jueves, 25 de abril de 2024

MTV y sus empujoncitos contra el Socialismo

Fue un deslumbramiento por lo occidental al que contribuyó la mercadotecnia de la trasnacional...

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 26/06/2020
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Logo MTV años 80
Desde su surgimiento, MTV había deseado colonizar todo el mundo (Foto: Musica News)

Tras la implosión del socialismo europeo, los magnates de los conglomerados culturales subieron por su crédito al escenario político; por el mérito público de su empujoncito en el publicitado colapso de la “Cortina de Acero” y la instauración de otro mito, el “Fin de la historia”. Ted Tunner atribuyó el mérito a la CNN y a los Goodvwill Games.  Por su parte, Summer Redstone, entonces presidente de la Viacom International, resaltó el aporte de MTV, el canal de los videoclips. “Hemos llevado la MTV a Alemania del Este, y eso el día después de la caída del Muro de Berlín” —expresó el multimillonario.

Redstone hizo aquel comentario en enero de 1990, durante la conferencia anual de medios de comunicación Drexel Burnham Lamben. Tesis que repitió en octubre de 1994 cuando fue entrevistado por Forbes: “MTV está asociada con las fuerzas de la libertad y la democracia en todo el mundo. Cuando cayó el muro de Berlín, los guardias de seguridad de Alemania del Este sostenían paraguas con el logo de MTV. La MTV es la vanguardia. Es irreverente. Está contra el sistema” — Contra el sistema socialista, quede claro.

Desde su surgimiento, MTV había deseado colonizar todo el mundo. A partir de aquel 1.° de agosto de 1981, en que se escuchó “Señoras y señores, rocanrol”, el primer anuncio emitido por esta joint venture de la Warner Communications de Steve Ross y la multinacional American Express de James Robinson III. Lo hizo explícito Tom Freston, presidente y CEO de MTV Networks entre 1987 y 2004 y ligado a la compañía desde sus inicios: “Nuestro objetivo es estar en cada lugar del mundo”.  Y esto sin cambiar a MTV, que aún las franquicias fueran lo más parecido posible a la original, es decir, que reprodujeran y globalizaran el american way o life y el american way of thinking. Su lema One Planet/One Music, es toda una declaración de intenciones respecto a esa filosofía imperialista de MTV, de convertirse en la primera televisión global.

Fue un hecho, no solo los cohetes de la OTAN apuntaban hacia la URSS y Europa de Este, también las parábolas de MTV. Su franquicia en el viejo continente se lanzó ese primer día desde Ámsterdam, Holanda, con una actuación en vivo de Elton John. El primer video mostrado en MTV Europe fue “Money for Nothing de Dire Straits”, que comienza y termina con la repetición de la línea “Quiero mi MTV”, un coro repetido también al este del muro de Berlín. En 2001, la cadena se renombró MTV European, y luego, en febrero de 2008, regresó a su nombre original de MTV Europe, cuando la cadena trasladó su sede de Londres a Varsovia, más cerca de Rusia. A partir de 2016, MTV Europe transmite en la mayoría de los territorios del antiguo bloque socialista: Albania, Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Croacia, República Checa, Estonia, Georgia, Kosovo, Kazajistán, Letonia, Lituania, Moldavia, Serbia y Eslovaquia.

La famosa imagen, empleada por MTV de un astronauta plantando una bandera con el logo de la cadena en la Luna expresa claramente esta ambición imperialista por la conquista de las mentes y de los patrones de significados que dan sentido a los fenómenos. Metáfora a la que remite el videoclip “Bang” de la banda de rock soviética Gorky Park. Video musical lanzado en 1989 como el sencillo principal de su álbum debut homónimo y con el que la banda rusa se convirtió en la primera del país en ser promovida por MTV. En la MTV estadounidense permaneció dos meses en el Top 15, hasta alcanzar el número 3. Gorky Park se dio a conocer por utilizar estereotipos sobre los rusos, en instrumentos, vestimentas y símbolos comunistas, pero fue occidentalizando su imagen como se puede ver en el audiovisual.

