¿Rara?

Que espectadores de la India, de Alemania, de Chile o de Cuba aplaudan con la misma intensidad y agradezcan un filme como Rara, demuestra que más allá de las diferencias religiosas, culturales, económicas y sociales, hay temas que urge a gritos tratar en la gran pantalla y otros espacios, aunque sean ¨la piedra en el zapato¨ para muchos.

El filme, el primer largometraje de la realizadora chilena Pepa San Martín, arrancó aplausos en tan diversas latitudes porque coloca sobre la mesa los numerosos prejuicios que en torno a la sexualidad aún nos rodean e invita a repensarlos, a valorarlos, a no subestimarlos pero sin dejar que nos dominen.

Para empezar, la trama tiene un basamento real porque parte de lo que le sucedió en el año 2003 a la jueza Karen Atala. El padre de sus hijas le quitó la custodia de ellas por considerar que sería un mal ejemplo para su crianza al compartir la vida con otra mujer. Siguiéndole los pasos al caso a través de la prensa y los testimonios, Karen recuperó la custodia de sus hijas…pero 12 años después, cuando ni ellas mismas ansiaban un cambio de vida.

Cuando Pepa me contó el argumento, no abordado desde un punto de vista biográfico y no visto desde la mujer sino desde las miradas de las adolescentes, me di cuenta que su vehemencia puede facilitarle el tratamiento de cualquier tema, tabú o no, en cualquier tipo de obra audiovisual. Pepa es fuerte, es íntegra, es sincera, es valiente, es sensible…y al llamar a la actriz Mariana Loyola para interpretar el papel de esa ¨mala madre¨ acertó redondamente.

Me interesa aportar a la lucha por la igualdad de derechos en un país sin que las preferencias sexuales rijan el porqué de las cosas, me dijo. Lo logró porque además puso en tela de juicio cuán justa puede ser la justicia, si en su andar los estereotipos y las estrecheces mentales propician la toma de decisiones de manera tan irracional.

¨Cuando la gente se emociona y reconoce sentimientos en su interior no evalúa si está haciéndolo en el terreno correcto o no, o si los dirige a quiénes debe o a quiénes no. Lo que se siente, se siente y no se puede negar, aunque a veces se pretenda ocultar¨.

Para Mariana Loyola fue un triple reto ¨porque asume el rol de una madre, una mujer lesbiana y una jueza, a la que van a juzgar todo el tiempo¨ Pero ante todo valora como una carta de triunfo de esta película, la idea de Pepa de enfocar el tema desde la visión de las niñas. ¨Una de ellas, más grandecita, Sara (Julia Lübbert) de 13 años, ya está permeada por los prejuicios sociales pero la más chica, Cata (Emilia Ossandón) de 9 años, actúa libremente, sin tapujos, y no entiende las etiquetas. Eso es lo que hace que el público lo piense, lo valore¨.

Me llamó la atención en la sala, durante la proyección, que las personas rieran y después dejaran caer las comisuras de sus labios con cierta ternura. ¨La película es inspiradora desde la mirada joven pero es firme en las ideas que plantea¨.

Rara ya tiene galardones. Obtuvo el premio del jurado en el último Festival de Cine de Berlín y además se alzó con el Horizonte Latino en el celebrado en San Sebastián, por defender y reivindicar los valores de las personas homosexuales, transexuales y bisexuales.  

Rara es una película que hay que ver, porque nos recuerda que lo más importante no son los temas en sí sino las maneras de llegar a ellos y ofrecérselos a los demás como cantera de polémica, reflexión y esperanza. Puede que la cinta en sí misma sea rara, por lo diferente, por lo alejada de esquemas y fórmulas, por lo emotiva…pero aun así, eso no sería lo más raro. Lo sería el hecho de que estando en la sala de cine, usted no se inmutará.