viernes, 26 de abril de 2024

La naturaleza también conspira por la normalización

Un camino que evidencia lo mucho que se puede avanzar mediante el vaciado de uno de sus principales obstáculos, el bloqueo hacia Cuba...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 24/12/2016
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Firma de acuerdo entre Cuba y EEUU
Firman acuerdo Cuba y EEUU sobre eventos sísmicos y meteorológicos.

Cada año más de 200 especies de aves migran desde Estados Unidos y Canadá hacia el sur, en busca del calor. Muchas deciden quedarse en los ecosistemas cubanos para tener a sus crías, otras, luego de descansar y alimentarse, se adentran en el subcontinente suramericano.

Es apenas una evidencia de la interconexión que existe entre los componentes naturales de Estados Unidos y Cuba, dos naciones que a pesar del diferendo histórico que han vivido comparten fenómenos o retos ambientales como los eventos hidrometeorológicos extremos, placas tectónicas vecinales, corrientes marinas, corredores biológico de aves y peces, además de peligros comunes de contaminación y desastres naturales.

Científicos a ambos lados del estrecho de La Florida han tenido que sobrepasar los límites de las fronteras políticas, para poder completar sus investigaciones. Esa relación se remonta al siglo XIX, de acuerdo con las más concienzudas evidencias, y en los últimos 55 años ha encontrado formas de extenderse y profundizarse, a pesar de las limitaciones del bloqueo económico, comercial y financiero que impone el gobierno norteamericano al pueblo de Cuba.

Los obstáculos al financiamiento de proyectos, el robo de cerebros, las negativas al acceso a tecnologías o a visas para la participación en eventos, han sido denunciados continuamente por la parte cubana no solo como hechos que afectan el progreso de la ciencia en la Isla, sino en los propios Estados Unidos.

Sin embargo, como la naturaleza no entiende de fronteras, ha sido necesario establecer canales de cooperación en áreas como la meteorología, la oceanología y la biología. Aunque muchas veces se ha tratado de contactos técnicos de un impacto muy inmediato. Esa realidad entra ahora en un nuevo capítulo.

La necesidad de conocer el entorno común para evaluar las posibilidades de adaptarse a él y utilizarlo de manera sostenible convierten al medio ambiente y la ciencia, en una de las áreas de mayores potencialidades para el proceso de normalización de relaciones entre Washington y La Habana.

Recientemente los gobiernos de ambos países rubricaron varios memorandos de entendimiento en este tema, destinados, fundamentalmente a establecer marcos de cooperación para el intercambio de información y desarrollo de proyectos conjuntos en meteorología y clima, sismología y conservación de la fauna silvestre y las áreas terrestres nacionales protegidas.

Ahora es posible la colaboración entre el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS), y el Departamento del Interior de los Estados Unidos, a través del Servicio Geológico (USGS) para el intercambio de datos sobre lo que ocurre en las profundidades de la tierra, sobre todo en el Golfo de México y el Mar Caribe.

El clima y otros fenómenos atmosféricos también podrán ser estudiados en conjunto entre el Instituto de Meteorología (Insmet) por la parte cubana, y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica del Departamento de Comercio de los Estados Unidos; cuyos especialistas podrán colaborar en las áreas de pronóstico, la modelación de las condiciones atmosféricas y del clima, la ampliación e integración de las redes de observación meteorológica y la vigilancia, el análisis y la predicción de los huracanes. De igual forma, facilitará la investigación conjunta en los temas de meteorología, enfrentamiento al cambio climático, oceanografía y contaminación atmosférica.

Un tercer memorándum establece el marco conceptual y la intención para la cooperación entre los sistemas de áreas protegidas de las dos naciones.

De llevarse a vías de hecho, estos documentos dan los primeros pasos el derribo de políticas estadounidenses que, por ejemplo limitan el acceso a las bases de datos alojadas en servidores norteamericanos o el acceso a equipos y tecnología especializada.

Los representantes de ambas partes coincidieron en señalar que los resultados que han alcanzado ambos países en estas áreas avalan una relación de colaboración que puede contribuir para avanzar hacia un desarrollo sostenible, no sólo para las respectivas naciones, sino para toda la región y a escala global.

Investigadores como el biólogo Manuel Alonso Tabet, experto en el cocodrilo acutus o americano, o el botánico Raúl Verdecie, que se ha acercado a la taxonomía de la familia de las zamias, consideradas fósiles vegetales vivientes, dan fe de las oportunidades que surgen cuando es posible la cooperación entre instituciones de los dos países.

Con la firma de estos tres memorándums suman 15 los acuerdos establecidos entre Washington y La Habana, un camino que evidencia lo mucho que se puede avanzar para el proceso de normalización mediante el vaciado de uno de sus principales obstáculos, el bloqueo hacia Cuba. Al mismo tiempo se abre el debate sobre cuáles son esos otros puntos de coincidencia que pueden arrojar más anuncios similares y avances hacia el establecimiento de una relación de respeto mutuo a la soberanía nacional.

Desde que el 17 de diciembre de 2014, Raúl Castro y Barack Obama anunciaran simultáneamente el restablecimiento de los canales diplomáticos entre sus gobiernos, ha sido un largo trecho recorrido, no exento de momentos de avances y otros de distensión.

El restablecimiento de vuelos comerciales, los sucesivos paquetes de medidas por mandato presidencial de Obama, han flexibilizado el bloqueo, pero solo en áreas de interés para su administración y con un impacto muy limitado debido a la esencia misma de las leyes Torricelli y Helms –Burton.

Que la actitud norteamericana responda a un cambio en la forma, pero no el contenido de su política hacia Cuba, es el principal elemento que la condena a fracasar una vez más. Con los aires que soplan con un nuevo inquilino en el Despacho Oval, cabe preguntarse cuál será el nuevo matiz de esta historia.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles


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