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sábado, 14 de diciembre de 2024

Pedro Sánchez en Cuba: caminos de ida y vuelta (+Fotos)

El credo expuesto por el alto dignatario ha sido: “normalizar, estabilizar y dar profundidad a las relaciones entre España y Cuba”...

Elsa Claro Madruga en Exclusivo 24/11/2018
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Pedro Sánchez y Díaz-Canel
Tras la reunión de Pedro Sánchez y Díaz-Canel, suscribieron un acuerdo para realizar reuniones anuales entre Cuba y España y fortalecer el diálogo político.

Por encima de los apellidos originales o de la más reciente pasión caribeña por el fútbol hispano, los nexos entre españoles y cubanos siempre fueron de intimidad, hasta en las discordancias y los enfrentamientos. Y como en todo transcurso prolongado, hay momentos concluyentes.

El que recién ocurrió es uno destacable y destinado a poner las relaciones económicas a la altura de los vínculos históricos y afectivos, según expuso Pedro Sánchez en el foro económico bilateral realizado en La Habana el 23 de noviembre.

Sin miedo a caer en excesos, es posible afirmar que solo por el canal de diálogo político establecido entre La Habana y Madrid, las pocas horas de estancia en el país del presidente del gobierno español, tienen señalada valía. Junto al mandatario cubano Miguel Díaz-Canel, firmó un compromiso similar al existente entre la Unión Europea (UE) y Cuba, para establecer una ronda periódica de consultas políticas sobre temas tan variados como el desarrollo sostenible, los derechos humanos o los efectos e imponderables provocados por acciones coercitivas (el bloqueo estadounidense y sus daños, muy en particular, pues agrede a unos y otros).

El nuevo conducto de carácter bilateral transitará en ambas direcciones para el examen de cuestiones de interés mutuo, de índole regional o multilateral y, asimismo, se destina a reafirmar el que funciona con el Pacto Comunitario del Viejo Continente. Si la UE tiene establecida una ruta de diálogo político con Cuba, España, fuente embrionaria de la nación después surgida, considera lógico fundar otro tanto. Ha sido el criterio predominante de las actuales autoridades y se acaba de evidenciar.

A su llegada a La Habana, PedroSánchez rindió tributo a José Martí en la Plaza de la Revolución, como muestra de respeto a Cuba (Foto: EFE). 

“España no va a escatimar esfuerzos para que su presencia en Cuba brille a la altura de la amistad y el respeto que España tiene por el pueblo cubano”, dejó saber el jefe del ejecutivo ibérico al confirmar el “nuevo capítulo en la relación entre dos países con fuertes vínculos históricos, económicos comerciales y emocionales”. Esto último se garantiza en la nota oficial de su gabinete en referencia a la ruta de entendimientos abierta, y también remite a otros añadidos de importancia en la cooperación cultural.

En el mismo evento donde estaban más de 200 empresarios de los dos países, el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ricardo Cabrisas, dejó establecido: “Estamos seguros de que el crecimiento y el fortalecimiento de nuestros vínculos económicos y comerciales permitirán seguir desarrollando nuestra industria, nuestros fondos exportables, así como el sector del turismo, esfera en la que España es líder”.

Por fuerza de la realidad, surgieron referencias en distintos espacios y situaciones, dentro de la intensa agenda de los huéspedes, al bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra nuestro país y sus efectos extraterritoriales, impedimento recrudecido con recientes obstáculos destinados a impedir el progreso de Cuba o con actos desatados a través del proteccionismo norteamericano que atenta contra otros países.

Puestos a valorar el itinerario de los lazos entre la Mayor de las Antillas y la antigua metrópoli, se hace forzosa la alusión a singularidades como que Francisco Franco, a pesar de su condición ideológica, no rompió relaciones ni estuvo de acuerdo con el bloqueo a Cuba. Adolfo Suárez, primera figura de la llamada transición democrática, pese a militar en una formación conservadora, visitó La Habana en 1978 y cuentan que tiempo después, cuando intentaron conquistar su complicidad para que oficiara en intentos de cambiar el sistema establecido en 1959, consideró inútiles esas pretensiones y desdeñó darles apoyo.

