sábado, 18 de mayo de 2024

La manzana de Adán

un blog de Adán Iglesias Toledo

¡Control, señores, Control!

Mostrar el bolso a los encargados de la seguridad se ha vuelto un ritual monótono y de dudosa efectividad...

Adán Iglesias Toledo
en Exclusivo 24/04/2014
2 comentarios
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Los C.V.P. a veces exageran en sus labores. (Adán Iglesias Toledo / Cubahora)

¡Que importante es el orden y la preservación de los bienes personales y sociales!

A la custodia de estos la humanidad ha destinado recursos humanos y financieros de todo tipo, pero siempre hubo alguien que burló los controles y logró sencillamente robar.

De niño yo observaba en las calles cercanas al puerto, inmensas cajas de madera, con materiales de importación sin aparente custodia, bajo el sol y “sin serenos”.

Ahora es casi imposible ver algo fuera de las áreas del puerto y estas están bien custodiadas por personal especializado.

Los Cuerpos de Vigilancia y Protección C.V.P. aparecieron a inicios de los 90. Los distinguía su marcialidad y uniformes y era una fuerza destinada a controlar el orden sobre todo mercantil, aunque con el paso del tiempo fueron contratados sus servicios por las más diversas empresas.  Cuidar, custodiar, fue algo que siempre se hizo, pero no con la organización que ahora distinguían a este grupo de personas organizadas bajo la estructura de infantería y con uniformes.

Anterior a este proceso usted podría encontrar en algunos puestos de trabajo, a parte de algunos celadores, un cartel que gritaba: Aquí funciona un Cuerpo de Protección Física y eso casi nunca se sabía en qué consistía realmente.

Una competencia de lanchas rápidas modernas en el litoral Habanero, también por esta década, nos despertó con los SEPSAS. Jóvenes de buen porte físico custodiaban con celo y comunicadores de alta frecuencia las modernas lanchas que serían bajadas a la mar en la Avenida del Puerto. Sus uniformes azules, más bonitos que los C.V.P., sus meriendas de laticas y largos panes envueltos en celofán, los diferenciaban de la otra fuerza vigilante.

Casi todos los jóvenes quisimos pertenecer a los SEPSAS… Que para no inquietarlo le diré que son los Servicios Especializados de Protección y Seguridad, Sociedad Anónima. La S que sobra se refiere al plural. Aquella motivación, igual que la de los C.V.P. también se incremento, cuando conocimos la cantidad de productos alimenticios y de aseo que le ofertaban mensualmente a ambas organizaciones.

Fue significativo  el número  de personas que quisieron formar parte de los C.V.P. En realidad, muchos jubilados optaron por esta opción de trabajo, lo que les permitió aumentar sus ingresos financieros.

No creo que alguien desmienta esta singularidad de ambas organizaciones. En unas se ubicaron los más jóvenes y en otras las personas de mayor edad. Pero el tema no es la edad en sí, el tema que a muchos nos llama la atención, es la formalidad que asumen la mayoría de estos consagrados trabajadores (trabajar de madrugada, lleva un desgaste considerable) a la hora de revisarte, lo que entras o sacas del centro de trabajo que ellos estén custodiando. Una identificación es imprescindible para acceder a un centro custodiado por “un CVP”, no importa que te salude todos los días, el documento es el documento y eso lo comprendo.

Para entrar o salir usted debe mostrar las pertenencias que lleva en su bolso, mochila o maletín. Este es otro ritual imprescindible, pero tan formal, que usted le puede mostrar cualquier artículo que difícilmente te custionen su procedencia.

No es nada personal con mis amigos CVP, pero al no poder llevar un control real de lo que uno entra a un centro  en sus pertenecias, tampoco puede saber si lo que sale con usted es de su propiedad. No propongo solución alguna, sigo en mi ritual diario de mostrar mi mochila al CVP, aunque él no sepa si lo que saco fue lo que entré o viceversa.


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Adán Iglesias Toledo

Amo contar mi realidad en imágenes. Soy caricaturista y director del Dedeté, suplemento de humor de Juventud Rebelde.

Se han publicado 2 comentarios


Adán
 28/4/14 13:40

Gracias Arístides!

Arístides
 24/4/14 21:25

Amigo Adán, no sabía de la existencia ni las responsabilidades de esa organización que mencionas como SEPSAS (por sus siglas en cubano, como suele aclararse), que corresponde a “Servicios Especializados de Protección y Seguridad, Sociedad Anónima”, como nos dices. Por lo de “sociedad anónima” le hace sonar como de carácter de empresa privada, por el contrario del Servicio de Vigilancia y Protección (CVP por sus siglas también en cubano) que al menos que sepa era dependencia del Ministerio del Interior según recuerdo. Qué haya quienes como personal de seguridad, se excedan o cumplan fielmente con su responsabilidad, es muy común. No dudo que molestan a la larga, pero no queda otra que aceptarlo así. Lo contrario sería buscarse un problema que al final no nos daría la razón. Y de qué medidas que cumplen no son todo lo efectivas que se supone, no hay la menor duda. Lo que nos mencionas en cuanto a tirarles un vistazo a los bolsos, mochilas, carteras, etc. es una de ellas. La de que haya que mostrarle una identificación, en la mayoría de los casos “al vuelo”, es otra. Muchísimos de esos “humildes servidores del estado” están afectados de la vista por añejamiento, teniendo en cuenta que son retirados “reciclados”, y ni con espejuelos pillan bien. Y para remachar el clavo, hay muchos conciudadanos que por necesidad, o también vicio, tratan de pasarles gato por liebre. ¿Y lo logran? ¿Quién lo duda? Si no fuera así, ya se hubiera acabado el llamado “comercio subterráneo”, entre otros “males” todavía tan necesario, que da vida a muchos “bichos”, eso sí, pero por el que logran sobrevivir muchos más cubanos aunque les cueste un ojo de la cara y la mitad del otro.

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