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sábado, 12 de octubre de 2024

Crear y recrear la Cultura Nacional (+Fotos) (+Video)

Eduardo Torres-Cuevas, historiador y director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, conversó en exclusiva con Cubahora, a propósito del 112 aniversario de esa institución...

Carlos Ríos en Exclusivo 18/10/2013
6 comentarios
Biblioteca por fuera
"El tesoro que guardan las bibliotecas es poder descubrir la memoria cultural cubana". (Alejandro Fabregas Pombo / Cubahora)

"Sí, mañana aquí a las nueve de la mañana" —dijo y colgó. Al día siguiente estaba puntual en su oficina. En ella los libros asedian al visitante. Títulos de historia, filosofía; revistas, periódicos y multimedias son parte del ejército que custodia a Eduardo Torres- Cuevas, quién dialogó con Cubahora sobre su fundación y la vitalidad de esta institución en el siglo XXI.

—¿Qué significación tuvo la fundación de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí (BNJM) para la intelectualidad y el desarrollo del pensamiento cubano?

—La Biblioteca Nacional de Cuba se inaugura en 1901, si se observa la fecha, es el momento de la ocupación militar norteamericana y se está produciendo la estructuración de la “república”. Un grupo de intelectuales cubanos, provenientes del movimiento independentista, tiene un especial interés en recuperar todo el acervo cultural de los siglos anteriores. Ese grupo de intelectuales pensó en las instituciones nacionales que van a formar parte de la república y, por tanto, de una nación “independiente”. Entre esas instituciones estuvo el Archivo Nacional, la Academia de la Historia, de la Lengua, y la Biblioteca Nacional de Cuba.

 “Hay que recordar a esos hombres que lucharon por ese rescate de la cultura, de la información y la documentación, que permitiría estructurar un pensamiento de Cuba. Entre esas personas estuvieron Gonzalo de Quesada, Domingo Figuerola Caneda, Joaquín Llaverías, Néstor Ponce de León, entre otros; nombres que probablemente casi nadie recuerde porque se han quedado dentro del mundo de los intelectuales, pero fueron los fundadores, no solo de las instituciones, sino del pensamiento sobre una historia cultural y política autóctona.

"Domingo Figuerola Caneda, primer director de la Biblioteca, estuvo muy vinculado a Martí y a la idea de qué debía ser la república. Estaba formado en el centro mismo del mundo bibliotecario de París y trajo consigo a Cuba todo su saber. Una de las primeras acciones que hizo fue donar todos sus libros, rescatar el patrimonio bibliográfico del país y, sobre este, elaborar la visión de lo que era Cuba y su historia.

”La fecha que se toma como fundación de la Biblioteca refiere el nombramiento de Domingo Figuerola como su director, porque al gobierno interventor nunca le interesó crear el local. A Figuerola se le otorgó un espacio en el Castillo de la Fuerza. Allí empezó a funcionar la Biblioteca con Domingo, su esposa y un ayudante. Ese fue el origen humilde que tuvo el nacimiento de esta institución. Y si ha llegado al esplendor que tiene hoy, no fue por el interés de los gobiernos republicanos, sino por los intelectuales y estudiosos cubanos.

”Hay nombres que no podemos borrar como: Emilio Roig de Leuchsenring, creador de la ‘Fundación Amigos de la Biblioteca’, que llevó el interés por desarrollarla. Otros como Emeterio Santovenia, quien bajo el amparo de la Constitución del 40, propuso que por cada saco de azúcar se destinara un centavo para construir la Biblioteca. También estuvo don Fernando Ortiz, y otras personalidades de lo más graneado del pensamiento cultural cubano. Fueron esos fondos y otros con los cuales se construyó el actual edificio que ocupa hoy la Biblioteca José Martí, inaugurado en febrero de 1958.

”Actualmente, los fondos son casi de ocho millones de ejemplares, almacenados en una torre de 17 pisos. Si se colocara de manera alineada los libros existentes en ella serían más de 94 kilómetros de largo. Sin embargo, más que la cantidad, la calidad de estos volúmenes es lo destacable de nuestros fondos.

”Varias de las colecciones de libros raros y valiosos, ediciones de los siglos XVI, XVII, XVIII han sido donadas por intelectuales importantes como Lezama Lima, quien obsequió sus fondos de muy alta calidad”.

—¿Qué funciones tiene hoy la BNJM?

Grosso modo, te puedo decir que nuestras funciones son: conservar el patrimonio bibliográfico nacional, funcionar como biblioteca pública y rectorar el propio Sistema de Bibliotecas Públicas.

