jueves, 28 de marzo de 2024

La diabetes y los pies

La diabetes mellitus es una enfermedad cuyo control por quienes la padecen es necesario, y posible...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 30/04/2012
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Diabetes
El diabético necesita cuidar su cuerpo, para prevenir futuros problemas, algunos de categoría grave.

La diabetes mellitus es una enfermedad cuyo control por quienes la padecen es necesario, y posible.

Estos pacientes necesitan cuidar su cuerpo, para prevenir futuros problemas, algunos de categoría grave. Muchas de estas serias dificultades se pueden prevenir con un buen cuidado de la salud en general, y también de los pies.

TOMA DE MEDIDAS

El diabético debe visitar a su médico, preferentemente en la consulta especializada, cada vez que sea citado, a fin de mantener controlada su enfermedad, y esto incluye una revisión de sus pies. Por eso, también deberá asistir periódicamente al podólogo.

El diabético no puede fumar, pues el tabaquismo reduce la circulación de la sangre hacia los miembros inferiores.

Debe mantener un peso saludable a través de la selección de los alimentos adecuados y realizar actividad física diaria, bajo recomendación médica, manteniendo, además, el tratamiento indicado.

MÁS RECOMENDACIONES

La diabetes, sobre todo la no bien controlada, reduce la circulación de la sangre a ciertas áreas del cuerpo, especialmente en las extremidades inferiores, lo cual afecta también la capacidad de cicatrizar lesiones.

Los problemas en las piernas y los pies causados por esta enfermedad pudieran llegar a ser graves. Ocasionan sufrimiento personal y familiar y reducen la calidad de vida de la persona.

Estas dificultades pueden afectar la facilidad para caminar y hasta llevar a serios procederes quirúrgicos.

Son posibles los daños a los nervios, y esto puede impedir sentir dolor o molestias en los pies. Ello entorpece darse cuenta si existen heridas o lesiones necesitadas de atención médica a este nivel.

Los daños son más frecuentes en personas con mal control metabólico de la enfermedad, colesterol alto, presión arterial elevada o sobrepeso corporal.

Como prevención, el diabético debe revisarse los pies todos los días, así como el calzado a utilizar, o encargarle a alguien esta tarea, usar zapatos cómodos, que ajusten adecuadamente, que no aprieten ni produzcan rozaduras, ni causen ampollas.
Jamás el diabético debe caminar descalzo, ni tampoco solo con calcetines, y debe visitar al podólogo por lo menos una vez al mes.

MANIFESTACIONES PREOCUPANTES

Cuando al diabético se le afectan las extremidades inferiores puede sentir dolor en las piernas o calambres en las regiones glúteas, los muslos o las pantorrillas al realizar actividad física, cosquilleo, ardor o dolor en los pies, pérdida de sensibilidad e incapacidad para sentir el frío o el calor, el cambio con el tiempo la forma de los pies, así como su color y temperatura, y a veces la pérdida del vello de los dedos y la parte inferior de las piernas; la piel puede resecarse y cuartearse y las uñas pueden engrosarse y ponerse amarillas, así como presentarse infecciones por hongos entre los dedos como el llamado “pie de atleta” o “tiña del pie”.

También se puede llegar a tener ampollas, llagas, úlceras, callos infectados y uñas encarnadas.
En estos casos, además del podólogo el diabético puede ser remitido a las consultas de angiología, dermatología, ortopedia o neurología, según se requiera.

VIGILANCIA CONSTANTE

Una serie de medidas como las anteriormente expuestas para el cuidado general del diabético, así como el de sus pies, puede mantener en estos enfermos un adecuado estado de salud, evitando desagradable complicaciones y manteniendo una larga y feliz vida.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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