jueves, 2 de mayo de 2024

Giro en Redondo (I)

El caos inducido en el planeta apunta contra los propios deshacedores...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 26/12/2022
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Guerra en Ucrania
La guerra en Ucrania afecta a todo el globo

El tránsito del 2022 al nuevo año no va a pasar inadvertido en la convulsa y maltrecha historia de nuestra especie.

Es como haber llegado a un punto máximo donde la indecencia política vivida por siglos, y que en nuestros días se ha regado como la mala hierba, estuviese rasgándose sin alternativa a contrapelo de los tremendos riesgos que pueda suponer, incluso sin muchos miramientos en torno a los particulares pronunciamientos, acciones y vestiduras de ocasión de cada uno de los actores de cualquier bando.

Y en ese sentido uno llega a preguntarse si los personajes que le han puesto malhadado pie al acelerador están realmente conscientes de si unas pocas chispas tácticas aseguran la marcha estratégica del motor, o simplemente son en realidad indicios de que sus piezas ya no dan más.

Es, entre otros, el caso de un Washington oficial capturado por los sectores hegemonistas, donde predominan hoy no pocos herederos de la vieja Guerra Fría que, embebidos por su “noviciado”, no suelen percibir lo que realmente tienen enfrente, ni lo que en mucho va desgajándose la clásica y sacrosanta clasificación gringa de ganadores (siempre USA), y perdedores (todos los demás).

De manera que si la “gloria” rozó la boca del imperio a inicios de los noventa del pasado siglo, apenas en menos de tres decenios tomó otro rumbo, y acaba de perderse en la bruma guerrera impuesta “concienzuda y laboriosamente” a Rusia, y por carambola a China, con un litigio armado donde una Ucrania manipulada desde fuera y desde adentro es la mecha utilizable hasta que exista otro interés o circunstancia que indique pasarla a cuchillo.

Todo se imaginó divino. Marcha al Este de una OTAN “gringuizada” hasta el tuétano; golpe de Estado derechista en Kiev y nazificación de su sociedad, sus instituciones, y sus fuerzas armadas; razia frente a todos y todo lo ruso hasta provocar la ineludible respuesta separatista de su propia gente; violación planificada de antemano de los acuerdos de Minsk de 2014 sobre el fin de las tensiones (pura e intencional pantalla, según tardías revelaciones de la ex canciller germana Angela Merkel); violación de los límites admisibles para la seguridad rusa y consecuente y consiguiente respuesta militar de Moscú; y la prolongación artificial del conflicto (sumadas Dios mediante sanciones económicas y campañas mediáticas) para pretender debilitar al gigante euroasiático, acogotar aún más a la servil Europa Occidental, y estrechar inestabilidad contra China, mientras del otro lado del Atlántico los magnates armamentistas y de la esfera energética engordan sus caudales. ´

Un entramado aparentemente infalible que, sin embargo, no ha demorado mucho en mostrar huracos…y lo peor, que se parece mucho al principio del fin de la época en que un solo poder tuvo oportunidad efímera de tocar apenas el cetro absolutista que siempre ambicionó a toda costa y a todo costo.

Y si eso que decimos fuera así – y no habría que dudarlo a menos que antes nos fuéramos todos entre el humo nuclear- estaríamos presenciando el nacimiento de lo que ya algunos analistas empiezan a llamar la “federación multipolar global” frente a las pujas unilateralistas dada vez menos efectivas…en fin, la cuna de una nueva época.

No será, desde luego, de la noche a la mañana. Habrá aún que sumar voluntades, y en espacios en llamas como Ucrania tendrá que haber definiciones terminantes e irreversibles que aún – por los absurdos y criminales caprichos militaristas Made in USA, de sus socios otanistas, y del propio Kiev- podrían tardar un tiempo más, pero que a juzgar por los escenarios concretos y subjetivos predominantes hasta hoy, no serán precisamente favorecedoras para los que originaron tan tremendo embrollo. Si no, tiempo al tiempo…y con todo responsable optimismo.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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