sábado, 27 de abril de 2024

¡Cuidado, te quieren robar tu felicidad!

Conviene estar alertas e identificar a los ladrones de felicidad para neutralizarlos...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 08/04/2022
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Ladrón-Felicidad-Foro
Cada personajillo que intenta impedirte ser feliz, tiene sus características, por lo cual es conveniente hacerles un traje a la medida para cuidarnos de ellos. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

Estos ladrones de felicidad de los cuales hablamos la semana anterior son expertos en asaltarnos en el momento en que están creadas las condiciones, y es conveniente detectarlos para que no logren amargarnos el día.

Por regla general, siempre aparecen cuando hay situaciones complejas como las ocasionadas por la demora en llegar el ómnibus, una larga cola, un producto o cualquier pieza que no encontramos por mucho que busquemos.

Si estamos alertas, son relativamente fáciles de identificar, pues entre sus características están las de abordar temas relacionados directa o indirectamente con las cinrcunstanciones del lugar donde nos hallamos.

Y nunca habla una sola vez y se callan, suelen lanzar una primera carga para desconcertar, lo mismo en forma de pregunta como afirmación: ¿Hace mucho rato que no pasa la guagua? ¿Saben a qué hora vendrá?

Después que nos hacen calcular el tiempo transcurrido desde que llegamos a la parada y estimar los minutos que pasaron antes, también nos induce a que seamos adivinos para decir a qué hora llegará el próximo vehículo.

Y antes de que podamos reaccionar, empiezan a escamotear, es decir, hacer desaparecer de nuestra mente la capacidad de resiliencia que hemos basado en razonamientos como que la espera de la guagua vale la pena porque iremos hasta nuestro destino sin realizar una larga caminata.

Las medidas defensivas para repeler el asalto pueden ser muy variadas y dependen tanto de nuestras peculiaridades como las del ladrón, y las que comparto en esta ocasión son susceptibles de modificar.

Confieso que las aplico solo cuando llego a convencerme de que se trata de alguno de esos personajillos, aunque no dudo de las posibilidades de error, pues no existe un aparato que haga mediciones con exactitud en estos casos.

El primer contra ataque consiste en el silencio, apenas mirarlo la primera vez, y alejarme, pero no siempre es efectivo porque si alza la voz, logra sus objetivos crear desesperación y desesperanza, lo cual puede llegar a crear situaciones violentas.

Cuando nos tiene cercados, con la retirada cortada, sin alternativas para que cambiemos de posición, hemos apelado a exagerar todo lo que afirma el ladrón de felicidad, y en ocasiones hemos observado sus rostros contrariados, llenos de ira.

Este fue un diálogo de ayer por la mañana con un Ladrón de Felicidad (LF):

LF: ¿Hace mucho rato que estas esperando la guagua?

Más o menos 15 minutos.

LF: ¿Usted cree que demore mucho?

No sé.

LF: A lo mejor estamos la mañana aquí y no pasa.

Por mí sería lo mejor que pueda pasar porque no tengo deseos de ir a donde voy, y por lo menos aquí estoy tranquilo, sin nada que hacer.

LF: Ahorita empieza el sol aquí y nos vamos a derretir.

Si nos da el sol, es que la guagua demora, y eso a mi me conviene, y entonces me voy para la acera de enfrente que allí hay una mata que da buena sombra.

LF: Como está el tiempo ahora que lo mismo hay sol que empieza a llover, lo único que nos falta es una aguacero de pronto.

Por mí, puede empezar a caer agua ahora mismo que me conviene porque sembré unas matas y así no tengo que regarlas.

LF: Creo que voy a tener que irme caminando.

Y mientras se alejaba ese personajillo que ya conocía de otras ocasiones, fui calmadamente hacia un parquecito cercano donde me senté a redactar estas notas en el teléfono para convertirlo en un documento que envío a la redacción de Cubahora, pues estaba en la parada de la guagua, pero no esperándola, sino buscando el celular en mi bolsillo para escribir cuando llegó el Ladrón de Felicidad.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.


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