viernes, 3 de mayo de 2024

Jazz Vilá exorciza sus demonios y sus ángeles

Confesiones del director teatral, a propósito del inicio de una nueva temporada de la obra Rascacielos...

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 06/11/2014
0 comentarios

Jazz Vilá es uno de los directores teatrales jóvenes que se destaca dentro del panorama escénico de la Isla desde el estreno de la obra Rascacielos, puesta concebida con una mirada novedosa, interesante y renovadora. En pocos años, Vilá ha realizado una exitosa carrera profesional como actor cinematográfico, pero sus inicios en el mundo de la dirección se remontan a cuando era un adolescente que debutaba por sus dotes de líder carismático.

—¿Cómo fue tu primera experiencia en la dirección teatral?

"Mi primer trabajo como director fue una versión de La Casa de Bernarda Alba. Tenía 17 años y fue una pieza creada para su estreno en un espacio que rescaté del olvido: el cine México, en el capitalino municipio de Cerro. En aquel momento se volvió todo un suceso para la comunidad donde no había nada en materia cultural, sobre todo porque el cine estaba prácticamente abandonado hacía muchos años. De momento, esa obra vino a ser como un rayo de luz.

“A partir del visionado de la obra me invitaron a participar en unas jornadas en el Gran Teatro de La Habana, en homenaje a Federico García Lorca. Tuve el honor de abrir la jornada en la sala Alejo Carpentier justamente con esta versión de La casa de Bernarda Alba.

”Imagínate qué clase de responsabilidad, porque soy una especie de hombre orquesta con un equipo de gente que me sigue pero con muchas tareas que cumplir, aunque no era un trabajo profesional. La profesionalidad no te la dan los documentos sino la responsabilidad con que tú asumas un trabajo. Ahora mismo no tengo ningún documento que me acredite como director de teatro”.

—¿Cuándo te diste cuenta de tus inclinaciones por la dirección teatral?

"Te voy a confesar algo. Nunca quise ser actor, pero eso de dirigir siempre se me dio mucho. En la escuela siempre fui jefe de grupo o de aula. Me dicen que tengo don de gente: las personas me siguen porque soy responsable. Cuando entré en el mundo del teatro ese deseo fue creciendo en mí.

“En los últimos años he dirigido de manera más paulatina, aunque en Cuba lo primero que se ha visto es Rascacielos. Cuando dirijo es porque siento la necesidad de decir algo importante sobre lo que veo. A diferencia de la actuación, donde digo algo a través de un personaje que me dieron a representar, pero en la dirección están mis ideas en mi totalidad”.

—¿En Rascacielos exorcizas tus demonios?

"Mis demonios y mis ángeles, porque los nueve personajes de Rascacielos son nueve personalidades diferentes de Jazz Vilá. Todos los personajes tienen algún demonio o algún ángel mío, o algún momento de mi vida pasada, presente o futura, añoranza, nostalgia, y el peso del presente, de lo que vivo ahora mismo.

“Eso lo hago con cada obra que dirijo. La última noche, una revisión de un texto mío, fue loúltimo que dirigí en España. Esa obra también tenía muchas referencias a mi vida. En ella hablo de un grupo de hijos y sus madres, y las relaciones materno-filiales, en un momento donde estaba muy lejos de mi madre. El motor que me lleva a dirigir es algo que me impulsa como persona a decir algo. Por eso no se qué es lo próximo que haré”.

—En Rascacielos seguiste esa línea un tanto desacralizadora de Teatro El Público, pues desde la promoción de la obra se crearon determinadas expectativas.

"No es que yo levante falsas expectativas. Es un problema de falta de costumbre del público cubano. Cuando uno promociona un espectáculo debe utilizar todas las armas para que ese público se acerque, per se, más aún cuando no pretende que se acerque la gente que normalmente va al teatro.

“La obra no utiliza ningún otro recurso estético que pueda llamar a ese público que busca algo más visual, más contestatario. Quiero que venga gente nueva. Hoy los jóvenes solo ven humor y quiero que asistan a verse ellos mismos. Por eso hay que mezclar los recursos estéticos y los publicitarios y no hay por qué satanizarlo.

”En mi obra se habla de la relación de pareja más allá de la elección sexual. Por tanto, que ponga a la entrada del teatro a esas parejas besándose no es nada que deba escandalizarnos. Aunque eso no sea el móvil de la obra, en esencia hablo del amor. Y qué manifestación más limpia y más pura del amor que un beso: la unión más simple y, a la vez, más simbólica de la representación del amor.

”No creo que en ese sentido haya creado una falsa expectativa sino que haya preparado un preámbulo para que el público venga, vea, descubra. Y creo que lo hemos conseguido cuando tenemos un público que repite varias veces”.

