jueves, 18 de abril de 2024

Sindo Garay, inmortal de la trova cubana

Una gloria de la música cubana que le cantó a su Patria durante 89 años...

Narciso Amador Fernández Ramírez en Exclusivo 12/04/2017
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Sindo Garay
Sin estudios musicales, Sindo Garay está valorado como uno de los genios de la cancionística cubana de todos los tiempos.

Cuando la revista Salsa Cubana aplicó una encuesta para seleccionar los 100 mejores músicos del siglo XX, un trovador santiaguero, autodidacta y de vida bohemia, quedó en el cuarto lugar entre los mejores compositores, aventajado solamente por Silvio Rodríguez, Ernesto Lecuona y Miguel Matamoros.

Su nombre: Antonio Gumersindo Garay García. El gran Sindo Garay, uno de los cuatro grandes de la trova tradicional. Cubano que tuvo la dicha de estrecharle la mano a José Martí y a Fidel Castro.

Sindo tuvo una larga existencia. Vivió 101 años, y este 12 de abril cumpliría 150 de haber nacido.

Nunca le abandonó su amor por el ron, el cigarro, las mujeres y Cuba. Y desde que, de bien jovencito, le tomó prestada la guitarra a Pepe Sánchez, junto con él, uno de los grandes de la trova, tuvo en ese instrumento a la compañera ideal para sus noches de bohemia.

Catorce veces se afirma que Sindo cruzó a nado la bahía santiaguera para llevarles mensajes a los mambises cuando la guerra de 1895. Y como artista de circo recorrió Haití y Santo Domingo, donde una noche, allá por Dabajón, en casa de una mujer llamada Lola y a la sombra de un algarrobo, escuchó la palabra luminosa de José Martí que le mantuvo en vela.

Descendiente él mismo de los aborígenes cubanos, y casado con una mujer de semejantes ancestros, tuvo la originalidad de darles a sus hijos los nombres de Guarionex, Guarina, Hatuey, Caonao y Anacaona.

Sin estudios musicales, está valorado como uno de los genios de la cancionística cubana de todos los tiempos. Los especialistas lo consideran, sin tener una voz extraordinaria, un segundo insuperable, que sobresalía por la exactitud armónica. En broma, el trovador decía que su nombre era muestra de su ignorancia musical: Sin-Do, y que sin Do componía.

Fue un prolífero compositor. Se afirma que hasta de unas 600 canciones, de las cuales por estos días de aniversario se intentan recuperar unas cien de ellas por la EGREM.

Mas, no le hicieran falta tantas para estar en el alto pedestal que ocupa. Basta con saber que es el autor de piezas antológicas como Perla Marina, La tarde, Mujer bayamesa, entre otras, para situarlo entre los mejores de cualquier época.

En 1928 viajó a París, junto a Rita Montaner y otros músicos cubanos, allí permaneció tres meses haciendo programas de habaneras. Grabó además infinidad de discos.

Sus letras revelan belleza poética. Después del triunfo de la Revolución recibió innumerables homenajes y reconocimientos.

En su amplio repertorio figuran otras importantes composiciones como Rendido, Labios de grana, Clave a Maceo, Retorna, La baracoesa, Adiós a La Habana, La alondra, El huracán y la palma, Fermania, Rayos de oro, Tardes grises, Ojos de sirena y Guarina.

El 9 de abril de 1961 le pidió a uno de sus hijos que le llevara a los estudios televisivos, pues sabía de una comparecencia pública de Fidel. Allí departió con el líder histórico de la Revolución Cubana. Una foto recoge ese otro momento importante de la vida de Sindo.

Con 101 años, falleció el 17 de julio de 1968. Sus restos descansan en el cementerio de Bayamo.

Esta gloria de la música cubana, le cantó a su Patria durante 89 años. Cada 17 de julio un grupo de trovadores lo recuerdan en el sobrio panteón que contiene sus restos mortales. Allí, sobre la losa, quedan nuevas flores y flotando en el aire las notas de esas canciones suyas que pasaron, junto a su memoria, a la inmortalidad.


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Narciso Amador Fernández Ramírez

Periodista que prefiere escribir de historia como si estuviera reportando el acontecer de hoy


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