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domingo, 6 de octubre de 2024

Las llamas patrióticas de Bayamo

Los bayameses prefirieron quemar la ciudad antes que entregarla de nuevo a los españoles...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 12/01/2018
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Incendio de Bayamo, homenaje
El gesto de los bayameses ha trascendido en la Historia de Cuba.

Desde el 20 de octubre de 1868, la ciudad de Bayamo se había convertido en la capital de la República de Cuba en Armas. Día solemne de la Patria, en el que se cantara por vez primera el himno nacional cubano.

Sin embargo, iniciado el año de 1869 la superioridad de los españoles en hombres y armamentos volvían inminente la pérdida de la ciudad, imposible de defender con las armas en la mano por parte de los bisoños insurrectos encabezados por Carlos Manuel de Céspedes, quien ostentaba el cargo de Capitán General del Ejército Libertador.

En esas circunstancias, a sabiendas de que las tropas del sanguinario Blas Villate, Conde de Valmaseda, estaban a las puertas de Bayamo, los patriotas cubanos se reúnen la noche del 11 de enero de 1869 en el Ayuntamiento bayamés para analizar la compleja situación. Y allí –tras largos debates -, adoptan la más radical de las decisiones: incendiar la ciudad antes de entregarla de nuevo al despótico gobierno colonial.

El historiador Pánfilo D. Camacho en su libro Estrada Palma: el gobernante honrado, publicado en 1938, recoge el hecho de la siguiente manera:

“Parece como si estuviera próximo a nublarse el sol de la libertad. Después de una prolongada deliberación, en que todos quieren hacerse oír y nadie apunta la solución, el gobernador de la ciudad, Joaquín Acosta, con voz potente, se impone diciendo:

-¡Bayameses! Ante la desgracia que palpamos y los horrores que se avecinan solo hay una resolución: ¡Prendámosle fuego al pueblo! ¡Que las cenizas de nuestros hogares le digan al Mundo de la firmeza de nuestra resolución de libertarnos de la tiranía de España! ¡Que arda la ciudad antes de someterla de nuevo al yugo del tirano!

Y a las 5:00 de la mañana del  siguiente día, 12 de enero de 1869,  la ciudad es incendiada, quedando reducida a cenizas. Un gesto heroico que le da a San Salvador de Bayamo, la tercera villa fundada por los españoles en Cuba, el bien ganado sobrenombre de Ciudad Antorcha.

Acerca de por dónde comenzó el incendio hay varias versiones: si por casa del licenciado Pedro Maceo Infante, padre del patriota Francisco Maceo Osorio, uno de los cubanos levantados en armas el 10 de octubre de 1868, quien le prendiera fuego a su morada para dar el ejemplo, o por la de Pedro Maceo Chamorro, con igual intención fervorosa.

Lo cierto es que el magno gesto fue inmediatamente secundado por los demás bayameses y pronto la ciudad quedó convertida en una inmensa antorcha, lo que obligó a unos 10 mil habitantes a abandonar las comodidades del hogar para internarse en la manigua. Un precio bien duro, pero asumido con estoicismo por las familias bayamesas, quienes habían gozado de la libertad por casi 90 días.

La ocupación de la ciudad por parte del Conde de Valmaseda no abatió el espíritu de los insurrectos. El jefe español ni pudo disfrutar tranquilo en Bayamo de su victoria, ni proceder a aniquilar la Revolución en Oriente, tal y como era su propósito.

Céspedes dio instrucciones a sus generales de hostigar a las tropas españolas en todo momento posible, instrucciones suyas cumplidas de manera valerosa; al extremo, de llegar el momento en que el feroz militar español no se sintió seguro ni en su cuartel general, aunque el edificio contaba con la torre de Zarragoitía,  una sólida construcción de mampostería que había sobrevivido al incendio.

El gesto de los bayameses ha trascendido en la Historia de Cuba. Ese día ardieron las casas de Perucho Figueredo, Francisco Vicente Aguilera, Pedro Maceo Osorio, entre otros cubanos sobresalientes de la Guerra de los Diez Años. También la de Luz Vázquez, la mujer que había confeccionado la bandera del 10 de octubre de 1868.

Según narra José Carbonell, en sus Estampas de Bayamo: “Un volar de palomas y rugir de techos calcinados de la que fuera rica y culta ciudad, era lo que presenciaban los ojos atónitos de los españoles”.

Pasados 149 años, cada 12 de enero, los bayameses conmemoran la fecha y allí ratifican el ideal de Independencia o Muerte que fuera proclamado por Carlos Manuel de Céspedes, secundado luego por José Martí, y cumplido finalmente por Fidel, a partir del 1ro de enero de 1959.


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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