Todo el que quiera investigar sobre la cultura cubana tiene acá los fondos para trabajarla, pues contamos con las colecciones completas del periódico Patria, La República Cubana, Bohemia y casi todo lo publicado en Cuba y España durante el siglo XIX. Asimismo, tenemos una mapoteca con cerca de 15 000 ejemplares. Es una colección importante de mapas, especializada en el Caribe y América. Conservamos, además, los cilindros originales de música y otras grabaciones importantes realizadas en Cuba, y que son parte de la historia musical nacional.

También desarrollamos una intensa actividad cultural que va desde el funcionamiento de la galería de exposiciones hasta la publicación de la Revista de la Biblioteca Nacional, y otra que llamamos La biblioteca del bibliotecario, que son libros que permiten desarrollar la actividad profesional y cultural del bibliotecario. Existen otras publicaciones en soporte digital como la multimedia sobre Lezama Lima, y la de Pensamiento crítico. Pensamos continuar con la colección con títulos como Lunes de Revolución, la Revista INRA y otras publicaciones periódicas de importancia.

—Es común caminar por la Habana Vieja y ver los llamados “libreros” con libros “raros o valiosos”, algunos con sello de la BNJM. ¿En qué magnitud han sido afectados los anaqueles de la Biblioteca Nacional José Martí? ¿Existe alguna disposición para combatir el saqueo del patrimonio bibliográfico nacional?

—Mira, el problema es más grave. Tenemos varias dificultades que han incidido durante años en la BJNM. No tener un sistema de protección realmente efectivo, y estamos hablando de la Biblioteca Nacional, pero podemos hablar de casi todas las instituciones del país vinculadas al libro y al documento valioso, incluso, a joyas del arte cubano.

 “En los últimos años se ha creado un sistema de seguridad que forma parte de las normativas de la Biblioteca. De ahí la creación de una Ley Nacional de Bibliotecas, aprobada en 2010. No había nada que protegiera legalmente a las bibliotecas. Se elaboraron normativas para el Sistema de Bibliotecas Públicas y la nacional. Esto implicó el reglamento disciplinario interno que regula desde el comportamiento frente al público hasta las medidas para proteger el libro.

"Sobre lo que me interrogabas, eso no solo pasa en Cuba. Personalmente he visto en Estados Unidos libros con el sello de la BNJM. A veces, en esos espacios que hay en internet donde se ofertan libros es común encontrar documentos con los sellos de instituciones que conservan el patrimonio nacional.

"Durante la etapa más cruda del Período Especial se desató el negocio del libro: robárselo para venderlo, y hubo un saqueo en los fondos de muchas instituciones patrimoniales. En ocasiones lo vendían por un precio inferior a su valor. Estamos hablando de libros de 2 000 dólares que eran comercializados en 20. Fue un efecto dominó: libros mutilados, desaparecidos... Las pérdidas eran enormes.

"En el 2008 se inició un inventario, el cual implicó muchísimo trabajo porque había libros mal colocados, sin marbetes, ¡todo lo que te puedas imaginar! Pero había que realizarlo, porque sin inventario, sin leyes ni una organización interna estás desprotegido completamente contra el vándalo.

"Tenemos una labor metódica y organizada, que implica a todo el personal de la Biblioteca, en el cuidado del edificio, porque la imagen que debemos proyectar es la de organización, cuidado y respeto a la labor y el servicio que realizamos aquí.

"También contamos con un sistema de vigilancia. A pesar de todo, puede haber pérdidas, pero tratamos de que no continúe lo que se desató en el Período Especial”.

—¿Qué hace hoy la Biblioteca Nacional por mejorar y preservar su patrimonio nacional? ¿Cómo va el proceso de digitalización?

—Se ha desarrollado una política teniendo en cuenta las tendencias actuales del mundo bibliotecario. Pretendemos inaugurar la Biblioteca Digital Nacional.

“La idea es digitalizar toda la bibliografía que tenemos. Considero que la afectación mayor es tecnológica. Los procesos implícitos en este proceso implican la necesidad de invertir cantidades serias de dinero para actualizar todos los temas de tecnología, espacio, y capacidad de las redes. No obstante, se trabaja con varias organizaciones de las de mayor desarrollo en el mundo: la biblioteca de Shanghái, la de Japón, Rusia.

"Además tenemos relaciones de trabajo con bibliotecas de España, Argentina, Brasil y otras de la región iberoamericana. Incluso, formamos parte de la Biblioteca Digital Mundial que radica en Washington. Cuba está colocando parte de sus fondos allí, lo cual permite que el mundo entero pueda ver lo que nosotros tenemos.

"Colaboramos con la Biblioteca François Mitterrand de Francia, que nos está brindando la tecnología, nos ha apoyado en los proyectos que ejecutamos desde 2008, basados en las normas internacionales ISO. Las Biblioteca Nacional de Francia y la Real Biblioteca de Madrid forman parte de ese grupo de trabajo que tiene como objetivo el desarrollo de la nuestra.

