miércoles, 24 de abril de 2024

De violencia y acosadores (+Infografía)

En Cuba este es uno de los tantos retos que enfrentamos en plena pandemia, uno no tan nuevo, pero que comienza a ser todavía más visible...

Dailene Dovale de la Cruz en Exclusivo 06/11/2020
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acoso escolar
Las causas pueden ser diversas: reacciones a apodos, amenazas y falsos rumores (foto tomada de educacionencasa.net)

Hay tres personajes en esta historia. El agresor, la víctima y los espectadores. El lugar puede ser la escuela, pero también los espacios digitales. Es violencia, es acoso, aunque muchas veces no se perciba de esa forma o se quiera observar como un simple juego de niños. Un problema universal, que ya tiene un día para darle mayor visibilidad y concientizar en torno a sus consecuencias; el primer jueves de noviembre. Ayer, 5 de noviembre fue el primero celebrado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) para reconocer cómo la violencia en las escuelas afecta los derechos de niños, niñas y adolescentes.

En el centro de la escena, la víctima. No importa la supuesta razón. Sus derechos, integridad física y moral son dañados. Su capacidad de aprendizaje también. Por otra parte el agresor, puede ser cualquier miembro del centro escolar, aunque sin dudas representaría mayor peligro de ser un adulto. Cerca, pero sin implicarse estarían los espectadores, personas que pueden validar la conducta violenta con un guiño, risas o, en caso contrario, ayudar a las víctimas. Y más allá el silencio, como una forma de evitar que se denuncie los malos tratos o se exprese la situación.

“Forma continuada de violencia que tiene lugar en la escuela aunque suele llegar a espacios de residencia, diversión y ocio de los participantes en la cual uno o varios agresores se empeñan en causar daño (físico, sicológico o espiritual) a una o varias víctimas. Puede incluir agresiones verbales (directas o indirectas), físicas (más o menos disimuladas), burlas, desvaloraciones continuas y otras prácticas degradatorias, aislamiento y ostracismo. Se apoya en un abuso de poder por el agresor, la pasividad, silencio o escasa reacción del resto del grupo y la debilidad del agredido así definía Víctor Fowler al acoso escolar en Minidiccionario para el mundo de hoy: Acoso escolar.

Apuntaba además cómo subvierte los valores de igualdad, solidaridad y justicia social. Más allá de las características individuales, el acoso escolar responde a fenómenos grupales e interpersonales en un ambiente y espacio temporal, según expresa Marioly Ruiz Hernández en el texto Acoso escolar. Una preocupación para la salud pública cubana.

Según comenta: Los adolescentes que son o fueron objeto de malos tratos por sus pares suelen tener problemas para conciliar el sueño, alimentarse y concentrarse. Su rendimiento académico puede verse negativamente afectado porque están enojados o asustados, o porque sienten que ya perdieron el interés, desconfían de los demás. Algunos sienten mucha ira contra sí mismos y contra los otros, y les cuesta mucho hacer amigos. El bullying es una causa importante de depresión en los jóvenes. Algunos adolescentes solo pueden sentirse mejor adoptando conductas autodestructivas como cortarse o abusar de las drogas o el alcohol. Otros llegan al extremo de intentar suicidarse.

Ya sea por motivo de identidad de género, orientación sexual, religión, capacidad adquisitiva de la familia,  lugar de origen o color de piel, sus efectos son profundos y pueden llegar a ser de larga duración. En Cuba este es uno de los tantos retos que enfrentamos en plena pandemia, uno no tan nuevo, pero que comienza a ser todavía más visible y sistematizarse desde las Ciencias Sociales. Por ejemplo, las investigadoras Caridad Cala-Montoya y Daniela Benítez-González realizaron un estudio sobre la violencia escolar en dos secundarias básicas de la comunidad de Micro 9 del municipio Santiago de Cuba denominado: Violencia interpersonal en el marco de las relaciones escolares. Visión sociológica desde los adolescentes santiagueros.

Entre las más identificadas señalaron la violencia física (empujones, cocotazos, golpes, halar el cabello) y verbal (humillaciones y ofensas). En la investigación “Acoso escolar en Cuba. ¿Qué dicen las investigaciones?” encontraron varias coincidencias a partir de estudios de todo el país. La violencia verbal, física y la exclusión destacan entre las formas de violencia y acoso escolar más identificadas. Sobresalen a su vez la intimidación, la amenaza, los gritos y humillaciones, el robo y los maltratos físicos y que mientras los varones sufrían más daños de carácter físico, las niñas y adolescentes tendían a ser afectadas por el maltrato social o psicológico.

Las causas pueden ser diversas: reacciones a apodos, amenazas y falsos rumores. El espacio, otra vez, nos lleva a lo que debería ser un lugar seguro como las aulas, matutinos, recesos y baños. De forma más reciente se suma el espacio digital, donde cobra fuerza el ciber-acoso, que también replica las lógicas agresor-víctima-espectadores y cuyas consecuencias también son dañinas para la integridad y autoestima de niños, niñas y adolescentes.

Entre tantos retos nuevos y viejos, en este noviembre de regreso a clases, nos queda el acoso, la violencia en las escuelas. La importancia de tener maestros preparados para evitar cualquier forma de este flagelo en nuestras aulas, para ayudar a entender por ejemplo que la identidad de género o la orientación sexual no representan motivo alguno para la agresión y que, en efecto, no hay razones para el maltrato ni físico, ni psicológico, ni social, menos en un lugar donde pudiera existir un clima de paz, amistad y aprendizaje. ¿O para qué son las escuelas?


Infografía: Dailene Dovale/ Cubahora


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Dailene Dovale de la Cruz

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Se han publicado 1 comentarios


Francisco Ruiz
 2/10/23 6:49

JUSTICIA Y NO MAS VIOLENCIA

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