jueves, 25 de abril de 2024

Bloqueo contra Cuba: más allá de cuestiones económicas (+Infografía)

Los efectos de esta política en el sector de la salud cubana muestran realmente su cara inhumana, pues más que millones de pesos, son millones de vida las que están en juego...

Ana María Domínguez Cruz en Exclusivo 11/11/2012
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Niños atendidos en hospital
El bloqueo de EE.UU. a Cuba trasciende las cuestiones económicas.

Proclamas presidenciales y medidas legislativas, año tras año desde enero de 1959, han “refinado” cada vez más el bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos le ha hecho padecer a Cuba. Con él, se ha pretendido asfixiar nuestra economía y agrietar los principios de un pueblo, que ha aprendido a crecerse ante las dificultades.

La compra obligada en mercados lejanos y el aumento de los precios de importación de medicamentos, reactivos, instrumental médico, material gastable, equipos y piezas de repuesto son las principales afectaciones al sector de la salud pública cubana que, según el informe presentado a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), estas se traducen en 10 millones de dólares, solo en el período de mayo del pasado año a abril de 2012.

Las restricciones son muros que crecen con el tiempo y que burlan la Ley Torricelli y la Ley para la Reforma de las Sanciones Comerciales y el Incremento de las Exportaciones, de 1992 y de 2000, respectivamente, mediante las cuales a nuestro país pudieran exportarse medicamentos, accesorios y dispositivos médicos.

Aquellos productos que pueden ser autorizados deben cumplir requisitos de control y clasificación establecidos por las Regulaciones para la Administración de las Exportaciones del Departamento de Comercio, a partir de disposiciones que toman en cuenta la seguridad nacional o aspectos vinculados a la biotecnología.

Como si no fuera suficiente, además de que no se autoriza la venta de tecnología de punta para el sector de la salud, Estados Unidos solo otorga las licencias si está en condiciones de monitorear y verificar, mediante inspecciones in situ u otros medios, la utilización real del producto en correspondencia con el propósito para el que se autorizó.

Y si además tenemos en cuenta que las ventas de los productos para su uso en este sector no se benefician de la llamada “licencia automática”, establecida para los productos agrícolas por el Departamento de Comercio, y ameritan por tanto, una licencia específica, con una vigencia determinada y con condicionamientos particulares, no resulta difícil comprender entonces por qué las importaciones realizadas directamente desde Estados Unidos hasta nuestro país son en realidad insignificantes (en comparación con las necesidades y demandas del país en este sector), y se reducen a material gastable.

“BLOQUEO” PALPABLE EN NUESTRA SALUD

Nuestro país muestra índices de envejecimiento poblacional elevados, con respecto a América Latina y el Caribe y al resto del mundo, pues más del 18 por ciento de su población supera los 60 años de vida y de ella, alrededor de 130 mil padecen la enfermedad de Alzheimer o una demencia relacionada.

El bloqueo le impide a Cuba acceder a los principales inhibidores de colinesterasa, en particular al medicamento Aricept (Donepezilo), producido por la compañía norteamericana Pfizer, para el tratamiento de estas personas, como también ocurre con medicamentos neurolépticos atípicos, de reciente aparición, para el control de los síntomas psíquicos y conductuales, que son la causa fundamental del internamiento de estos pacientes.

Las revascularizaciones aortocoronairas, que constituyen el 70 por ciento de las 400 intervenciones quirúrgicas previstas para este año en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, junto a las restantes en calidad de sustituciones valvulares, mitrales y aórticas, han duplicado su costo en el país debido a la imposibilidad de adquirir en Estados Unidos los sustitutos de válvulas, los estabilizadores, movilizadores cardíacos y otros equipos y materiales necesarios para su realización.

También faltan sustitutos temporales de piel, como la piel artificial INTEGRA y la dermis humana acelular ALLODERM, ambas de fabricación norteamericana, que se utilizan para pacientes con quemaduras de segundo y tercer grado extensas, tal como ha denunciado la Sociedad Cubana de Cirugía Plástica y Caumatología.

Las negativas que recibe la Empresa Medicuba S.A, dedicada a la importación de medicamentos, reactivos e insumos médicos, impiden la adquisición del instrumental indispensable que se emplea en Obstetricia y Ginecología. Estas se fundamentan en que la fábrica productora ahora pertenece a una empresa norteamericana, por lo que la proveedora A/E Panameña canceló la operación.

Algo similar ocurrió con la adquisición de los Kits (HIV-1P24 ELISA), de fabricación norteamericana, que permite el diagnóstico de SIDA en niños de madres seropositivas al HIV/SIDA. El contrato de venta de estos productos fue cancelado por una empresa intermediaria canadiense, al conocer que el destino final del producto era Cuba.

Y limitaciones semejantes padece el Instituto de Neurología y Neurocirugía, en lo concerniente a la compra de un kit de laboratorio CanAg NSE EIA (ref 420-10) producido por la Compañía estadounidense Fujirebio Diagnostics Inc, que se utiliza para la detección de la proteína Enolasa Neuronal específica en sueros y en líquido cefalorraquídeo como marcador diagnóstico y pronóstico de casos de enfermedades cerebro vasculares de tipo isquémicas. Estas enfermedades, sabemos, mantienen posiciones altas en los índices de morbimortalidad en Cuba.

No bastan, al parecer, los ejemplos anteriores y la retirada del país de la firma norteamericana St. Jude como resultado de la aplicación del bloqueo, hace que el Servicio de Marcapasos y Electrofisiología del Instituto de Cardiología no cuente con el equipo de mapeo anatómico tridimensional no fluoroscópico. Con ello, no pueden realizarse ablaciones de arritmias complejas, por lo que para el tratamiento de dichos pacientes se requiere su envío a Europa, con los riesgos y costos asociados.

Por otro lado, y como se ha denunciado en informes anteriores, a Cuba se le continúa negando la compra de sueros citostáticos novedosos de producción norteamericana específicos para determinadas enfermedades.

Además, se le dificulta cada vez el acceso a la literatura médica, a sitios de Internet creados para facilitar el libre intercambio de información y software imprescindibles para el trabajo de Modelación y Simulación Científicas, que permiten la visualización de sistemas avanzados de procesamiento de imágenes para el diagnóstico de enfermedades.

La crueldad de esta política genocida en un sector de la sociedad tan sensible como este, realmente trasciende las cuestiones económicas, porque la no disponibilidad de un medicamento o de un equipo determinado para el tratamiento de una enfermedad que, incluso puede aquejar a infantes, provoca el sufrimiento de los pacientes y sus familiares. 


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Ana María Domínguez Cruz

"Una periodista cubana en mi tercera década de vida, dispuesta a deslizar mis dedos por el teclado".


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