domingo, 5 de mayo de 2024

Incertidumbre

La primera ministra Mirtha Vasquez inicia consultas esta semana para ganar voto de confianza a nuevo gabinete...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 20/10/2021
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Mirta E. Vasquez-Primera ministra-Perú
La primera ministra, efectúa reuniones esta semana con las bancadas partidistas, antes de pedir el voto de confianza para el nuevo gabinete ministerial nombrado por Castillo. (Tomada de Andina).

Las controversias internas que subsisten en el gobierno del presidente peruano Pedro Castillo solo favorecen a la ultraderecha de esa nación andina, cuya primera ministra Mirtha Vásquez se reúne esta semana con distintos partidos para buscar el voto de confianza al nuevo gabinete en el Congreso Nacional, en el que el partido oficialista Perú Libre está negado a la colaboración.

El pasado día 6, Castillo renovó su Consejo de Ministros luego de una poderosa campaña opositora. En aras de la “unidad nacional” defenestró, entre otros, a su premier Guido Bellido, uno de los líderes de Perú Libre, indicado como supuesto “seguidor del terrorismo”, pretexto político favorito de los conservadores para desestabilizar al joven gobierno nacional.

Con Bellido, centro de acusaciones y dimes y diretes de la derecha comandada por Keiko Fujimori, perdedora por tercera vez en elecciones presidenciales, también salieron otras figuras indicadas en una presunta cacería orientada a recobrar el mando y continuar las políticas neoliberales presentes en Perú, las cuales prometió cambiar el antiguo profesor de primaria de Cajamarca que asumió en julio pasado.

Luego de días de tensión, de manera sorpresiva Castillo pidió la renuncia a su premier y renovó el gabinete con Mirtha Vázquez (1975), abogada, profesora y política como su sustituta y otros seis titulares por igual número de suplantados. Ella milita en el Frente Amplio, agrupación de cuatro partidos que hacen política, refieren, bajo los principios del cambio social para favorecer a los más necesitados.

Lo que el presidente intentó, al parecer, era la conciliación imprescindible —sin renunciar a sus principios progresistas— con los conservadores que dominan el Congreso Nacional, el que históricamente maneja los gobiernos que incumplen sus órdenes, siempre favorecedoras a los intereses de la poderosa oligarquía nacional, cuyos jefes están asentados en Lima, la capital.

El nuevo mandatario, que le ganó a Fujimori por un mínimo de votos, es un hombre sencillo, graduado en la Universidad, pero sin experiencia política abarcadora. Su desempeño recaía en el sindicato magisterial, donde dirigió y ganó dos pleitos nacionales.

Vladimir Cerrón, líder de Perú Libre, ex gobernador de Junín y condenado injustamente por corrupción —según el politólogo Carlos Arnáez— por una justicia vendida, lo situó como su candidato, como una alternativa a la fascista Fujimori. Cerrón no podía candidatearse por sus antecedentes judiciales, pero reconoció el potencial político del maestro de primaria. Nunca explico qué papel jugaría Perú Libre en el Ejecutivo y cuál sería la amplitud de la dirección de Castillo.

Es en este contexto incierto que el profesor, de 53 años, asume la dirección de un país de casi 33 millones de habitantes (una tercera parte viviendo en pobreza), en medio de un desfavorable tratamiento social de la pandemia de la COVID-19, amenazado por el conservadurismo y con fricciones dentro del propio partido que lo situó en la primera magistratura.

Para algunos analistas peruanos, el mandatario decidió suspender a Bellido debido a la presión política ultraconservadora, a pesar del duro golpe que representó para la agrupación oficialista. O lo quitaba o perecía su programa de cambios, aún por implantar, ya que no le han dado tregua con los enfrentamientos con la derecha y dentro de Perú Libre. Al menos así lo entendió el 54 % de la población entrevistada por la firma encuestadora Hermes.

El antiguo profesor está consciente de que las oposiciones harán lo imposible para frustrar sus planes progresistas y no es la primera vez que esto le sucede a un mandatario peruano. El Congreso en ese país quita y pone mandatarios, según sus conveniencias hegemónicas.

Por ello, conformó lo que llamó un gabinete de conciliación el pasado día 6 con la presencia de cinco mujeres (en el anterior solo había dos), y aunque fue acusado por Cerrón de inclinarse a la derecha o al centro-derecha, lo que buscó y logró fue mantener a flote su gobierno, a pesar de los continuos ataques de sus amigos y enemigos.

