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jueves, 7 de noviembre de 2024

Link a la sexualidad

un blog de Mayte María Jiménez

Una dosis letal para el placer

Lejos de ser una ayuda para incrementar las reacciones sexuales del organismo, el consumo de drogas puede inhibir el deseo y condicionar tristes desenlaces en la intimidad...

Cubahora
en Exclusivo 24/02/2012
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Drogas Vs Amor
Drogas Vs Amor

Aparentemente liberadoras y placenteras, las drogas no solo provocan una falsa sensación de éxtasis, sino que pueden limitar el desempeño sexual de quien las consuma, pues cuando el efecto termina, el organismo aterriza a la realidad y las consecuencias pueden ser irreversibles.

Se ha demostrado que estas sustancias reducen la capacidad cognitiva y disminuyen, tanto el proceso de planificación de las acciones, como la capacidad de resolver problemas. Si el individuo consume más de lo que su organismo puede metabolizar queda atrapado en situaciones que no es capaz de resolver.

Según la Organización Mundial de la Salud una droga es cualquier sustancia que, introducida en el organismo, puede modificar una o varias de sus funciones. Su consumo habitual suele desembocar en drogadependencia o drogadicción, generando muchas veces una deformación de la conducta, de la percepción de la realidad y de la capacidad de decisión.

Sustancias como la llamada LSD alteran profundamente la función de relación del hombre, produciendo alucinaciones (percepción de cosas inexistentes) y ocasionan perturbaciones en el aparato locomotor.

La literatura médica advierte que en esta lista se insertan el tabaco, el alcohol, las pastillas, las drogas "duras" que son la heroína, la cocaína, y los fármacos.

En la intimidad estas conllevan a comportamientos de riesgo, que se  traducen en una mayor posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, además de conductas violentas y peligrosas.

CONSECUENCIAS "INESPERADAS"

Sin dudas el alcohol y la nicotina —presente en el tabaco— han sido las sustancias más consumidas en todas las edades, sin diferencia de sexos ni geografías. Para los adolescentes y jóvenes estas drogas son muchas veces un símbolo de adultez, que quieren mostrar sin importar las consecuencias.

El alcohol actúa sobre el organismo en dos fases. Primero se experimenta una sensación liberadora, que termina siendo un camino para intoxicar el cuerpo, sino se tiene la madurez o la actitud necesaria para frenarla a tiempo, para evitar la adicción.

Este es un depresor del sistema nervioso por lo que causa desinhibición, pero en dosis altas retarda el proceso de excitación, ocasiona pérdida de coordinación y en consumo frecuente bloquea la respuesta sexual y provoca impotencia.

Una de las consecuencias más frecuentes relacionadas con la sexualidad y el consumo de estas sustancias es el descontrol sobre sí mismo y la conciencia.

Los jóvenes, especialmente, olvidan la protección y con ello se incrementa el riesgo de enfermedades de transmisión sexual y de un embarazo no deseado.

También se descontrola el respeto hacia el otro, lo que puede conducir a malos tratos y agresiones sexuales.

En el hombre puede estimular el impulso sexual, pero dificulta la erección y por tanto la penetración, además retrasa el orgasmo y este es de más baja calidad. Mientras que en la mujer disminuye la lubricación vaginal, dificulta la consecución del orgasmo y también reduce la calidad de éste.

Cuando la ingesta es continuada se presentan trastornos neurológicos, endocrinos y vasculares que reducen de forma permanente e irreversible la respuesta sexual y potencian otros efectos negativos.

La marihuana, por ejemplo, puede ayudar a la desinhibición, relajar y producir "sensación" de bienestar, pero distorsiona la realidad por lo que impide realizar actividades de concentración y coordinación motora.
Además reduce los niveles de testosterona y puede causar disminución en la producción de espermatozoides, alterar el ciclo menstrual e interferir en la ovulación.

Investigaciones rigurosas han demostrado que el uso continuado de marihuana enlentece los reflejos, disminuye la lubricación vaginal en la mujer, inhibe la producción de hormonas masculinas y femeninas y disminuye la producción de esperma. Otra cosa son las apreciaciones subjetivas que dicen tener quienes la consumen.

La cocaína —otra sustancia altamente tóxica— es un alcaloide que aumenta la liberación de dopamina, noradrenalina y serotonina, estimulando con ello el sistema nervioso central. Si se consume frecuentemente provoca disfunciones sexuales e infertilidad en ambos sexos.

También los llamados esteroides son utilizados para aumentar la virilidad. Sin embargo, después de consumirlas por algún tiempo ocasionan un aumento del tamaño de la próstata y la disminución de los testículos.

Otra sustancia es el Speed, el cual aumenta la liberación de dopamina, y al consumirla frecuentemente provoca la disminución del deseo sexual: en los hombres ocasiona trastornos eyaculatorios y en la mujer anorgasmia.

Mientras, la conocida como éxtasis ocasiona un aumento en la liberación de serotonina y a corto plazo ocasiona problemas neuronales, disminución de la libido y de la respuesta sexual.

El Poppers al inhalarlo retrasa la eyaculación, pero su uso continuo acarrea problemas coronarios o de tensión arterial con su repercusión negativa en la sexualidad.

La LSD, debido a las alucinaciones que produce, la experiencia sexual es confusa y difusa. Su uso continuo provoca ansiedad, pánico y repetición de los primeros efectos, lo que afecta la sexualidad. En las mujeres embarazadas aumenta el riesgo de malformaciones congénitas en el feto.

La heroína es un potente depresor del sistema nervioso central por lo que provoca disminución en el interés sexual, retraso en la eyaculación, alteraciones en la erección y disminución de la hormona masculina testosterona; y en la mujer también disminuye el interés sexual y aumenta las dificultades para conseguir el orgasmo.

Entre los consumidores habituales se han descrito trastornos en la erección, como impotencia e incluso erecciones dolorosas. En fases posteriores aparece desinterés sexual, tanto en el hombre como en la mujer.

La búsqueda del goce no puede convertirse en una carrera mortal, que no depara en medios peligrosos para alcanzar el fin. Pensar que las drogas son la solución a los problemas en la intimidad, o que son una "varita" mágica que despliega toda la capacidad de placer, puede ser un error definitivo que nos aleja del placer en dosis letales.


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