leche condesada y el chocoleche, que por su espesor parecían purés, los radios VEF, Selena, los tocadiscos Akord, buenos haríamos interminable la relación. E incluso ahora la Federación Rusa, nos condona la deuda en un 90% y el otro 10% loo invierte en Cuba, eso pone de manifiesto los verdaderos lazos de amistad existente entre los dos pueblos, pero aún desaparecido el socialismo en Rusia, nunca dejó de apoyarnos en cuanto foro internacional se nos atacara. Por eso el agradecimiento a ese pueblo, como bien dice el artículo ha recibido y hemos recibido sangre de parte y parte.

Laura Barrera Jerez
 13/6/18 13:39

Estoy muy de acuerdo con usted. Eso es lo que ha prevalecido a pesar de los años y de las circunstancias históricas: la solidaridad entre ambos pueblos. Gracias por su comentario, Guadarramas!

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Yordani.
 11/6/18 11:22

Eternamente agradecidos. Anteriormente por la ayuda recibida por la extinta URSS y el Campo Socialista de Europa del Este en la actualidad por existir Rusia como potencia económica y militar propiciando un cierto equilibrio ante la hegemonía Made in Usa y por reconocer como aliado estratégico al pueblo y gobiernos cubanos.

Laura Barrera Jerez
 13/6/18 13:37

Gracias, por leernos y comentarnos, Yordani. Saludos desde La Habana!

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