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sábado, 5 de octubre de 2024

Casa Natal Simón Bolívar: un reencuentro con la historia

La Casa Natal del Libertador Simón Bolívar es uno de esos sitios imprescindibles para quienes visitan Caracas...

Bertha Caridad Mojena Milián en Exclusivo 17/01/2015
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Casa Simón Bolivar 05
Visita a la Casa Natal Simón Bolivar. (Omara García Mederos / Cubahora)

Perteneciente a la Red de Museos Bolivarianos del Centro Histórico de la ciudad caraqueña, las primeras noticias que se tienen de los terrenos que hoy ocupan la Casa Natal del Libertador datan de mediados del siglo XVII. En aquellos espacios no solo vio la luz el niño Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar el 24 de julio de 1872, allí también dio los primeros pasos y recibiría clases de figuras prominentes e imprescindibles para su formación, como Andrés Bello y Simón Rodríguez.

Cuentan los historiadores que, en 1827, la visitó por última vez, en 1876 es comprada por el entonces presidente Antonio Guzmán Blanco y pasa a la Sociedad Patriótica en la segunda década del siglo XX, sometiéndose a una gran reconstrucción en 1916 y cinco años después abre sus puertas al público. En el 2002, es declarada Monumento Nacional.

Tal como las clásicas casas coloniales, en su centro encontramos un patio principal rodeado de corredores y habitaciones, cuenta con una sola planta de 23 metros de frente y 60 de fondo aproximadamente, una Sala principal y un gabinete, rodeados de una exquisita decoración con murales del gran pintor Tito Salas, realizados entre 1929 y 1930, en los que se ilustran diferentes etapas de la vida del país y especialmente, del propio Simón Bolívar.

Galerías como la de las Batallas exhiben cuadros de gran renombre como “La Expedición de los Cayos”, “La Emigración a Oriente” o la “Batalla de Úrica” y dan fe de un patrimonio artístico y cultural en el que se recoge la heroicidad de hombres que luchan y sueñan, historias convertidas en leyendas que marcaron un camino liberador en América.

Aunque existe un segundo patio que al parecer era de servicio y ofrecía ventilación a la cocina y otras habitaciones de la casa, y en él resalta la réplica de una fuente de agua de la época, el patio delantero llama la atención de los visitantes por tener en su centro la pila donde fue bautizado el niño Bolívar y anteriormente, pertenecía a la antigua Catedral de Caracas.

Afirman los especialistas e investigadores del lugar que entre el mobiliario adquirido para ambientar una época y las piezas originales que sí pertenecieron al Libertador y a algunos próceres de la independencia, suman más 700 y en toda la Red de Museos Bolivarianos pueden encontrarse un total de 1 400.

Algunos de estos Museos funcionan desde 1874 y durante mucho tiempo estuvieron adscritos al Ministerio de Interior y Justicia hasta que en el año 2007 son transferidos a la Fundación de los Museos Nacionales y se decide la creación de la Red que hoy difunde la vida y obra de Simón Bolívar.

Quienes recorren todos los espacios de la Casa apreciarán el buen estado de conservación de cada una de las piezas y obras de arte que la componen, a las que en el 2011 – el llamado Año del Bicentenario- se le dedicó una restauración intensiva, especialmente a  los textiles y las piezas de metal. En estas últimas trabajó un equipo de especialistas cubanos, quienes viajaron a Caracas con esos fines.

Se calcula que más de un millar de personas visitan diariamente este lugar, considerado también un instrumento de educación social, formador de jóvenes generaciones, patrimonio cultural e histórico de la nación que promueve la observación, el diálogo, el conocimiento,  la reflexión, la difusión y la problematización sobre el pensamiento bolivariano, a la vez que estimula el espíritu libertario del pueblo venezolano y su influencia en la integración Nuestramericana.

Llegar a la Casa Natal Simón Bolívar es, sin dudas, un reencuentro con la historia, un acercamiento a la cotidianidad, los anhelos, sueños, necesidades, aspiraciones y acciones de un hombre de carne y hueso, un héroe de todos los tiempos, tan sensible como valiente, de estirpe imperecedera que corrió, jugó, lloró y amó entre aquellas paredes donde nació y se formó.

Es, en definitiva, una de las mejores experiencias para quienes visitamos Caracas y amamos, desde nuestra esencia profundamente martiana, la América que defendemos y queremos como nuestra verdadera casa.


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Bertha Caridad Mojena Milián

Joven periodista. Pinareña hasta la médula. Amante de la paz y de la risa.


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