jueves, 25 de abril de 2024

El deporte es cultura en Río de Janeiro

De manera espontánea, miles de cariocas disfrutan del deporte individual y colectivo día a día...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 04/08/2016
0 comentarios

La naturaleza privilegió a la ciudad brasileña de Río de Janeiro con decenas de kilómetros de playa y arenas que bordean sus costas de cara al océano Atlántico. Quizás por ello, o porque los cariocas entienden el deporte como parte de su cultura personal y ciudadana, son pocos quienes en esa bellísima urbe se niegan el placer de caminar, nadar, montar patines, bicicletas, jugar voleibol, básquet y, muy en primer lugar, jugar fútbol.

Cuando comienza a amanecer, ya la borda playera de la zona sur carioca, la de mayor poder económico, rematada por una amplia acera cubierta de piedras portuguesas, blancas y negras, de formas ondeadas —rodeada por la Avenida Atlántica y las aguas marinas— se colma de personas que con pocas vestimentas caminan a su aire por la orla con partida imaginaria en el millonario barrio de Leblón, y termina en el de Flamengo, otrora sede del gobierno federal, más unido al centro de la ciudad.

De Sur a Norte existen las famosas playas de Leblón, Arpoador, Ipanema, Copacabana, Leme, Botafogo, Flamengo, esta rodeada de un enorme parque ecológico especial para senderistas. Pero si bien Leblón es asiento de familias adineradas, Copacabana, también llamadaPrincesita del mar es la más popular y reconocida en el mundo. Esta parte de Río debe su nombre a la Virgen de Copacabana, patrona de Bolivia, llevada a Rio de Janeiro hace tres siglos por comerciantes de plata de ese país y de Perú.

El llamado “calzadón” es un hervidero de público de día y de noche, pero las horas favoritas para la caminata son los amaneceres y los atardeceres. Quienes disfrutan de esa privilegiada naturaleza, empero, miran poco hacia el tentador mar cercano, de aguas oceánicas muy frías. Prefieren solearse. Lo que nadie desdeña es la caminata diaria, que expande los pulmones y el espíritu. Nadie orienta, nadie convoca. El carioca práctica deportes como parte de su forma de buen vivir, de su necesidad espiritual y de su placer. Basta un bañador o una bikini y están listos para la distracción.

A los más jóvenes no hay quien los aleje de las arenas calientes. Con pocos tramos de separación hay duchas públicas para aliviar el sol y el calor. Es solo abrir la llave y el agua corre fresca por los cuerpos. Y también mangueras rastreras. A los muchachos, y quienes ya no lo son, los esperan desafiantes decenas y decenas de redes instaladas para el juego del vóley, canchas de básquet rudimentarias o la portería improvisada para el fútbol.

No esperan los cariocas por organismos oficiales. El barrio se encuentra de nuevo en las tardes, durante el curso escolar, y a cualquier hora en vacaciones. En las improvisadas canchas se fomentan competencias y se galardonan con el aplauso a los mejores jugadores en ambientes sanos, sin presiones, sin costo alguno.

En la orla de la playa también hay buenos ambientes para refrescarse. Las altas temperaturas que reinan la mayor parte del año mueren ante el coco con agua dulce que a precios mínimos venden los ambulantes, cargados de racimos, o pequeños e improvisados comercios situados en la acera gigantesca. Un machetazo abre el coco cogido de una nevera, y a tomar esa deliciosa y fría bebida. Grupos de sambistas, música nacida en Río, alegran el ambiente.

Y aunque no es muy aconsejable mientras se hace ejercicio, también puede apelarse al chop, una copa helada de cerveza, a precios muy baratos.

El domingo es el día de la fiesta deportiva familiar. La calzada cierra una parte de sus vías para el tránsito vehicular y las libera solo para los transeúntes que llegan hasta allí a disfrutar del feriado con los suyos. Se entremezclan en la vía pública desde los que apenas comienzan sus pasos por la vida hasta el octogenario al que poco le importa si su cuerpo incumple con los cánones de la belleza, pues nadie se mira ni se critica. No es difícil encontrar rostros conocidos del cine y la televisión, jugadores famosos de fútbol.

Playa, sol y deportes. Combinación perfecta para una población que hasta el día 21 de este mes acogerá los XXXI Juegos Olímpicos. Lecciones para aquellos que complican la práctica deportiva. Los cariocas hacen maravillas con su salud y su cuerpo solo con el uso de manos y pies.


Compartir

Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


Deja tu comentario

Condición de protección de datos