Mi Barranquilla: A mitad de los Juegos

Una semana después de la inauguración de los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe el cansancio hace mella en deportistas y reporteros.

Muchos deportes ya pasaron a los libros de la historia y la porfía entre México, Colombia y Cuba por el primer lugar se asoma con más rivalidad entre el primero y el tercero; mientras la alegría de los curramberos se mantiene intacta en cada escenario de competencia y varios récords y figuras llaman la atención de los medios de comunicación.

Hasta el momento, taekwondo, gimnasia artística, tenis de mesa, clavados, ciclismo de pista, natación, levantamientos de pesas, patinaje, remo y pentatlón moderno ya concluyeron en sus dos apartados, así como las versiones para damas en baloncesto, balonmano y voleibol.

Los cálculos no han fallado. México debía salir delante y así ha sido con más de 70 monarcas, aunque la ventaja sobre nuestra delegación (77 por 35) es mayor que en simular número de jornadas de Veracruz 2014, cuando nos superaban por 10 (58 por 48).

Los emotivos e impactantes récords también muestran la vitalidad y empuje de unos Juegos. Hasta este jueves 62 marcas se habían roto, con la natación (32) como puntera, escoltada por las pesas (24), en tanto ciclismo y tiro con tres cada uno cierran esta hoja, la cual debe incrementarla el atletismo desde el domingo.

Muy cerrada anda la lucha por ser la reina o rey de la cita en cuanto a oros y preseas conquistadas. La nadadora Liliana Ibañez con cinco cetros, una plata y tres bronces es una candidata perfecta; mientras varios cubanos exhiben esta categoría de multimedallista, comandados por los gimnastas Manrique Larduet (3-3-1) y Marcia Videaux (3-2-0), las ciclistas Arlenis Sierra (3-1-1) y Marlies Mejías (3-0-0) y el remero Ángel Fournier (3-0-0).

Por supuesto, dentro de los primeros siete días de actividades, el balance de nuestra delegación no ha complacido del todo a sus seguidores, con la excepción de la gimnástica (que a pesar del recio arbitraje aportó seis títulos), el taekwondo (ganó seis doradas de cuatro que tenía prevista) y la natación (que no se logró campeones, pero sí renacieron con tres platas e igual número de bronces).

Hay que referirse al ciclismo, que enfrentó a una desconocida delegación mexicana, pero sacó de las pistas del velódromo en Cali ocho preseas, la mitad del color más cotizado, en tanto para la ruta es muy probable un aumento del botín a la ya conseguida por Arlenis Sierra en la contrarreloj individual.

Muy alejado de su real calidad terminaron el remo, con apenas cinco cetros y la pérdida del trono regional ante México (algo impensable a este nivel); el baloncesto para damas que hizo caso a 48 años de supremacía y cayeron ante Colombia por el oro; el pentatlón moderno con solo un campeón de dos que era la meta; y el béisbol, que sin haber terminado aún solo puede aspirar a la plata tras dos derrotas.

Aplausos y párrafos de aliento merecen nuestros forzudos, con un pronóstico bien reservado, pero cumplido con tres nombres en lo más empinado de los podios; así como el clavados con su oro de Anisley García, la Tuti, en la plataforma de 10 metros, y el tenis de mesa con Andy Pereira cumpliendo de nuevo el rol protagónico con par de primeros lugares.

Queda mucho por andar y aunque las cuentas matemáticas auguran que si este 28 de julio la diferencia de medallas entre México y Cuba es superior a 40 será muy difícil retener el puesto de honor que ostentamos desde Panamá 1970, la confianza en los deportes de combate (lucha, judo, boxeo y esgrima), el canotaje y el atletismo hace presagiar una reñida lucha hasta el cierre oficial el 3 de agosto, cuando volveremos a comentar sobre lo sucedido.