viernes, 26 de abril de 2024

Periodismo Deportivo: Ayer y hoy

El movimiento deportivo cubano ha crecido en calidad y su masividad ha conllevado a la preparación profesional de una pléyade de periodistas...

Helio Ángel Menéndez García en Exclusivo 13/03/2012
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Elio Menéndez
Esta profesión tan subyugante y polémica a la cual me entregué en cuerpo y alma.

A propósito de los 120 años de la fundación por José Martí del periódico Patria y la celebración, en breves horas, del Día de la Prensa cubana vienen a mi memoria recuerdos de cómo se ejercía antaño en nuestro país la práctica de una profesión tan útil como difícil de ejercer.

Eran los tiempos de la pseudorepública y los diarios, uno de los principales medios de información, reflejaban las contradicciones en una Cuba que se debatía entre quienes pugnaban por una nación digna, y los que optaban por callar o eran partícipe de los desmanes oficiales. 

Mientras periódicos como el socialista Hoy padecían, en no pocas ocasiones de la censura que los sacaba de la circulación, otros supeditados a los intereses del Norte le hacían el juego a los gobiernos de turno. 

No faltaron, desde luego, los periodistas valientes que sin vacilar esgrimieron la denuncia, y tampoco, los que fueron arrastrados por el sistema.

No escapaban a tales situaciones las páginas deportivas de nuestros periódicos ocupadas con espacios preferentes por el deporte rentado. De tal modo, era más frecuente ver en las “páginas de Sport” la foto de un caballo de carreras o de cualquiera de los galgos que competían en el Cinódromo de Marianao, hoy CSO Eduardo Saborit, que la de un atleta amateur, no importaba si hubiera ganado dos medallas de oro panamericanas (Rafael Fortún en 1951). Devorados, además, por la desmesurada divulgación de la pelota en Grandes Ligas y el boxeo profesional poco espacio quedaba para el deporte nacional.

Cuando en 1960 me estrené como redactor deportivo, algunos de los colegas con los cuales alterné —y a muchos de los cuales guardo agradecimiento— me contaron cómo tenían asignados un tanto por ciento de las entradas brutas en eventos deportivos como el boxeo, comprometiéndose a cambio, de presentar a bombo y platillo a púgiles extranjeros que frecuentaban La Habana, no importaba la calidad que tuvieran. El asunto era obtener una mejor taquilla; mientras mayor entrada más sustanciosa sería la recompensa al periodista. Y no solo con el boxeo profesional, también con el frontón Jai Alai y los peloteros norteamericanos que venían a jugar a la mal llamada Liga Cubana. 

No todos eran iguales. Había periodistas y “periodistas”. Estos últimos entregados a la manipulación mediática, un mal añejo de cuando el periodismo que preconizó nuestro Martí, más que la profesión digna que es hoy, era para muchos una forma de vivir o de sobrevivir.

Hoy, con el desarrollo del deporte en el país, a partir del triunfo de la Revolución, el movimiento deportivo no solo ha crecido en calidad sino que su masividad ha conllevado a la preparación profesional de una pléyade de periodistas, cuya juventud y especialización están a tonos con los múltiples triunfos del deporte de la Isla en la arena internacional.

Y lo que es más halagüeño: la incorporación de la mujer cubana, presente al igual que en otros frentes de la sociedad en la divulgación, información, crónicas, comentarios, etc., muy atinados, ratificando una vez más que nuestras féminas están aptas para asumir con rigor y profesionalidad cualquier misión. Todo esto a despecho del escepticismo de quienes negaban al subestimado “sexo débil” en su incursión en el periodismo deportivo. 

En 2003 decidí “colgar los guantes”; entonces lo hice con la seguridad de quien está consciente de que detrás de mi jubilación vendría el relevo capaz de enfrentar esta profesión tan subyugante y polémica a la cual me entregué en cuerpo y alma durante 43 años de mi vida. Esta vez no me equivoqué en el pronóstico.

¡Felicidades colegas!


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Helio Ángel Menéndez García


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