domingo, 28 de abril de 2024

Alicia Alonso evoca a Tula

Declaraciones exclusivas de la Directora del Ballet Nacional de Cuba...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 29/03/2014
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Retrato de la Avellaneda
El original del famoso retrato al óleo de Gertrudis Gómez de Avellaneda realizado en 1840.

La sala Avellaneda acogió dos galas en su más reciente temporada. La primera de ellas dedicada al aniversario 50 de la Empresa de Ediciones Musicales (EGREM) y la segunda al bicentenerio del nacimiento de la poetisa, dramaturga y narradora Gertrudis Gómez de Avellaneda, considerada una de las autoras más prestigiosas en lengua española.

En declaraciones exclusivas, vía telefónica, para Cubahora, la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, define a la Avellaneda: “La considero una mujer histórica, como pocas se han conocido, fabulosa, inolvidable. Pienso que su obra ha ganado el mérito de trascender más allá de su tiempo, por eso ha sido idealizada por siempre. Ella, la Avellaneda: una gran mujer.

“Pienso que fue una gran poetisa. Sus obras me impresionan profundamente, por eso me inspiré en sus poemas y así nació Tula. Sus obras son impresionantes y he tratado de reflejar la admiración que siento por ella, lo que interpreto de su obra. Traté de imaginar cómo era, expresar sus ideas y unir sus sentimientos e interpretaciones, para la historia y la creación”.

ELEGIA PICTORICA EN COLORES PASTEL

Antes de comenzar la gala dedicada a la Avellaneda, un gran retrato al óleo, realizado por el pintor José María Esquivel, devino el punto focal del gran número de espectadores reunidos en el vestíbulo de la sala Avellaneda, donde aparece Gertrudis, de medio cuerpo, en un concierto de tonalidades pastel, que refleja esa luminosidad interior que emana de La Peregrina, el seudónimo de la autora de páginas antológicas de la literatura universal.

En una curiosa simbiosis de naturalismo que encuentra acogida en el lirismo, Tula, aunque seria, parece cercana a la sonrisa, deviniendo una Gioconda ataviada de versos.

PRODIGIOS DE UN ARTE NIMBADO DE LIRISM0

Entre las cuatro obras que confonmaron la gala dedicada al bicentenario de La Peregrina se encuentra "Tarde en la siesta", un clásico del ballet contemporáneo cubano, coreografía de Alberto Méndez, algo así como un pas de quatre cubano, equivalente a la versión de la Alonso del clásico.

Jóvenes bailarinas evocaron los personajes sabiamente dibujados por Las Cuatro Joyas, y supieron calar en danza e interpretación y así emergieron: Consuelo, de una personificación depurada de Amaya Rodríguez; mientras lograron desdoblamientos muy plausibles: Gabriela Mesa, en Soledad; Adarys Linares, en Dulce; y Mónica Gómez, en Esperanza.

Un caudal imaginativo y con un sentido semiótico de la música en función de la danza. Alicia le otorga un tratamiento especial a la música y al sentido de las interpretaciones, en la voz de Esther Borja, en cinco escenas que transitan por los caminos trazados por letras y músicas, traducidas en pasos y gestos, en actuaciones y en ejecución, especialmente por parte de Lyodn Verdecia, Cynthia González, Raúl Morera y el cuerpo de baile en Damisela encantadora.

Con la apoyatura musical de una partitura de Sergio Vitier, Gustavo Herrera concibió un ballet donde la poesía adquiere transparencias y tonalidades que transitan por las tonalidades del arcoiris, donde resaltaron Ivis Díaz, en la Violeta, por la sutileza de su ejecución; Mónica Gómez, en la Verde, por la evocación a las estilizaciones de la vegetación; y en la amarilla, Estheysis Menéndez hizo gala de una gracia exquisita en el danzar, como un girasol viviente.

Breve, pero impactante concepción, donde la música arropa el arte balletístico, Impromptu Lecuona, de la Alonso marca no ya el final, sino el clímax de una gala por el concepto del cuerpo de baile en el rol protagónico.

COINCIDENCIAS E INSPIRACIONES EN PUNTAS

Una gran admiración inspira Gertrudis Gómez de Avellaneda en la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, cuya sensibilidad atesora la carga poética que ha motivado su creatividad, plasmada en coreografías dedicadas a dos mujeres que habitan el Parnaso cubano y son acreedoras de un reconocimiento nacional e internacional que les mantiene vivas en el recuerdo.

Un ballet nimbado de lirismo resume las esencias de la novela Jardín, de Dulce María Loynaz, a cuyo universo se incorporó Alicia y pudo volcar sus vivencias entronizadas por su esposo Pedro Simón, quien propició un diálogo imantado por el arte y las letras, que nutrió de lirismo aquella creación de la Alonso, donde el lirismo se traduce en exquisita recreación balletística.

Gertrudis Gómez de Avellaneda irrumpió en el teatro donde fuera coronada con hojas de laurel en el siglo XIX, el teatro Tacón, hoy sala García Lorca, en ceremonia evocadora de los tiempos de la Antigua Grecia, que retomaron los europeos siglos después.

Reina del verso y la prosa, innovadora en sus sonetos, creadora de una rima asonantada muy peculiar, la historia de la vida de aquella mujer, a veces enigmática y otras con una sinceridad no concebible por los prejuicios de su tiempo, aparece bosquejada por momentos y perfilada con trazo seguro en Tula por la Alonso, quien investigó hasta acercarse a la mujer que amó intensamente, a pesar de incomprensiones resumidas en amores no correspondidos como ella anhelaba y merecía.

Aparecen en el ballet Tula pinceladas de vida y amor, imbricadas a su amor por el teatro, articulados en la creación dancística de Alicia, basada en el libreto de José Ramón Neyra, que encuentran apoyatura en la música del maestro Juan Piñera, en una conjunción de metáforas visuales inscritas en la escenografía y el vestuario de Salvador Fernández. Este título será reestrenado en el 24 Festival Internacional de Ballet de La Habana, que tendrá lugar del 28 de octubre al 7 de noviembre.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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