viernes, 26 de abril de 2024

Cuando la poesía calza zapatillas (+Fotos)

Una nueva temporada, dedicada a uno de los grandes clásicos de la era romántica del ballet, El lago de los cisnes, reafirmó el talento de los consagrados y permitió valorar los méritos de jóvenes virtuosos...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 15/07/2014
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Lago de los Cisnes 2
Cuerpo de baile del Ballet Nacional en el Lago de los Cines.

UN CUENTO SIN HADAS PARA BAILAR EN PUNTAS

El contraste entre lo apacible de las aguas de un lago y la turbulencia de un tsunami apareció en la escena de la sala Avellaneda del Teatro Nacional, como punto de giro del antagonismo entre Odette (el cisne blanco) y Odile (el cisne negro), reflejados en seis funciones por cinco bailarinas del Ballet Nacional de Cuba, quienes adoptaron las personalidades contrastantes de estas jóvenes princesas transformadas en cisnes por el hechicero Rothbart.

En esta coreografía de laprima ballerina assoluta Alicia Alonso, el protagónico femenino adquiere una dimensión magnificada y requiere una total interiorización que perfile a tan antagónicas personalidades, en danza y actuación.

Viengsay Valdés exhibió su poderío técnico e interpretativo y se desdobló en los requerimientos que implican en Odette, la gracilidad y exquisitez que llega a dar la noción de la evanescencia en la salida del segundo acto. En tanto, su Odile recreó la seducción en su burla, matizada de sarcasmo y crueldad hacia al príncipe Sigfrido, lo cual realzó con su desbordante energía en su ronda de fouettés y en impresionante arabesque sauté (la vaquita).

Viengsay se encuentra en la plenitud de su carrera, lo cual le permitió hacer gala de excelencia en el trazado actoral de sus personajes en las dos funciones que centralizó en esta temporada, con una dualidad de primera línea en su proyección de Odette-Odile.

Víctor Estévez, en su personificación del príncipe Sigfrido, perfiló al joven protagonista, enamorado de la ingenuidad de Odette y seducido por la imagen recreada por el hechicero de la pérfida Odile, para engañar al joven y quebrar su promesa de amor eterno hacia la princesa convertida en cisne blanco. Su conflicto quedó plasmado en lo atinado de su danzar y de su labor como partenaire.

PRESENCIAS RELEVANTES EN UN LAGO PARA RECORDAR

Yanela Piñera logró una caracterización integral en la conjunción de arte, técnica y estilo que exige este rol de tan difícil interpretación, pleno de sutilezas, que ella logró desmontar en escena en las facetas de este personaje multifacético.

Camilo Ramos logró un acercamiento eficaz a la sicología del joven príncipe, cuyo infantilismo en las primeras escenas violentó a la reina, pero el verdadero amor lo obligó a crecer y luchar por su felicidad. A través de una consciente labor dancística reflejó los estados anímicos, y con una atinada labor de partenaire traslucía ternura y acción.

Amaya Rodríguez desplegó una labor convincente en las dos facetas de la princesa convertida en cisne, al asumir esta coreografía, distinguida por su lirismo, que plantea todos los retos imaginables para una bailarina de este género, la mayoría de los cuales fueron asumidos por la joven, de un talento probado a través de su triunfal carrera.

Arián Molina mostró un desarrollo en ascenso en las variaciones, con posibilidades cada vez mayores comopartenaire pendiente de su compañera, lo cual contribuyó al lucimiento de la muchacha al recibirla en la coda con gran limpieza.

Dos actuaciones muy esperadas, por tratarse de dos debutantes de la temporada, fueron sorpresas muy gratas para los asistentes a las dos últimas funciones: Gretel Morejón, quien mostró dominio escénico y realizó con pulcritud los requerimientos danzarios, con una actuación orgánica que favoreció con inteligencia al diálogo con su pareja, Ernesto Álvarez, un genuino príncipe Sigfrido, con una depurada realización de las variaciones, en especial como partenaire, lo cual subrayó la labor de Gretel.

Estheysis Menéndez, quien ha desempeñado algunos roles secundarios con destaque excepcional en otros títulos, dibujó con fineza al trazar en escena a la protagonista, con sutileza en los contrastes de las personalidades antagónicas, recreadas con argucias propias de una profesional de larga vida artística, muy especial en su port de bras, en su vuelo exquisito.

Dani Hernández, con su postura principesca, evidenció sus cualidades de danseur noble en toda la extensión de la palabra.

GRAN ESPECTÁCULO

En esta puesta, escenificada en el mundo entero, con públicos tan exigentes como el de la Ópera de París, están presentes diversas expresiones de las artes escénicas, como el humor y las artes circenses, apreciables en el bufón, en las creaciones inolvidables de Serafín Castro y Maikel Hernández, y en las estilizaciones de las danzas de carácter, como la napolitana, española, mazurca y czardas,llevadas a cabo por figuras novísimas.

Esta parte de la coreografía de la Alonso permite apreciar la versatilidad de los bailarines noveles, cuyos pasos y proyecciones escénicas identifican los aspectos esenciales de la estética de aires folclóricos de distintos países.

ANTÍDOTO PARA UN MALEFICIO SECULAR

La fascinación que ejercen las artes seductoras deOdile, con una elaboración coreográfica que refleja la preparación de cada intérprete en el espejismo humanizado de la trampa que tiende Von Rothbart al príncipe Sigfrido, provoca una reacción agresiva en el cuerpo de baile respecto al protagonista, pues los cisnes no aprueban su intento de recuperar a Odette.

Resulta impresionante esa escena donde las bailarinas confieren agresividad a su danzar, en perfecta sincronización de batir de alas, lo cual incide sobre el príncipe que se enfrenta al hechicero y rompe el maleficio. Así deshace el sortilegio de Odette y el resto de las princesas y el amor se yergue como antídoto contra el embrujo secular del hechicero.

Una hermosa historia, muy bien contada por Alicia, quien recibió en escena, al final de las tres funciones, ovaciones cerradas del público, como reconocimiento a su magisterio, a su gran labor como directora, coreógrafa y fundadora de la escuela que forja generaciones de bailarines, por su insuperable talento como primera figura de la danza mundial.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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