—En Rascacielos se ensayan formas de producción poco habituales y que son a las que está abocado el teatro para su sobrevivencia futura. Cuéntame sobre esta experiencia.

"El éxito de Rascacielos no es solo a nivel de público y de crítica —puedo decirle después de 55 funciones— sino también un éxito de producción. De eso se han hecho eco numerosas páginas web en Internet, sobre todo porque he fusionado lo que aprendí del mundo occidental con nuestra realidad.

“Nosotros tenemos que aprender del resto del mundo, porque es evidente que los tiempos cambian y debemos aplicar lo que sea necesario para salvar algo tan importante para la sociedad como es la cultura. Debemos encontrar el camino donde confluyan estos dos mundos paralelos —mercado y arte— y no hay por qué desacralizar el mercado.

”En el mundo de las artes escénicas estamos muy rezagados en esa materia. Porque es normal ir a un restaurante privado y ver expuestas obras de la plástica e incluso tener la posibilidad de adquirir una de esas piezas. Yo me preguntaba por qué no puede suceder en las artes escénicas. Hay que buscar la vía.

”Parte de la trama de esta obra transcurre en un restaurante y como ocurre en La Habana actual para qué iba a inventarme un lugar ficticio cuando podía utilizar un restaurante real. A la vez que servía de ventana de visibilidad para ese espacio, funcionaba para que ellos me apoyaran a mí, no solo económicamente, sino con recursos como las meriendas para los elencos de actores que vienen a actuar.

”Es algo básico y muy importante, porque la gente tiene el estímulo a nivel espiritual para trabajar. Al ver que iba funcionando ese mecanismo se fueron sumando otras entidades y personas privadas que vieron la posibilidad de dar su aporte para salvar el teatro cubano que considero se encuentra en real crisis por la escasez de recursos para la creación”.

—¿Qué va a suceder en esta nueva temporada de Rascacielos?

"Siempre me planteé Rascacielos no como una obra de teatro sino como un proyecto más amplio con muchos apellidos. Empezamos con Rascacielos, la obra; continuamos con Rascacielos, la gira. El primero de diciembre se inaugurará Rascacielos, la expo, un recorrido por las 55 funciones y el proceso previo al estreno de la misma. Se trata de una exposición fotográfica aquí en la Casona de Línea. Incluye fotografías y elementos de la puesta en escena, carteles de las provincias donde se ha presentado la obra durante la primera parte de la gira.

“El 25 de noviembre, a las 6 de la tarde, dará inicio la temporada de la obra. Aunque la obra se mantiene en su esencia contiene algunos cambios no solo a nivel del elenco —tenemos algunas incorporaciones nuevas— sino también cambios en el apartado de vestuario, sonoro, de la dramaturgia de la pieza, donde hemos perfilado y ahondado en algunos elementos estéticos de la parte visual.

”Creo que una obra es un proceso vivo. Eso me hace amarla tanto. El hecho de haberla llevado a otras provincias nos sirvió de retroalimentación. El público se hizo preguntas distintas porque es otra su realidad, el tempo de la vida. Eso nos ayuda a perfilar muchos aspectos de la obra. El público se merece descubrir cuál es el toque nuevo de Rascacielos.

”Tampoco quiero crear falsas expectativas. No renunciamos a la música de Ernán López Nussa. No es una obra completamente distinta. Se mantiene la historia del pintor y las cuatros parejas interrelacionadas por el destino del pintor. Habrá un pequeño toque sorpresa que por casualidad incorporamos en el Festival de Teatro de Camagüey. Las funciones serán martes, miércoles y jueves, pero a las 6 de la tarde, horario habitual de la sala Llauradó”.

—También existe un proyecto de audiovisual. ¿En qué fase se encuentra?

"De hecho, estamos trabajando en el guion de Rascacielos, la serie. Ya se está materializando en blanco y negro. Se podrá llevar a efecto en el año 2015, aunque ya existe una parte de Rascacielos filmada en formato cinematográfico, con dos escenas editadas. En el audiovisual participaron Camila Arteche, Lulú Piñera, Gabriel Ricard, Catherine Richard, los cuatro actores del primer elenco.

“Fue una especie de prueba con la ayuda de Oleg Fresenko, un director ruso que vino a ver la obra y se interesó por ella. Ese material filmado es solo para ver por dónde va la idea. En el audiovisual habrá variaciones, pero siempre manteniendo el espíritu de la obra”.

Paralelo a su trabajo en esta nueva versión de Rascacielos, Vilá estará muy ocupado durante los próximos días cuando comience a laborar como actor en el rodaje de la película El acompañante, dirigida por Pavel Giroud. Será esta la sexta película cubana en la que actúa este joven y prolífico artista cubano que disfruta mucho dándoles vida a distintos personajes en el séptimo arte.


Compartir

Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión


Deja tu comentario

Condición de protección de datos