Hace dos años viví muy de cerca momentos inolvidables en los cuales el gimnasta cubano Manrique Larduet quizás fue evaluado con “mano dura”. Ocurrió en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. En la zona mixta, donde esperábamos los periodistas, fuimos testigos de cómo su entrenador, y también el comisionado nacional, hablaron con disgusto de las puntuaciones. Nos llamó mucho la atención su ecuanimidad: ¡Había acabado de cumplir 19 años!
Entonces no quiso cargar las palabras contra los jueces o sus calificaciones. Prefirió mantenerse al margen, tranquilo, concentrado en su próximo evento en suelo canadiense. No parecía tener esos 19 años antes mencionados, ni haber escuchado comentarios autorizados que aseguraban lo habían llevado recio.
CAMBIO DE ACTITUD
Ahora el enfoque en sus declaraciones, y es de confiar que lo asiste la razón, ha sido distinto en el 47 Campeonato Mundial, que desde el lunes y hasta el domingo se disputa en el Estadio Olímpico de Montreal, el mismo que acogió los juegos de 1976.
Y lo decimos por las que le ofreció en la sede al colega Aliet Arzola Lima, del periódico Granma, luego de haberse ubicado quinto en la final de máximo acumulador, sin poder repetir sus dos medallas ganadas en el de Glasgow 2015: plata en máximo acumulador, y bronce en barra fija.
Es verdad que ahora horas antes se le dieron posibilidades de subir al podio, pese a que estuvo lesionado en los Juegos Olímpicos de Río 2016 (también quinto), o que desde entonces le faltaron las imprescindibles competencias. Unos 14 meses sin ser visto en la arena internacional. Hubo hasta incertidumbre de si se iría al mundial.
Y en esos pronósticos que le daban posibilidades de subir al podio se unieron, además de su calidad, dos elementos muy poderosos: el invencible japonés Kohei Uchimura, seis veces campeón mundial, se había lesionado en Montreal (una verdadera lástima), y Larduet logró los mejores resultados en las eliminatorias. Otro al que se le reforzaron vaticinios fue el ucraniano Oleg Verniaiev (plata en Río 2016), en definitiva octavo, tres puestos por debajo del cubano.
Los tropiezos a Larduet le llegaron desde el primer ejercicio, manos libres (13,933 puntos), siguieron en el caballo con arzones (13,733). La suerte había quedado echada, como diría Julio César, pese a que levantó después en anillas (14,133), salto (14,966), barras paralelas (14,933), barra fija (14,333). El total fue de 86,031. En las eliminatorias, que despertaron esperanzas, acumuló más: 86,699.
Las medallas las conquistaron en definitiva, en un podio por completo asiático, los chinos Ruoteng Xiao (86.933), Chaopan Lin (86.448) y el japonés Kenzo Shirai (86.431).
CRÍTICAS DE LARDUET
“¿Por qué muchas veces los gimnastas reconocidos reciben calificaciones altas aunque no lo hagan perfecto? ¿Cómo se entiende que un hombre que se cayó en un aparato y en el resto estuvo parejo conmigo me supere al final?”, dijo Larduet.
“Trabajé mejor que el primer día, sobre todo en libre, barra fija, anillas y paralelas. En arzones, si bien tuve una secuencia limpia y sin contratiempos, la puntuación no la veo mal, pero en los demás aparatos los jueces me llevaron tenso, llegué a sentir que no querían que ganara y eso es una gran decepción”, agregó.
“Lo que decidan los jueces nunca va a ser una justificación si no logramos un resultado. Los cubanos, con la tradición de guerreros que tenemos desde los mambises, saldremos a darlo todo”.
Y no renuncia a ser campeón mundial, lo cual no descarta pueda ocurrir ahora en Montreal, donde tiene pendiente competir en manos libres y paralelas. Ojalá…
¿Se olvida que Manrique Larduet llegó también con presiones a los Juegos Olímpicos de Río 2016?
Primera verdad hoy de Perogrullo: ¡Las medallas se ganan en las competencias, no antes!
En cualquier caso, y es verdad que nos corre sangre por las venas, me quedó con el Larduet ecuánime de Toronto, y no con este crítico de Montreal. No olvido, insisto, que nos corre sangre por las venas… Pero aquella posición lo ayuda más.
HORA DEL CONSEJO
Cuando el velocista que resultó insuperable, el jamaicano Usaín Bolt, llegó a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 dijo: “Vengo a divertirme…”
La dejé para después, pero hay otra historia más cercana a nosotros: de la misma gimnasia, de otro cubano que también compite en Montreal… sí, de Randy Lerú, también santiaguero, también con 21 años (aunque es justo apuntar que sin la presión de Manrique, la cual hay que tratar de espantar).
“En el mundial quiero divertirme, que es muy importante también. Llevamos bastante tiempo trabajando en una rutina de mucha complejidad en la barra fija, pero confío en completarla sin equivocaciones. Aunque me he dado un montón de golpes, es el aparato que más me gusta, y en el que puedo conseguir los mejores resultados de mi carrera”, leímos también en Granma.
Estoy listo, pido permiso con todo respeto, para escribir un consejo elemental. Lo hago con algo de pena porque casi parece una segunda verdad hoy de Perogrullo (las cuales a veces se nos olvidan).
¿En realidad será necesaria? No lo sé. Pero ahí va: ¡Manrique, diviértete!
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