viernes, 29 de marzo de 2024

Fayad Jamís, cargado de luces, sombras y fortalezas

Fayad Jamís fue miembro del grupo modernista de Los Once, un verdadero símbolo del arte cubano…

Laura Mercedes Giraldez Collera en Exclusivo 27/10/2020
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Fayad
Envuelto en esa vorágine revolucionaria, en Fayad Jamís se comienza a notar una madurez artística y de pensamiento

Fayad Jamís (1930-1988), ese loco que jamás se cansa / de abrir ventanas y sembrar luceros, llegó a Cuba allá por 1936 y, después de recorrer no pocos parajes de esta tierra antillana, se instaló en el poblado de Guayos, en la hoy provincia de Sancti Spíritus, junto a su padre de ascendencia libanesa y madre mexicana.

Desde ese sitio de la geografía nacional fue testigo de la pobreza y la injusticia social que carcomían a la Cuba rural. También en nuestros campos aprendió a amar este terruño que lo acogió para siempre como hijo. Es por ello que, además de poeta, pintor, diseñador, traductor y diplomático, Fayad Jamís fue cubano, y a esta tierra caribeña le escribió. Y le escribió a su capital, por la cual sintió un amor profundo.

Qué sería de mí si no existieras / Mi ciudad de La Habana / Si no existieras mi ciudad de sueño / En claridad y espuma edificada, / Qué sería de mí sin tus portales, / Tus columnas, tus besos, tus ventanas. / (…) Si no existieras yo te inventaría / Mi ciudad de La Habana.

Aunque solo cursó dos años en la Academia de San Alejandro -debido a dificultades que presentaba la institución- el creador se adentró allí en el camino del dibujo y el modelado, experiencia que sin dudas incidió en la trayectoria del notable pintor abstracto, cuyas obras se encuentran expuestas actualmente en diversas galerías de Cuba y alrededor del mundo. 

Fayad Jamís además, fue miembro, más adelante, del grupo modernista de Los Once, un verdadero símbolo del arte cubano, que en los primeros años de la década del 50 irrumpió en la galería habanera La Rampa y alcanzó una connotación considerable en el ámbito artístico y cultural de la Mayor de las Antillas.

Ya era conocido en nuestras tierras cuando, en 1954, viaja a París y expone sus creaciones. Conoce el éxito. Brilla con esa luz que siempre marcó su transitar por el arte. Pero luego regresa a Cuba y se adentra en el más grande acontecimiento artístico y cultural que ocurriría en su añorada Patria: la Revolución Cubana.

Envuelto en esa vorágine revolucionaria, en Fayad Jamís se comienza a notar una madurez artística y de pensamiento, un cambio palpable en su línea poética. Su poesía se vuelve más compleja, dialoga con otros dilemas del hombre. De su poemario Los párpados y el polvo hasta el libro Por esta libertad, se evidencia el cambio.

El artista va asumiendo nuevas perspectivas, se acentúa su compromiso con el proceso revolucionario y, precisamente es por esta última entrega de las que hablamos, que en 1962 es galardonado con el Premio Casa de las Américas. 

Por esta libertad es un recorrido por los elementos simbólicos de esa nueva realidad cubana: el combatiente, el albañil, el carpintero, los bandidos, los muertos, las casas y escuelas nuevas, los tractores y fusiles, la esperanza. Es, esencialmente, un homenaje que desde la magia del verbo y la lírica, ofrenda el poeta a la Revolución Cubana.

Es expresión de un sentimiento popular: Por esta libertad de estar estrechamente atados / a la firme y dulce entraña del pueblo, / habrá que darlo todo/ (…) Por esta libertad de girasol abierto en el alba de fábricas / encendidas y escuelas iluminadas, / y de esta tierra que cruje y niño que despierta / habrá que darlo todo

Es la decisión del pueblo de defender lo conquistado, hasta las últimas consecuencias: No hay alternativa sino la libertad. / No hay más camino que la libertad. / No hay otra patria que la libertad. / No habrá más poema sin la violenta música de la libertad (…) Por esta libertad, / bella como la vida, / habrá que darlo todo; / si fuere necesario / hasta la sombra, / y nunca será suficiente.

El Moro u Onilio Estrada, como firmaba en ocasiones, también dirigió el suplemento dominical del periódico Hoy, y la revista Unión y la plana cultural de Comabte. Fue miembro del ejecutivo de la Sección de Literatura de la Uneac, impartió clases de pintura en la Escuela Nacional de Arte y fue embajador de Cuba en México.

A los 58 años partió Fayad Jamís hacia la eternidad, a ese parnaso donde habitan los grandes del arte cubano. Su obra, inmensa, sencilla, cargada de luces, sombras de su dura vida y fortalezas, permanecerá entre los cubanos como legado irrefutable de un hombre cuyos actos fueron consecuentes con su quehacer artístico.

Con tantos palos que te dio la vida / y aún sigues dándole a la vida sueños. / Eres un loco que jamás se cansa / de abrir ventanas y sembrar luceros. / Con tantos palos que te dio la noche, / tanta crueldad, frío y tanto miedo. / eres un loco de mirada triste / que solo sabe amar con todo el pecho, / fabricar papalotes y poemas / y otras patrañas que se lleva el viento.

Tanto así lo quieren los hijos de Cuba, que en ocasión de este, su 90 cumpleaños, una tarja conmemorativa fue develada en el Vedado capitalino, donde vivió sus últimos años.

Esa es una ofrenda de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, en colaboración con el Ministerio de Cultura, Casa de las Américas y la Uneac.


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Laura Mercedes Giraldez Collera

Periodista


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