Sectores de derecha representantes de la oligarquía, en contubernio con la prensa reaccionaria de Brasil, apoyados abiertamente por las transnacionales de la comunicación y el imperialismo, han consumado, en la Cámara de Diputados de ese país, el primer paso de lo que constituye un golpe de estado parlamentario contra el gobierno legítimo del Partido de los Trabajadores (PT) y la Presidenta Dilma Rousseff, que se viene fraguando desde hace meses.
Se trata de un ataque basado en acusaciones sin pruebas ni fundamentos legales contra la democracia brasileña y contra la legitimidad de un gobierno electo en las urnas por la mayoría del pueblo, como ha sido denunciado por la propia mandataria, por el expresidente y líder del PT Luiz Inacio “Lula” Da Silva y por numerosos dirigentes de partidos políticos de izquierda y movimientos sociales brasileños.
Desde el 2003, año en que asumió el primer gobierno del Partido de los Trabajadores, encabezado por Lula, se han implementado en Brasil importantes programas sociales con un alto impacto en la población menos favorecida. Según el Banco Mundial, 25 millones de brasileños dejaron de vivir en la pobreza, gracias a programas como “Bolsa Familia”; “Mi Casa, Mi Vida”; “Más Médicos” y “Hambre Cero”. Brasil se convirtió en un influyente actor internacional, defensor de las causas justas y promotor de la unidad y la integración latinoamericana y caribeña.
La oposición golpista busca cerrar el ciclo de gobiernos populares del Partido de los Trabajadores y con esto acabar con las conquistas sociales alcanzadas por el pueblo brasileño, implantar un gobierno neoliberal que permita el saqueo por parte de las grandes empresas transnacionales de las riquezas naturales de este hermano país latinoamericano, en especial sus inmensas reservas de petróleo, minerales, agua y biodiversidad, y que subordine su política exterior a los intereses hegemónicos imperialistas.
Este golpe contra la democracia brasileña forma parte de la contraofensiva reaccionaria de la oligarquía y el imperialismo contra la integración latinoamericana y los procesos progresistas de la región. Asimismo, va dirigido también contra los países del llamado grupo BRICS, que constituyen un conjunto de poderosas economías que han desafiado la hegemonía del dólar estadounidense.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de la República de Cuba condena enérgicamente el golpe de estado parlamentario que está en marcha en Brasil y apoya resueltamente al pueblo y al legítimo gobierno de ese hermano país, así como a la Presidenta Dilma Rousseff, en defensa de los avances políticos y económicos y los logros sociales alcanzados durante los gobiernos del Partido de los Trabajadores.
La Habana, 17 de abril de 2016
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