La nueva primera ministra, también natural de Cajamarca, fue presidenta del Congreso Nacional en el 2020 durante el gobierno de transición del presidente Francisco Sagasti, anterior al de Castillo, y sabe cómo maniobrar entre las bancadas. Como jurista ganó notoriedad cuando defendió a la líder comunera Máxima Acuña, quien ganó un pleito contra la minera Yanacocha, lo que le valió el Premio Goldman, considerado el Nobel del Ambiente.

Para el politólogo Jorge Sosa, investigador del Instituto de Estudios Peruanos, Vásquez “…es una persona que tiene experiencia en cómo negociar, relacionarse con la oposición y evitar conflictos innecesarios. Es algo que no tenía su antecesor Bellido, quien más bien abría conflictos cada vez que era posible”.

La elección de la abogada también es interpretada como una “buena noticia” por los mercados locales que venían siendo impactados desde el inicio del gobierno de Castillo por la incertidumbre política, comentó Jeffrey Radzinsky, analista político y director de Grupo Fides Perú (GFD). 

En el espíritu de suprimir, hasta donde pueda, las diferencias con grupos opositores y unir a los progresistas en pos de la unidad, la jefa del gabinete anunció reuniones con la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva, como inicio de la ronda de diálogos previa al pedido de voto de confianza. Periódicos como La República afirmaron que con Vásquez comienza un “nuevo estilo de gestión y comunicación”, lo que trae vientos muy refrescantes para la ciudadanía y los propios medios, quienes han preguntado con libertad y recibido todas las respuestas.

La primera ministra puso los puntos sobre las íes. En su opinión, las citas de esta semana serán una ocasión magnífica para debatir la propuesta legislativa que limita la cuestión de confianza; y la iniciativa del ejecutivo para encuadrar también las atribuciones del Congreso al plantear la vacancia presidencial. “El equilibrio de poderes que demanda la Constitución requiere un balance sin preeminencia de un poder sobre el otro”, precisó, con lo que envió un mensaje de tranquilidad a la ciudadanía, testigo de los avatares políticos actuales.

Según su agenda, el maratón de reuniones comenzó el lunes pasado y terminará dos días después. Los posibles encuentros están precedidos por la llamada Semana de Representación, en la que los legisladores viajan a sus regiones para atender demandas de la ciudadanía. Sin embargo, desde que se conoció la designación de Luis Barranzuela como ministro del Interior, son numerosos los parlamentarios derechistas que recuerdan su paso, según ellos nefasto, por la Policía Nacional, en lo que se entiende como un nuevo ataque al gabinete recién nombrado.

En medio del trasiego de opiniones, Cerrón se opuso a varias designaciones del presidente a favor de figuras más moderadas, y lo acusó de ir hacia la derecha y alejarse, precisó, de las posturas marxistas de Perú Libre. Advirtió, en una carta publicada en Twitter, que los legisladores de ese partido no darán su voto de confianza a los nuevos titulares e incluso amenazó con la expulsión de varios miembros de su bancada en el Congreso.

 “Existe un inocultable giro político del gobierno hacia el centroderechismo, con representantes de las patronales empresariales y del propio Estado”, dice la carta publicada por Cerrón tras una asamblea general del partido celebrada el pasado miércoles.

Al parecer, por tratarse de decisiones de Castillo, se opuso a la designación como ministras de Dina Boluarte y Betssy Chávez, militantes e incluso fundadoras de Perú Libre. Las recién designadas ministras son discrepantes de la postura de Cerrón y emitieron un comunicado en el exhortan a la más amplia unidad del pueblo para apoyar al gobierno que, dicen “no es patrimonio de un solo partido o líder político”.

Castillo trató de calmar los ánimos de sus patrocinadores políticos y también de las oposiciones. En recientes declaraciones a la prensa, indicó: “No nos vamos a vender por mezquindades, acá no hay centro o derecha. Fuimos electos para trabajar” y no para responder lo que calificó de “situaciones mezquinas”.

Tras inaugurar servicios en el hospital de Picota, en la localidad de San Martín, aclaró: “Nosotros no vamos a estar respondiendo críticas a diario. Acá no hay esa dicotomía de métete al centro, métete a la derecha. Acá manda el pueblo y el dinero del pueblo tiene que ser invertido para el pueblo”, en alusión a las opiniones de Cerrón.

Medios políticos, con o sin razón, critican a Cerrón por tratar de usar a Castillo para que su partido gobernara Perú, especulaciones que causan más fricciones aún en la política peruana y en el partido oficialista.

Queda claro que Castillo, con su sombrero chotano de paja, típico de los campesinos peruanos, sigue demarcando su territorio y tratando de hacer gobierno, que no lo dejan, desde que puso los pies en la Casa Pizarro.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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