viernes, 26 de abril de 2024

Celac: a nuevos desafíos, nuevas soluciones

La IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) puso sobre el tapete las fortalezas y debilidades de la región sureña...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 02/02/2016
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La IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), celebrada la víspera en Ecuador, visibilizó una realidad diferente a la del 2011, cuando fue fundado este organismo de concertación política e integración. Ante las nuevas circunstancias se analizaron mecanismos que permitan mantener los planes en marcha y añadir otros en aras de adaptarse a los vaivenes de la política y la economía mundial y continuar por la vía del desarrollo, siempre con el ojo puesto en el mantenimiento de la paz en la región.

Los diversos fenómenos que se dan actualmente en los miembros de Celac fueron puestos sobre el tapete en Quito, la añeja capital de Ecuador, país que ocupó en 2015 la presidencia temporal de ese bloque y que fuera entregada, por un año, a la República Dominicana.

Todas las naciones de América Latina y El Caribe pertenecen por voluntad propia a la Celac, considerada su única representante ante los foros internacionales; y a lo interno, la encargada de lograr la concertación política entre sus partes en aras de resolver o aliviar flagelos que aún subsisten en el área, como el hambre, los desequilibrios económicos causados por los bajos precios de las materias primas, el cambio climático, las enfermedades y la supresión de eventuales conflictos entre países, entre otros temas tratados.

Fueron más de 20 horas a debate limpio de la veintena de jefes de Estado y/o Gobierno presentes, tres vicepresidentes y representantes oficiales reunidos en el salón Ciudad del Mundo, situado en el edificio que ocupa la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), a unos 15 kilómetros del centro capitalino.

Resultó un tiempo bien aprovechado porque se fue a la médula de los fenómenos que aquejan a determinados países en el área económica, como Venezuela y Ecuador, ante los bajos precios del petróleo, las políticas de salud pública ante la presencia, como ahora, de epidemias masivas como la originada por el virus Zika, causada por el mosquito Aedes aegypti.

También se habló allí de la inserción de Celac en la Misión internacional que acompañará los resultados de la firma de paz entre el gobierno colombiano y las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), luego de tres años de conversaciones en Cuba. Esa delegación velará por el cumplimiento del cese del fuego y el desarme de las partes, entre otros acápites del acuerdo que pacificará al convulsionado país andino.

La movediza situación política en Haití, la nación aún más pobre del Sur americano, también fue analizada en la IV Cumbre a partir del desacuerdo interno sobre las elecciones presidenciales, que según advierten analistas, podría dar pie a una intervención foránea, si se demuestra que los nacionales son incapaces de gobernar y controlar las protestas violentas que tienen lugar en las calles. La Celac acordó acompañar el conflicto haitiano.

Cuba acaparó la atención de los Dignatarios —como ocurrió en otras citas de la Comunidad a diferentes niveles— sobre sus justas reclamaciones a Estados Unidos, país con el que restableció relaciones diplomáticas el 17 de diciembre del 2014, luego de más de 50 años de ruptura.

Una petición dirigida al presidente Barack Obama fue hecha en la Declaración Especial número 4 para que elimine el bloqueo que su país mantiene contra la isla caribeña y en la número 3 consideraron que a Cuba le debe ser devuelto el territorio que ocupa la Base Naval de los Estados Unidos en Guantánamo, lo cual estiman relevante en el proceso de entendimiento entre los dos países mediante un diálogo bilateral apegado al Derecho Internacional.

En su Declaración Especial número 9 la Celac se pronunció sobre la protección de migrantes en América Latina y El Caribe y mostraron su preocupación “por las políticas migratorias selectivas de países fuera de la región que privilegian a ciertos migrantes de determinado origen, lo que estimula la migración desordenada y crea serias dificultades a los países de tránsito en la región”.

En su discurso ante las delegaciones, el primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz-Canel, agradeció la solidaridad de los restantes miembros de la Comunidad en sus solicitudes a Estados Unidos, sin una respuesta objetiva por parte de la nación norteña.

MARATÓNICA JORNADA MUY PRODUCTIVA

La IV Cumbre abarcó mucho más tiempo que la maratónica sesión vespertina de este miércoles. En la mañana, los dignatarios se retiraron para, en privado, analizar los documentos ya preparados para la discusión vespertina, que terminó a altas horas de la noche.

Los tres días previos (24 y 25) los Coordinadores nacionales de Celac se reunieron para analizar, debatir y proponer a la cita de Ministros de Relaciones Exteriores (26) la Declaración Final y más de una veintena de Declaraciones Especiales que resumen las decisiones luego tomadas por los Jefes de Estado y/o Gobierno.

La cita de Quito visibilizó, una vez más, el criterio expresado por los oradores de que es imposible avanzar en el Sur americano sin la vitalidad de esta organización surgida de la necesidad de una voz propia de 33 Estados que resuelva, internamente, los más acuciantes asuntos que interfieren en la vida de más de 650 millones de personas.

En ese sentido, el presidente ecuatoriano Rafael Correa apuntó que “Las Américas al norte y al sur el Rio Bravo son diferentes y debemos conversar como bloques. La Celac debe ser el foro para las discusiones latinoamericanas y caribeñas, y la OEA debería convertirse en el foro en el que, como bloque, Celac y América del Norte procesen sus coincidencias y conflictos”.

Uno de esos temas del cual ningún país escapa es el hambre y la miseria que aún aflige a 168 millones de latinoamericanos y caribeños, 69 millones de ellos viviendo en extrema pobreza, a pesar de los buenos resultados obtenidos en los últimos años gracias a las políticas sociales de países como Bolivia, Ecuador, Brasil, Venezuela y Argentina, esta última durante los gobiernos de Cristina Fernández y Néstor Kirchner.

América Latina y El Caribe es la región más desigual del planeta en la redistribución de la riqueza, y, según advirtieron varios jefes de delegaciones, existen los principios y mecanismos en la Celac para revertir esa situación mediante la solidaridad, la cooperación y la necesidad de una acción colectiva sin egoísmos ni intransigencias.

Problemas de décadas por resolver, nuevos retos ante las circunstancias de una situación política y económica global se presentan ante la joven Comunidad. Pero el Sur de América sigue luchando por su independencia definitiva luego de más de dos siglos de enfrentamiento a las potencias coloniales. Se ha enfrentado a las dificultades con altas y bajas, pero airosa, y así lo demuestra esta nueva época histórica con la Celac como bandera.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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