viernes, 26 de abril de 2024

Relajar el rostro, la base del yoga facial

El rostro acumula, en cada una de sus zonas, tensiones que van afectando su funcionar armónico y pleno. Aprender a relajar los músculos del rostro es un secreto de belleza y bienestar...

Luis Manuel García Olivera
en Exclusivo 15/11/2020
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yoga facial
Para relajar el rostro podemos hacer igual que cuando relajamos el cuerpo: comenzamos a hacer un recorrido mental ascendente (foto: elmostrador.cl)

Hola amigas y amigos de Parada con Estilo, los senderos vuelven a cruzarse y el andar se nos hace más ligero cuando, cada semana, tenemos la gran suerte de encontrarnos con algún que otro peregrino que anda en busca de maneras simples que le ayuden a cultivar su belleza sin afectar su bienestar.

La semana antepasada había introducido, de manera muy general, alguna información sobre el yoga facial y sus beneficios para la salud y apariencia de nuestro rostro. Recuerdo había dejado también la promesa de comentar sobre alguna técnica en específico.

Después de mucho pensar sobre qué técnica comentarles decidí que lo mejor sería comentarles sobre la base de todas las técnicas, la relajación del rostro. Entrenarnos simplemente en relajar el rostro y aprender a hacerlo de manera consciente y voluntaria es, sin duda, lo que la gran mayoría necesitamos.

Para relajar la musculatura de nuestro rostro lo primero es comenzar a ser consciente de las tensiones que están presentes en cada una de las zonas. Nuestro rostro es como el espejo de nuestras emociones. Todos reflejamos nuestras emociones en él, y más importante es que lo hacemos casi siempre de forma involuntaria y autónoma.

Para relajar el rostro podemos hacer igual que cuando relajamos el cuerpo: comenzamos a hacer un recorrido mental ascendente, sintiendo cada una de las partes y tomando conciencia de las tensiones sutiles que puedan estar presente en cada zona para entonces relajarla de voluntariamente. Ese recorrido lo repetimos una y otra vez hasta que dejemos de sentir la más mínima señal de tensión. Para que el ejercicio les resulte más fácil les propongo el siguiente orden: cuello, mandíbula, mentón, labios y boca, orejas y sienes, mejillas, ojos y nariz, frente y entrecejo.

Pero la relajación del rostro es más eficaz y profunda si nos concentramos también en la respiración nasal. Tratando de sentir cómo el aire entra y sale por la nariz. Entra por las fosas nasales y pasa a la cavidad nasofaríngea, continúa por la laringe y desciende por la tráquea hacia los bronquios y a los alveolos pulmonares. Allí tiene lugar el intercambio gaseoso. Es allí donde el oxígeno llega a la sangre para luego llegar hasta cada célula del cuerpo.

Pero es también a través de la sangre que el dióxido de carbono llega a los alveolos después de haber recorrido el mismo camino que el oxígeno pero a la inversa para ser expulsado hacia el exterior.

Nos concentramos en el proceso respiratorio por unos cinco minutos, sintiendo como en cada inspiración de aire tomamos energía limpia y con cada expulsión nos liberamos de tensiones.

Para este y otros ejercicios nos podemos sentar en una posición cómoda, con la columna erguida y la mirada al frente. También los podemos hacer acostados. Es muy importante mantener relajados los músculos que no estemos utilizando en el ejercicio.

Como en todo ejercicio, para obtener los mejores resultados es de gran importancia ser constantes. Podemos practicar siempre que lo deseemos porque siempre nos hará bien y nuestro rostro quedará más relajado y con mejor tono.

Amiga y amigo, bien sé que quizás la simple práctica de relajar voluntariamente cada parte del rostro pueda parecerle simple y de poca importancia, sin embargo, nada más lejos de la realidad. Si se dedica a auto observarse con detenimiento durante todo el día, podrá percatarse de cuánta tensión hay acumulada en su rostro, en unas zonas más y en otras menos.

Lo peor de todo es que esa tensión, en muchos de los casos, lleva acumulada ahí, días, meses y hasta años. Eso quiere decir que parte de su rostro se ha adaptado a estar en constante tensión y por tanto ha tenido que reajustar su fisiología, algo que inevitablemente, ha traído o traerá como consecuencia que la piel y los músculos de la zona comiencen a experimentar transformaciones que se irán conjugando para hacer que los síntomas de envejecimiento lleguen a su rostro mucho antes de lo que deberían llegar.

Se acaba el tiempo pero comienza una nueva oportunidad para transformar en mejor nuestra vida, porque cada vez que se aprende sobre algo nuevo y sano, se está adquiriendo la gran oportunidad de hacer de nuestra vida algo siempre mejor.

Hasta la próxima semana, chao y suerte.


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Luis Manuel García Olivera

Estilista


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