"Tenemos diseñado lo que será el portal de la Biblioteca y estamos digitalizando la base de datos anterior a 1998. Un trabajo arduo porque son cerca de ocho millones de libros. Esto quizás nos tome cinco años, menos si optimizamos, pero no se debe correr en este tipo de proceso. Aunque la aspiración es lograrlo en menos de un quinquenio.

"Igualmente, está proyectado enlazar todo el sistema de bibliotecas públicas que permita que una persona de Baracoa consulte lo que está en la Biblioteca Nacional José Martí”.

—En 2007 asumió la responsabilidad de dirigir la BNJM. ¿A qué se enfrentó en ese entonces? ¿Qué ha tenido que transformar?

—La Biblioteca ha pasado por diversos períodos, complejos, y es que los desarrollos no son lineales: hay avances y retrocesos.

“Fue terrible lo que tuvieron que enfrentar algunos de sus directores durante los inicios del Período Especial. Era dirigir con menos recursos y posibilidades. Por tanto, era complejo desarrollarla y sostenerla. Para mis antecesores tengo mi mayor respeto, por lo que pudieron hacer y evitar.

"En 2007, la Biblioteca se encontraba en una crisis seria. Nosotros teníamos que saber cuáles eran los problemas, algunos visibles y evidentes, pero había necesidad de un análisis a fondo.

"Contactamos con la Biblioteca François Mitterrand y la de Madrid. Se hizo un estudio completo con profesionales de Cuba, Francia y España. El informe de estos especialistas arrojó que solo cumplíamos con un 14 % de los parámetros internacionales.

"En aquel entonces existían problemas de almacenamiento, de inventario, de colocación correcta de libros y revistas, dificultades en la infraestructura: elevadores sin funcionar, monta-libros destruidos, red hidrosanitaria deteriorada, techos dañados, entre otros. Era inaudito, además, la ausencia de un sistema de prevención, protección y extinción de incendios en un lugar como este.

"Así que lo primero que hicimos fue elaborar proyectos para rescatar la Biblioteca. Se plantearon 37 tareas, divididas en cuatro grupos de ejecución.

"La primera fue la de las leyes y normativas. De ahí el surgimiento de la Ley Nacional de Bibliotecas, y la del Depósito Legal, que incluía ahora los soportes digitales. Asimismo, se elaboró el Reglamento de Bibliotecas Públicas, el Manual de Servicios, entre otras regulaciones y normativas. También se formó el Grupo de Trabajo Cooperado, que consiste en que todos los sistemas de bibliotecas nos podamos reunir y debatir los inconvenientes e intereses.

"La otra línea fue la reconstrucción física del edificio. Se construyó, como parte de esta etapa, una cisterna de agua de 300 metros cúbicos; se renovaron tres elevadores, los monta-libros y el sistema hidrosanitario. También se repararon los techos, los mármoles y se sustituyó por completo el mobiliario: puertas, estantes, catálogos.

"Otra de las líneas de renacimiento de la Biblioteca fue el rediseño tecnológico, en función de proteger toda la prensa y los libros de determinado valor, lo cual incluye la restauración y digitalización de estos textos. Para esto se compró un escáner mucho mayor que permite digitalizar el texto completo y salvar esa información para que los investigadores actuales y futuros la tengan.

"La última etapa ha sido el desarrollo del mundo cultural dentro de la Biblioteca. En la salas hay expresiones de nuestros artistas contemporáneos. Es un proyecto cultural amplio, con la participación de muchos creadores importantes, como Alexis Leyva Machado (Kcho), Ernesto Rancaño y otros.

"Actualmente, la Biblioteca tiene una sala de exposiciones donde los artistas plásticos han estado muy presentes. El venidero día de la cultura se hará una exposición con más de 40 artistas importantes. Próximamente se exhibirá en nuestra galería parte de la obra de Carlos Enrique, y luego una sobre Alicia Alonso. Otro espacio es el de los cine- debate y la Biblioteca en Concierto.

"Por eso acostumbro a llamar a la Biblioteca “la catedral de la cultura cubana”, porque no solo conservamos el patrimonio nacional documental, sino también hay una activa presencia en la vida cultural del país. Nosotros no somos un almacén de libros, somos una institución viva que tiene que contribuir cada día a la cultura nacional y ofrecer ese conocimiento acumulado por más de un siglo”.

