jueves, 2 de mayo de 2024

Conexión entre la mente y el cuerpo

Quienes logran conservar una buena salud e inteligencia emocional son dueños de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 24/07/2017
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Salud emocional
Quienes logran conservar una buena salud e inteligencia emocional son dueños de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos.

Quienes logran conservar una buena salud e inteligencia emocional son dueños de sus pensamientos, sentimientos y comportamientos. Saben afrontar el estrés y los problemas más o menos fuertes de la vida cotidiana. Se encuentran satisfechos de sí mismos, de su posición en la vida y mantienen relaciones sanas para ellos mismos y casi siempre para los demás.

Muchas cosas pueden suceder capaces de perturbar negativamente la salud emocional y provocar sentimientos intensos de tristeza, depresión, estrés o ansiedad. Entre ellos se encuentran perder el trabajo o disminuir la categoría laboral por causa ajena o errores propios en su desempeño, hijos que abandonan la casa en busca de nuevos caminos incluidos países extraños, duelo por el fallecimiento de un ser querido donde puede haber una cariñosa mascota, un divorcio o post divorcio tormentoso, sufrir o ver padecer a un ser querido de una lesión o enfermedad, tener problemas con el dinero, perder la vivienda, entre otras

EL CUERPO AVISA

El cuerpo responde a la manera como se piensa, siente y actúa. Se denomina la conexión mente y cuerpo. Cuando una persona está estresada, ansiosa, deprimida o enojada, sobre todo en etapas prolongadas, el cuerpo casi siempre refleja que algo no anda bien. La presión arterial elevada o una úlcera estomacal podrían desarrollarse después de mantenerse un evento particularmente estresante.

Hay otras manifestaciones clínicas capaces de poner en evidencia el desequilibrio de una perturbación de la buena salud emocional, como pueden ser cambios en el apetito con subidas o bajadas de peso, dolor en el pecho, opresión al tragar o tensión en el cuello, demasiado cansancio, resequedad en la boca, insomnio, dificultades sexuales, dolores de cabeza y generalizados, mareos, palpitaciones, falta de aire, elevaciones de la presión arterial, malas digestiones, estreñimiento o diarrea, sudoraciones, desmayos, etcétera.

SALUD FÍSICA Y EMOCIONAL

La mala salud emocional puede debilitar al sistema inmune propiciando más resfriados y otras infecciones durante épocas emocionalmente difíciles. El estresado, ansioso o perturbado también pudiera no cuidar de su salud como debiera.

No siente deseos de hacer ejercicio, buscarse entretenimientos, comer comidas nutritivas o tomar los medicamentos indicados. Quien sufre de una perturbación emocional escapada a su control, puede volverse obeso o abusar del alcohol, tabaco o drogas, empeorando de esta manera su situación.

SOLUCIONES PERSONALES

Se debe tratar de identificar las emociones perturbadoras y comprender sus causas. Descifrar las razones de la tristeza, estrés o ansiedad pueden ayudar a manejar y equilibrar rápidamente la salud emocional.

Muchas veces se sufre por errores propios. Pero se debe recordar cómo los errores señalan donde están los caminos seguros. En la vida se gana o se aprende. Y pobre del ignorante de estas verdades.

Se debe dedicar todo el tiempo necesario, no a recordar y sufrir el problema, sino a meditar en cuáles serían las posibles, más inteligentes y productivas soluciones si las hubiera. Teorizar en estos aspectos ya comienza a dar los frutos de la tranquilidad inmediata, teniendo en cuenta cómo muchas veces alcanzar una solución, inteligencia por delante y a la medida de los deseos de cada cual, puede llevar su tiempo.

Se debe callar y no expresar los sentimientos más íntimos a cualquiera a modo de desahogo. Eso hace perder fuerza mental en la búsqueda del remedio. La mayoría de los oyentes no sabrían dar una respuesta adecuada o pudieran ofrecer un equivocado o mal consejo, otros escucharían indiferentes o fastidiados de tanta negativa verborrea y algunos malvados hasta se alegrarían internamente. En general, el oyente ocasional no es capaz de ayudar a lidiar apropiadamente con los sentimientos y los problemas del afectado.

Si habla con alguien, estrictamente y de manera muy reservada, sería exclusivamente con aquellos poseedores de las posibles soluciones en sus manos.

Si los sentimientos de estrés, tristeza o ansiedad le están causando problemas físicos, guardar y rumiar inútilmente estos recuerdos dentro de sí puede provocar malestares en el cuerpo o enfermedades. Los problemas se resuelven o se disuelven, siempre inteligentemente; jamás se almacenan para tenerlos al alcance de la mano. A todo trance se debe tratar de enfocarse en las cosas positivas de su vida.

PROBLEMAS INSOLUBLES

Los negativos sentimientos derivados de la pérdida de un ser querido; la partida definitiva de un hijo, incluso del propio país o una dolorosa injusticia ya irremediablemente cometida contra el sufriente; deben guardarse en la gaveta apropiada del almacén de la mente, cerrarla y abrir y andar en aquellas capaces de dar crecimiento y tranquilas soluciones.

Se debe tener tolerancia ante la adversidad. Quien lo hace es capaz de lidiar con el estrés de manera sana y constructiva. Puede aprenderse y fortalecerse por medio de estrategias distintas. Incluye tener apoyo emocional interno garantizado, mantener una imagen positiva de sí mismo, aceptar el cambio como un aprendizaje y poner las cosas en perspectiva.

Es necesario calmar la mente y el espíritu. Los métodos de relajación tales como la meditación son maneras útiles para balancear las emociones. Se debe sacar tiempo y ánimo para hacer cosas gratas y placenteras.

SI EL CASO LO REQUIERE

Existen personas más débiles emocionalmente, sufrientes de muy dolorosos golpes o ambas cosas combinadas. No se ve la recuperación a propio intento. Entonces se debe acudir al médico para solucionar los problemas físicos y mentales.

Por la parte médica, ante un paciente enfermo se debe preguntar su estado de ánimo y la presencia de algún estrés perturbador. No siempre puede darse cuenta de quién está estresado, ansioso o perturbado, simplemente con mirarle. Esta aclaración puede acortar camino en la recuperación del enfermo.

Entonces el tratamiento sería en paralelo con la siempre útil ayuda de un psicólogo o psiquiatra. Lo importante es no estancarse en amarguras y seguir adelante, por el bien de uno mismo y por los seres o las ideas más queridas y apreciadas.

 


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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