“Bang” es una muestra evidente de la “cultura de mosaico” actual y que interesadamente promueven las trasnacionales de la información y del entretenimiento. Esa en la que se fragmenta o sesga la información y en la que el convencimiento —o la persuasión— se consigue mediante la asociación de ideas o imágenes. Por semejanza, como pasa con el logo de la agrupación (GP), que se parece a la hoz y el martillo, pero con su reiteración simultánea sumado al discurso “apolítico” de la canción consiguen la banalización del primero, su liquidación semántica. También por simultaneidad, se canta en inglés, pero el coro repite como onomatopeya el “da” —sí en ruso—:“Bang, di da da da da/ Dime sí y alimentemos el fuego/ Bang bang, di da da da/ Nada más quiero escuchar un sí”; se intercalan reiteradamente símbolos norteamericanos con soviéticos. Todo para inducir dos ilusiones muy caras para los arquitectos de la Perestroika: se debía poner fin al “síndrome de fortaleza asediada y se debía volver al cauce civilizatorio de Occidente.

Gorky Park fue una de las bandas rusas que participaron en el Moscow Music Peace Festival, celebrado los días 12 y 13 de agosto de 1989 en el Estadio Olímpico Luzhnikí, de Moscú. En el que participaron algunas de las bandas más influyentes de la época, Bon Jovi, Skid Row, Cinderella, Mötley Crüe, Ozzy Osbourne y Scorpions.

Klaus Meine, el autor del éxito de Scorpions “Wind of Change”, al  rememorar las emociones vividas en aquel Festival, y que inspiraron el más sonado hit de la banda alemana, no dejó de mencionar a MTV. “Estábamos todos en un barco navegando en el río Moscova. Todos los músicos, la MTV, periodistas. Era un poco como si estuviera todo el mundo en un solo barco y todos hablaban el mismo lenguaje: la música —compartió—. El lenguaje de la música se entendía en todos los lugares y eso se notaba especialmente en la URSS en 1988 y 1989”.

De ese viaje en barco salió la primera estrofa de la canción: “Sigo el Moscova/ hacia el parque Gorky/ escuchando los vientos de cambio. Una noche de verano en agosto/ soldados pasan por allí/ escuchando los vientos de cambio”.

Dos veranos antes, en pleno apogeo de la Perestroika, había tenido lugar la primera presentación de una estrella rockera de Occidente. El 2 de agosto de 1987, en el Complejo de Deportes Lenin de Leningrado, Billy Joel ofreció un concierto alentado por los EE. UU. y la Agencia de Información del Ministerio de Cultura soviético; en virtud de los acuerdos entre Reagan-Gorbachov en la Cumbre de Ginebra 1985.  Aquella experiencia en la URSS impactó tanto a Billy Joel que dos años más tarde escribió “Leningrad”, incluido en el álbum “Storm front”, que se editó a finales de 1989.

Antes de aquella cumbre de Ginebra, el presidente estadounidense se preguntó ante la prensa si no sería maravilloso que los norteamericanos pudieran ver más veces el teatro Bolshoi y los soviéticos tuvieran, a cambio, a los Beach Boys cantando en Moscú y los niños de la Unión Soviética pudieran ver el programa de televisión Calle Sésamo. El presidente del imperio se entusiasmó con la idea de miles de estudiantes rusos yendo a Estados Unidos para aprender “el espíritu de la libertad” y ver que no se quiere “hacer daño a la URSS”, así como a la juventud norteamericana viajando en el sentido contrario. Era la expresión de una vieja práctica imperial.

MTV, como otras televisoras satelitales occidentales, heredó el papel que jugaron Radio Free Europe (RFE) y Radio Liberty, emisoras de radio creadas a mediados del siglo pasado por la CIA y el Departamento de Estado para destruir desde adentro el socialismo en Europa. Con un impacto valorado así por el antisocialista polaco Lech Walesa: “…el papel de estas emisoras fue similar al que juega el sol con relación a la tierra”.  Lo que ya no era con el jazz, sino con el rock y el pop, esparciendo los estereotipos de la cultura occidental que expresan y reproducen los productos fundamentales de MTV: los videoclips y los spots comerciales.

Se dice que el primer video emitido por MTV fue “Video Killed The Radio Star” (“El video mató a las estrellas de la radio”) de la banda The Buggles, tema en el que el cantante declara: “La imagen llegó y destruyó tu corazón” (“Pictures came and broke your heart”). Frase que aludía, tal vez sin pretenderlo, a un descubrimiento de los manipuladores, más que generalizado por las industrias culturales hegemónicas: los mensajes empaquetados en diferentes tipos de signos son siempre más efectivos. Le Bon, el “Maquiavelo de la sociedad de masas”, lo expresó así: “La multitud piensa en imágenes, y la imagen que aparece en su imaginación a su vez suscita otras que no tienen relación alguna con la primera.