Felipe González, un socialdemócrata mutante (así le califican en sus predios algunos, en tanto otros le consideran el patriarca del PSOE), también hizo un viaje oficial en 1986. Le recuerdo muy relajado y sonriente acompañado por la sabia elocuencia de Eusebio Leal en un casco histórico siempre magnético y hoy de centuplicada seducción.

Por esas mismas calles paseó el hoy rey emérito Juan Carlos II, en 1999, disfrutando de la exuberante acogida de los habaneros, pese a las bridas de José  María Aznar, tan obvio al implantarle límites al monarca, que fue censurado en el parlamento a su retorno a España. Ambos asistían a la IX Cumbre Iberoamericana. Aznar, ya se sabe, fue quien apenas asumió el poder, enrareció los vínculos y arrastró a la Unión Europea hacia la Posición Común, buscando incrementar el asedio anticubano, sin consensuar acción tan enorme con el PSOE.

Antes de partir hacia la última heredad española en América, Pedro Sánchez defendió la activación del acercamiento a Cuba, al cual se opone la nueva jefatura de la fragmentada derecha española, por simple traba a cuanto decide el mandatario o como reminiscencia de la era asnariana.

El presidente, con solo un semestre en el cargo, poca bancada de apoyo parlamentario y situaciones internas fuertes por resolver, no necesitaba otra situación problemática. Pese a ello, ha sido capaz de remontar con decoro una falla en la política exterior de su país, extendida por una treintena de años. Evidencia independencia personal y valor político, que bien merecen simpatía y aplauso.

En clave práctica, el vicepresidente y CEO de la corporación Meliá, Gabriel Escarrer Jaume, considera: “Sin lugar a dudas hace falta una política de Estado, no ir a golpe de legislaturas (unos aflojan, otros cierran). Se ha demostrado la afinidad entre los dos pueblos, el cubano y el español. Siempre que vengo a esta isla me siento muy querido, y como yo todos los españoles, y con los lazos y vínculos culturales que hay es una pena que no lo sepamos explotar mucho mejor (...) cuando hay otros en espacios que deberíamos estar ocupando", sentenció.

Efectivamente, la experiencia sugiere un sostén equilibrado de los vínculos, viendo que las exportaciones españolas a Cuba alcanzaron 921,12 millones de euros en el último año y justo a escala comercial o inversionista, en la última Feria Internacional de La Habana hubo 6 pabellones de 112 empresas españolas, casi todas pequeñas y medianas, curiosidad a tener en cuenta cuando son las más afectadas por la crisis global. Operan también, con reconocidas ventajas, diez grandes cadenas, con Meliá Hotels International, como buque insignia.

El jefe del ejecutivo ibérico llegó escoltado por representantes de otras importantes empresas, entre ellas Telefónica, Iberia y funcionarios de la Cámara de Comercio.  El credo expuesto por el alto dignatario ha sido: “normalizar, estabilizar y dar profundidad a las relaciones entre España y Cuba”.

El contacto de la delegación hispana con intelectuales, artistas, emprendedores y otros miembros de la sociedad civil cubana, indica la pluralidad con que se mueve el país caribeña, mientras articula una nueva Constitución ajustada a las realidades de este tiempo, pero con un amplísimo criterio ciudadano a bordo.

Sánchez destacó el deseo de organizar la llegada de los actuales reyes a las conmemoraciones del medio siglo de fundada La Habana en el 2019. Si los buenos oficios desplegados por las partes no sufren menoscabo, es posible que para esa fecha los dígitos contractuales y los resultados en otros órdenes hayan crecido ya.

De regreso a su patria, a Sánchez y su comitiva les esperan dificultades serias. De modo subjetivo, pero basados en la madera de la que parece hecho este hombre, uno se atreve a decir que sabrá resistir.


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Elsa Claro Madruga

Analista de temas internacionales


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