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martes, 8 de octubre de 2024

Las hijas que somos las madres

Maternar es, de cierta forma, un regreso a la infancia propia; y, con ello, un baño de empatía hacia nuestros padres y madres...

Yeilén Delgado Calvo
en Exclusivo 23/12/2023
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Relación entre abuelos y nietos
La relación entre abuelos y nietos semeja un puente entre dos mundos. (Tomada de Pinterest)

Las niñas y los niños son de rápido aprendizaje. Enseguida le encuentran a la vida sus normas y sus mañas. Nos adivinan como si fueran buenos sicólogos. Saben de nuestros límites, y se apresuran por intentar correrlos siempre un poquito más.

En ese "estira y afloja", solemos perder la paciencia; porque entre los sacrosantos deberes de las madres está educar, y tememos mucho ser tan flojas que les hagamos daño.

Pero con abuelas y abuelos todo es más sencillo; ellos pueden dedicarse sin remordimientos a esa maravilla de "malcriar", a fin de cuentas, su papel es dar amor, crear memorias, sostener y apoyar.

Además, y sobre todo, están más conscientes que nosotras de lo rápido que el tiempo pasa y crecen esas criaturas caprichosas.

  • Consulte además: Hija

Sin dudas, cuando empezamos este viaje que es la maternidad entendemos muchas cosas de nuestra infancia. Volvemos a revivir sensaciones y experiencias, y ahí encontramos un arsenal esencial para ese trabajo arduo.

Y, también, nos llenamos de empatía hacia nuestros progenitores, porque entendemos que todo eso que nos parecía tan natural era en realidad el resultado de muchos sacrificios.

Quizá por tal razón es muy dulce verlos con sus nietos e incluso hacernos las mosquitas muertas y mandárselos un rato, a ver si logramos tener "un diez".

Bromas aparte, desde la abuelitud hay mucho que aportar. Fomentemos esa relación, ya sea por parte materna o paterna. Ellos les pueden enseñar de la historia de la familia, de la memoria, de paciencia, de respeto hacia los mayores, de amor sin apuros, de otras costumbres.

Asimismo, si ven cuánto queremos a nuestros padres, que los tratamos con consideración, que no los olvidamos, será sin dudas un referente importante en sus vidas. Recordemos si no, aquel cuento estremecedor de la escudilla de madera.

Ser madre es una forma diferente de ser hija, una más dulce y agradecida. Si tenemos la dicha de tener una familia completa, y, además, unos padres que fueron y son ejemplo y amorosos, aprovechemos este tiempo de celebración para que estén presentes en la vida de sus descendientes más pequeños; estaremos creando recuerdos para siempre.


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Yeilén Delgado Calvo

Periodista, escritora, lectora. Madre de Amalia y Abel, convencida de que la crianza es un camino hermoso y áspero, todo a la vez.


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