—Sobre la Biblioteca Nacional en la cultura nacional y la formación de la cubanidad

—El tesoro que guardan las bibliotecas es poder descubrir la memoria histórica cultural de los pueblos. Hacer cultura es entrar en lo profundo de ella, de sus bases, la información que te permite identificar y descubrir. Es volver a buscar nuestro sol, que nos diferencia de un ruso y un paquistaní.

“Me gusta recordar que la mayoría de nuestros más importantes intelectuales fueron autodidactas. Aquí, en esta Biblioteca, estuvieron figuras extraordinarias de nuestra cultura. Estoy hablando de Cintio Vitier, Antón Arrufat, Roberto Fernández Retamar; es decir, lo más importante de la cultura cubana. Aquí en la BNJM tuvieron la fuente para recrear y crear la cultura de su tiempo. Eso es lo que queremos: estar a la altura de las necesidades culturales del país.

”Cuando nos enfrentamos a la cultura cubana uno queda impactado por el volumen de calidad acumulado en todas las manifestaciones. Es un país con una riqueza tan grande que hay que darla a conocer. Es sentir ese orgullo, no vanidad. Nosotros somos parte una gran humanidad a la cual le aportamos y nos ha aportado. Nuestra cultura es resultado de esa interacción y tiene su carácter propio”.


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Carlos Ríos

Se han publicado 6 comentarios


Lisa
 18/10/13 17:35

Interesantísimas las palabras de Torres Cuevas, el tema de los libros que se venden en las calles... muy polémico el tema... gracias a la revista por el tema y el abordaje como siempre

Antonio
 18/10/13 16:06

Maravillosa entrevista!!! admiro mucho al doctor Torres Cuevas y me alegra lo hayan entrevistado. Felicidades a Cubahora por esta idea y como siempre el doctor lució muy bien, mi admiración y respeto!!!!

Ana Margarita bestard
 18/10/13 12:51

agradecemos al colectivo de CUBAHORA, la publicación de esta entrevista a nuestro director , así como las fotos y video, además de agradecer la presencia de Livia, hoy en nuestra institusión en el marco de la Jornada científico bibliotecológica, y el aniversario de la fundación de nuestra biblioteca.

Rambo
 18/10/13 10:08

Muchas felicidades a todos los vinculados a ese sitio histórico de nuestra capital, la biblioteca nacional, fuente de cultura e historia. Es un lugar expléndido para conocer cosas nuevas, para enriquecer el alma de conocimientos, un espcio para despejar y recrearse, es fantástico estar adentro de tanta historia para compartir con nuestras familias y amigos.

Ana Rita Romero
 18/10/13 9:14

Felicidades a todos los trabajadores de la Biblioteca Nacional que cada día se esfuerzan por servir al público de la mejor manera.

Livia
 18/10/13 9:13

Felicito a la Biblioteca Nacional por su aniversario y por lo que ella representa para nuestra cultura. También al Dr. Torres Cueva que sin ser precisamente un bibliotecario, ha comprendido la misión cultural de las bibliotecas y ha asumido con entereza en momentos muy difíciles su dirección a la cual otorga prestancia.

He sido testigo de cómo ha sufrido por ejemplo la situación que presenta la Biblioteca Gener y del Monte, en Matanzas, la llamada Atenas de Cuba. Y lo que ha hecho en materia normativa para poner a funcionar el Sistema de Bibliotecas y la elaboración de la Ley del 2010 que lamentablemente pocos funcionarios conocen.

Me hubiera gustado que el trabajo nos hubiera aportado más en cuanto a la misión sociocultural y los retos que tienen los bibliotecarios en el siglo XXI, y el impacto de las TIC en la actividad bibliotecaria. Porque no se trata de crear "templos" para "eruditos". Pasa por crear una infraestructura para favorecer la inclusión social y la difusión del conocimiento, como nos dice el profesor Emir Suaiden. Se trata, no de potenciar el coleccionismo de libros sino que ese conocimiento se ponga al servicio de la gente para que a su vez genere nuevos conocimientos en pos del desarrollo social.

Discrepo respetuosamente con el profesor Torres Cueva en la idea de que el principal problema de la digitalización en Cuba pasa para problemas tecnológicos. Esa es una verdad como un templo, pero ese problema siempre estará presente. A mi juicio, el problema fundamental pasa por la elaboración de políticas y estrategias de digitalización para la preservación del patrimonio cultural de la nación, y que además de las relaciones con Bibliotecas Internacionales, pase por el concenso de las instituciones nacionales. Me gustaría saber por ejemplo, si hemos pensado o no ingresar en el proyecto ABINIA, para la creación de la Biblioteca Virtual de las Bibliotecas Nacionales de América Latina.

Nuevamente, muchas felicidades a la Biblioteca, que también considero mi casa. Igualmente a mis colegas que se han mantenido allí durante años.

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