viernes, 3 de mayo de 2024

Bebedor moderado y cerebro en la tercera edad

Con una despierta imaginación pueden transformarse determinados eventos en una gran diversión sin necesitar la compañía de las bebidas alcohólicas...

Alberto Jesús Quirantes Hernández
en Exclusivo 07/08/2017
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Alcoholismo
los tragos confunden la habilidad mental para sacar cuentas a quien ya ha ingerido una o dos cervezas

Quienes consumen alcohol de manera sistemática, aun de forma moderada, pueden disminuir con mayor rapidez sus habilidades mentales al paso de los años en relación a las personas abstemias.

Incluso, pierden “fluidez lingüística”, una forma de calcular habilidades de pensamiento y memoria. Se mide a través de una prueba consistente en mencionar todas las palabras comenzantes por una misma letra en un minuto.

NO ES LA CANTIDAD SINO LO SISTEMÁTICO

Estos resultados se encontraron en bebedores “moderados” como son quienes ingieren alcohol en una cantidad de cuatro a siete tragos a la semana.

Quienes lo consumen de forma sistemática, aunque no sea en gran cantidad, muestran determinado encogimiento cerebral no observado en los no bebedores. Se demuestra como este limitado, pero frecuente consumo de bebidas alcohólicas, no es tan saludable como muchos opinan y les gustaría pensar.

FUE DEMOSTRADO

En una investigación realizada en la Universidad de Victoria, en Columbia Británica, Canadá, y publicada en la revista British Medical Journal, donde ya se han realizado estudios previos con el fin de examinar críticamente la popular idea de que “beber en moderación es bueno para el corazón”, ahora se midió los efectos acumulativos del alcohol a lo largo de toda la vida.

Los resultados se basaron en 550 adultos seguidos, aproximadamente cada cinco años a lo largo de tres décadas y con una edad promedio de 43 años al inicio de la investigación. Al cabo de este tiempo se le realizó una resonancia magnética nuclear (IRM) del cerebro.

LOS RESULTADOS

Quienes consumieron alcohol con regularidad mostraron una mayor atrofia en una región del cerebro llamada hipocampo, con relación a quienes habían sido bebedores muy ocasionales en todo este tiempo o los abstemios.

Los bebedores moderados consuetudinarios tenían tres veces más probabilidades de mostrar unos niveles anómalos de atrofia en el hipocampo derecho cuando fueron comparados con los abstemios.

El tamaño del hipocampo está relacionado con la memoria y la atrofia en esa región del cerebro y es uno de los cambios precoces observados en la enfermedad de Alzheimer.

CUÁNTO BEBEN

Los bebedores moderados incluyeron a personas que bebían en promedio de 14 a 21 “unidades” de alcohol cada semana. Eso equivale más o menos de seis a nueve cervezas o de cinco a siete copas de vino, en el transcurso de ese tiempo.

También mostraron un declive más rápido en la fluidez lingüística a lo largo de los 30 años del estudio con una reducción de entre un 14 y un 17 por ciento mayor, frente a los abstemios.

Tampoco se encontraron evidencias de que unas cantidades más leves de alcohol “protegieran” más al cerebro, en comparación con la abstinencia a las bebidas.

LÍMITES ACONSEJADOS PARA BEBER

El año pasado, Reino Unido cambió sus directrices sobre los límites “seguros” de alcohol, basándose en evidencias donde se vincula el llamado “consumo moderado” de alcohol con ciertos tipos de cáncer. Ahora, ese gobierno recomienda a los hombres y a las mujeres no beber más de 14 unidades por semana, igual a no más de cinco copas de vino o seis cervezas.

Las directrices de Estados Unidos siguen siendo más liberales. Se aconseja a las mujeres no consumir más de una bebida “estándar” al día, mientras que los hombres pueden tomar hasta dos al día.

Los investigadores han encontrado asociaciones nocivas con varias medidas cerebrales y las recomendaciones dadas en ese país.

Una bebida promedio incluye, por ejemplo, una lata o botella de cerveza de 12 onzas (350 mililitros) o una copa de 5 onzas (150 mililitros) de vino.

PARA EVITAR CONFUSIONES

Pero, con frecuencia los tragos confunden la habilidad mental para sacar cuentas a quien ya ha ingerido una o dos cervezas. Para mayor seguridad en esta contabilidad con fondo etílico, es conveniente convertirse en un bebedor ocasional o no beber en absoluto.

Con una despierta imaginación pueden transformarse determinados eventos en una gran diversión sin necesitar la compañía de las bebidas alcohólicas.

Las personas deben mostrarse escépticas ante la idea de que en realidad beber alcohol de manera moderadas es saludable, y tratar estas bebidas para nada beneficiosas y de elevado costo para el presupuesto familiar, con muchísimo respeto.


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Alberto Jesús Quirantes Hernández

Profesor Consultante y Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Docente Dr. Salvador Allende en La Habana, Cuba.


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