Para el exmilitar y expresidente de MTV Europe, Bill Roedy, el canal fue aparato ideológico en el sentido propuesto por el marxista Louis Althusser. “Solía decir que, si todo el dinero que invertimos en la Guerra Fría lo hubiéramos gastado en televisión por satélite y música, la Guerra Fría habría terminado mucho antes”. Para el empresario: “MTV probablemente jugó un papel muy significativo en el final de la Guerra Fría. Es una ventana hacia Occidente que llegó a representar el libre flujo de expresión. Cuando fuimos a lo que entonces era el bloque de este, encontramos a gente que ya nos conocía a través de la piratería”. Un rol jugado en la guerra cultural contra el socialismo que confirma Tom Freston: “MTV fue una ventana a la libertad y al estilo de vida occidental en la Unión Soviética”. Empujoncito que ha dejado más claro en el caso de la RDA: “A medida que las imágenes de las CNN o la MTV lanzaron a gentes anteriormente aisladas tras el Telón de Acero, crecieron las expectativas sobre como (sic) debía vivirse la vida, haciendo que fuera imposible mantener regímenes totalitarios. En cierto sentido Madonna derrumbó el Muro de Berlín”.

Y cuando se expresa lo de “estilo de vida occidental” entiéndase una serie de fantasías materialistas en torno a bienes y servicios que no existían en las extintas RDA y la URSS, como tampoco en los demás países del bloque socialista. Una apetencia más por las vitrinas que por los productos mismos, “antojos alimentados por la perestroika para todo lo brillante y occidental” y que los videoclips y spots comerciales de MTV estimularon con creces. Sépase que anunciantes como Benetton y Renault hicieron publicidad a la hora en que MTV se emitía en la URSS, cuando sus productos aún no estaban disponibles allí.

Bajo estos bombardeos de símbolos, en la Europa socialista de entonces no solo se hizo creíble el ya gastado refrán de que “la MTV y McDonald's llevan la paz y la democracia al mundo”, sino el mito eurocentrista de que desde Occidente llegaba el desarrollo. Eso explica que, en noviembre de 1989, al preguntarse en una de las ediciones de la revista Novedades de Moscú ¿Por qué derrumbaron el muro? respondieran: “No solo porque el Mercedes sea mejor que el Trabant. Los alemanes tampoco viven solo de pan”. Y que, en la portada del 18 de febrero de 1990, apareciera una foto con una larga cola de rusos esperando para acceder a un MacDonalds y el siguiente titular “¿Para qué hacemos cola?”. Respuesta que apuntó en el mismo sentido asentado por aquel spot de Pizza Hut de 1998, protagonizado por Gorbachov y por el que recibió un millón de dólares, “ganamos inestabilidad política, sufrimos  carencias económicas, pero… ¡tenemos  Pizza Hut!”.  

Un deslumbramiento por lo occidental conseguido por la mercadotecnia capitalista  y que expresó, Sasha Raspopina, en relación con la irrupción en 1998, en casi todos los televisores del país, de MTV Rusia: “…una verdadera tormenta de cultura pop —como lo calificó la periodista—. Se trataba de entretenimiento por sí mismo, algo que nunca antes habíamos experimentado realmente. Como era nuevo, lo importamos al igual que importamos barras de chocolate en ese momento”.  En su opinión, “esta preferencia por lo importado y lo extranjero se convirtió en automático”.

Otra adoradora de MTV, Alexandra Garmazhapova, compartió en Novaya Gazeta su alegría de que su infancia hubiese sido en “los años 90 y 00”. “Mi generación tuvo suerte: crecimos en un país libre. Pobre pero libre. Escuchamos música basura (gracias a MTV y MuzTV) (…), las chicas de mi clase llevaban faldas de tartán y corbatas flacas a la escuela imitando a t.A.T.U”.

Para Sasha y Alexandra resultaba una satisfacción “patriótica”, ese logro de MTV y de occidente, de que San Petersburgo no fuese “mundano”, “postsoviético” y que tuviese “credibilidad callejera, como Los Ángeles y Nueva York”. Era como la consumación en el imaginario de los jóvenes rusos de aquella frase: “prefería recibir una puñalada en el metro de New York, a morir de aburrimiento en Moscú”, vertida por el socialdemócrata Felipe González al inicio de la Perestroika y con tan venenosos significados que sabiamente analiza el investigador ruso Serguei Kara-Murza en su libro Manipulación de la Conciencia.

De modo, que no fue alarde de estos millonarios. Los empujoncitos MTV no solo contribuyeron a tumbar el Muro de Berlín y corroer el núcleo cultural socialista en el este europeo, sino que asentaron los estereotipos y valores de la capa marginal de la cultura estadounidense, como ya ejemplificamos en un texto anterior.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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