viernes, 26 de abril de 2024

Cuba-Estados Unidos: ¿Los pájaros tirándole a la escopeta?

Los científicos estadounidenses se percatan de la conveniencia de asomarse y mostrarse a sus colegas cubanos...

Enrique Manuel Milanés León en Exclusivo 21/01/2017
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Intercambios Cuba-EEUU
Científicos cubanos y estadounidenses intercambiaron acerca del enfoque preventivo del sistema de salud que desde hace décadas, con estadísticas a la mano, defiende La Habana.

Quién sabe si en Estados Unidos tengan un refrán equivalente al nuestro; pero en todo caso, los descreídos en el poder de la medicina cubana, ante la reciente evaluación en el terreno de la situación sanitaria de comunidades de Chicago, por parte de especialistas de la Isla, pueden haber evocado la frase criollísima que usamos cuando creemos que algo se ha volteado o que «esta película anda al revés». En esos casos, decimos que «los pájaros están tirándole a la escopeta».

En efecto, hace apenas unos días, tres expertos cubanos intercambiaron en esa urbe con representantes de entidades sanitarias, universidades y actores comunitarios acerca del enfoque preventivo del sistema de salud que desde hace décadas, con estadísticas a la mano, defiende La Habana.

El inicio del proyecto de colaboración entre la Universidad de Illinois y el Ministerio de Salud Pública de Cuba, que en su primera etapa de un año se enfocará en la atención materno infantil y en la prevención y detección del cáncer, está muy lejos de ser un acto disparatado. Esta Isla pequeñita, que la providencia colocó a solo unas brazadas de la gran nación norteña, ha conseguido bajar hasta 4,3 por mil niños nacidos vivos la tasa de mortalidad infantil y subir casi a 80 años la esperanza de vida, índices en que supera a su vecino gigante. 

Poco a poco, a medida que ha bajado el ruido de la confrontación política directa, los científicos de la salud estadounidenses se han percatado, en mejores condiciones, de la conveniencia de asomarse y mostrarse en un intercambio desprejuiciado, al país que, pese a sufrir un cerco hecho con ladrillos manchados de la Casa Blanca, fue declarado el primero en eliminar la trasmisión de VIH de madre a hijo, el abanderado en la exitosa batalla contra el ébola en África occidental y el creador de una exitosa vacuna terapéutica contra el cáncer de pulmón y de un medicamento casi milagroso contra las úlceras del pie diabético, entre otros avances que «parecen de otro mundo».

Los científicos saben lo que hacen. El Doctor Robert A. Winn, vicerrector asociado de prácticas de salud comunitaria y director del Centro contra el cáncer de la Universidad de Illinois, dijo que esperaba «identificar las prácticas médicas que les han funcionado (a los cubanos), al tiempo que les permitiremos observar algunos de los métodos a través de los cuales proveemos la asistencia médica y que pueden resultar muy diferentes (…) con la esperanza de que este intercambio nos lleve a la salud mejorada de las poblaciones de nuestros dos países».

Tal práctica deja buenos dividendos si se trata, como es el caso, de interlocutores calificados y, mucho más, cuando hay camino recorrido. En noviembre pasado, 15 miembros de la Junta Internacional de Cirujanos y Médicos de Estados Unidos intercambiaron en La Habana con colegas cubanos de cardiología, rehabilitación cardiovascular, cirugía general y cosmética, oftalmología y ortopedia para promover la acreditación de servicios médicos que brinda la Isla y proyectar un congreso conjunto.

Ya en febrero de 2016, 13 médicos del Hospital Infantil de Colorado, del Hospital General de Massachusetts y de la Universidad de Harvard vinieron a Cuba a dialogar sobre la atención al recién nacido y se interesaron sobremanera por las experiencias de la Isla en la reducción del parto prematuro. 

Stephen Berman, especialista de la Universidad de Colorado y asesor especial de la OMS y la OPS, no solo mencionó el objetivo de más alcance del viaje: «crear alianzas para mejorar la salud de los niños de nuestros países», sino que, antes de proponer un programa de intercambios, hizo una acotación en la que no pocos vimos retratadas las murallas del bloqueo: «a medida que los cubanos obtengan acceso a nuevos medicamentos y tecnología, la formación será muy importante».

Cuba, que ha salvado la vida de millones de terrícolas —particularmente las que casi ninguna potencia se interesa por salvar—, tiene particularmente abiertas sus consultas para colegas norteamericanos que se asoman al sistema sanitario de la Isla con el franco interés de traer y llevar buenas experiencias.

Hace solo tres meses, Ricardo Cubas, presidente de la firma estadounidense Regenestem, reconocía en el Palacio de Convenciones de La Habana que traer aquí a alrededor de 70 de los más importantes ponentes de su país sobre células madres a discutir con colegas de la Isla era una oportunidad única porque el pequeño país es un «baluarte de la medicina».

Es cierto, el archipiélago mayor de las Antillas, cuya bondad rebasa sus tierras y se derrama al Caribe y más allá, ha graduado, además de sus propios médicos, a casi 25 000 de 120 países, incluidos en la cifra jóvenes… estadounidenses. Y mientras en una universidad pública —la menos cara— de Estados Unidos el costo de una carrera de Medicina de cuatro años promedia los 207 800 dólares, en la Isla subdesarrollada no se sacan esas cuentas; solo hay que demostrar aptitud y actitud para curar y amar.

Por eso, ahora que médicos de una y otra parte aportan buenos ejemplos a la política, sentado en el malecón uno piensa que los dos países están por cesantear las balas para siempre, que con la prudencia del tanteo se amigan en sectores sensibles pájaros y escopetas y recuerda el septiembre de 2005, cuando, tras el paso devastador del huracán Katrina por Nueva Orleans, Cuba ofreció ayuda y en menos de 48 horas tenía listos para partir a 1 586 profesionales de la salud con todo el equipo requerido. Días después, Fidel Castro en persona constituyó el Contingente Internacional de Médicos Especializados en Situaciones de Desastre y Graves Epidemias Henry Reeve.

El Gobierno de Estados Unidos nunca respondió al ofrecimiento. Cuba entera recuerda la imagen de aquellos médicos, en el Palacio de Convenciones, con sus mochilas verdes. Con los años, salvaron a infinidad de seres humanos en otras naciones. Parece que, por fortuna, pasada aquella emergencia, a partir de ahora algunos de ellos podrán abrir sus mochilas de amor frente a pacientes estadounidenses.


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Enrique Manuel Milanés León

Con un cuarto de siglo en el «negocio», zapateando la provincia, llegando a la capital, mirando el mundo desde una hendija… he aprendido que cada vez sé menos porque cada vez (me) pregunto más. En medio de desgarraduras y dilemas, el periodismo nos plantea una suerte de ufología: la verdad está ahí afuera y hay que salir a buscarla.

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jorge
 29/1/17 9:07

El sistema de Salud de Cuba es de los mejores del mundo, sin lugar a dudas! Lo he comprobado personalmente!!!

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